
Protestas contra la presencia de agentes de inmigración y fuerzas militares en California surgieron en diversas ciudades de Estados Unidos, mientras que en Los Ángeles, algunos propietarios de negocios han optado por apoyar a las comunidades latinas e hispanas afectadas por recientes redadas federales de inmigración a través de iniciativas propias.
Entre quienes han decidido actuar desde su ámbito profesional se encuentra SueEllen Mancini, de 34 años, propietaria de Sad Girl Creamery, una heladería con sede en Los Ángeles que se distingue por ofrecer sabores inspirados en la cultura latina, como “chocoflan” y cheesecake de mermelada de guayaba. Mancini explica que, debido a su responsabilidad como cuidadora principal de su madre, no puede participar en las protestas que se han multiplicado en el estado.
No obstante, explicó que buscaron más formas de ayudar: “Pero pensé: ‘Bueno, podemos unirnos y contribuir, aunque sea un poco. Creo que la mayor contribución personal es económica”.

Mancini afirmó que donaría el 20% de las ventas, incluidas las propinas, de su tienda temporal que ubicaría el domingo en el evento Smorgasburg del centro de Los Ángeles a la Coalición para los Derechos Humanos de los Inmigrantes (CHIRLA), un grupo que, según CNBC, es un grupo a favor de los derechos de los migrantes con sede en el condado de Los Ángeles.
La historia de Sad Girl Creamery es inseparable de la trayectoria personal de Mancini. Fundada en 2021 desde su propia casa, la heladería nació tras la compra de una máquina de hacer helados por 300 dólares. Lo que comenzó como un pequeño proyecto doméstico se transformó en un negocio que rinde homenaje a las raíces latinas de su fundadora. Sad Girl Creamery ofrece sabores inspirados en postres tradicionales de América Latina y creaciones regionales, como dulce de leche argentino con donas, chocoflan, tres leches con fresas y chocolate caliente mexicano con malvaviscos. Esta propuesta gastronómica ha convertido a la heladería en un referente local, especialmente entre quienes buscan sabores que evocan la memoria y la cultura de sus países de origen.
“Creo que es importante predicar con el ejemplo y contribuir a quienes trabajan el terreno para marcar la diferencia, incluso si no se puede estar presente. Significa mucho poder retribuir a las personas que están pasando por las mismas situaciones que hemos pasado en el pasado”, añadió.
La emprendedora explicó durante su diálogo con CNBC que la noticia de las recientes redadas de inmigración tiene un significado especial para ella. Durante su adolescencia, su hermano mayor, que entonces tenía 18 años, fue deportado. Había nacido fuera de Estados Unidos, pero llegó al país siendo un bebé y desconocía su estatus migratorio.
“Mi hermano tenía solo un año cuando llegó a Estados Unidos, así que EEUU era literalmente todo lo que conocía hasta su deportación”, relata Mancini. “Esto ocurrió antes de la (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia)”. Su madre la tuvo a ella en territorio estadounidense, lo que la convirtió en la única ciudadana y persona documentada de la familia durante 25 años.

La familia de Mancini, compuesta por su madre, su hermana mayor y ella, continúa afrontando los costos legales para lograr el regreso de su hermano a Estados Unidos.
“Es un proceso dolorosamente largo y realmente costoso”, señala. Esta experiencia ha reforzado su compromiso con las causas migratorias y su deseo de apoyar a quienes enfrentan situaciones similares. Sad Girl Creamery opera actualmente desde una cocina comercial en Culver City y distribuye sus productos en tiendas de la zona metropolitana de Los Ángeles.
Mancini trabaja junto a su madre, Maria Lupes, quien ha sido una influencia fundamental en su vida y en la gestión del negocio. “Mi madre siempre ha sido muy trabajadora, independiente y una pensadora ágil”, describe Mancini. “Todo lo que tengo viene de ella; su ética de trabajo y creatividad definitivamente me han influenciado”.
Originaria de Houston, Mancini se mudó a Los Ángeles en 2018, lo que le permitió reconectar con sus raíces familiares en Uruguay y Chile.
“Cuando lo visité por primera vez, vi de inmediato lo centrada en la comunidad latina que es la ciudad, y eso me hizo sentirme cerca de mi propia cultura”, declaró a LA Times en 2023. “Eso me motivó a acercarme a ese lado de mí misma al que nunca había prestado atención. Vengo de una familia inmigrante, crecí así”, afirmó.