Río de Janeiro vivió escenas de guerra durante una operación policial contra el narcotráfico que, según informaron autoridades locales, se convirtió en la más letal de la historia de la ciudad con al menos 64 muertos. El despliegue, que reunió a 2.500 policías fuertemente armados, tuvo como objetivo principal frenar la expansión del Comando Vermelho (CV), considerado la mayor organización criminal del estado, de acuerdo con un comunicado del gobierno estatal en X.
El operativo se desarrolló en los complejos de Penha y Alemão, ubicados en el norte de la ciudad, donde se registraron tiroteos, incendios y enfrentamientos con presuntos miembros del CV. Según un periodista de AFP, la acción de los uniformados incluyó el uso de 32 vehículos blindados, dos helicópteros y drones, con los que se intentó acceder a áreas dominadas por la organización criminal.
Una fuente de los servicios de seguridad del estado confirmó que la cifra de muertes ascendió a 64, incluyendo cuatro policías, aunque no detalló si los fallecidos restantes eran exclusivamente integrantes de grupos criminales. Las detenciones alcanzaron a 81 personas y, según el balance oficial difundido por el gobierno estatal, se incautaron 42 fusiles y una importante cantidad de droga.
Durante la jornada, un fotógrafo de AFP constató la detención de varios hombres por parte de los agentes en la favela Vila Cruzeiro. Muchos de ellos fueron conducidos descalzos y sin camiseta, mientras ráfagas de disparos continuaban resonando en la zona, con comercios cerrados y calles bloqueadas.
El impacto de la operación se extendió a más de 200.000 residentes, quienes, según la asamblea legislativa del estado, sufrieron las consecuencias de escuelas cerradas, desvíos de autobuses y suspensión de servicios en unidades de salud.
El gobernador Cláudio Castro, aliado del ex presidente Jair Bolsonaro, aseguró que la acción busca combatir el narcotráfico y agregó que los “batallones están en estado de atención y alerta ante posibles represalias”. Castro compartió en X imágenes de cómo los agentes fueron atacados con bombas lanzadas por drones y señaló: “No es crimen común, es narcoterrorismo”.
Desde 2020, la Corte Suprema de Brasil impuso restricciones a los operativos en favelas, limitando el uso de helicópteros y las acciones cercanas a escuelas o centros de salud, medidas que fueron levantadas este año. El historial reciente de violencia evidencia la magnitud del problema: en 2024 han muerto cerca de 700 personas en intervenciones policiales, a razón de casi dos por día en Río de Janeiro.
Organizaciones de derechos humanos y especialistas han reiterado sus críticas a este tipo de despliegues, señalando que tienen “baja eficacia contra las organizaciones criminales”. La diputada Dani Monteiro, presidenta de la comisión de derechos humanos de la asamblea legislativa, exigió a través de una declaración enviada a AFP que se aclaren “las circunstancias de la acción, que convirtió nuevamente a las favelas de Río en escenario de guerra y barbarie”.
(Con información de AFP)
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