
La aplicación de prohibiciones de teléfonos móviles en las escuelas en Estados Unidos ha mostrado efectos que van más allá de la reducción de distracciones en el aula, según un estudio de la Oficina Nacional de Investigación Económica que reveló que la experiencia en un distrito escolar de Florida expuso un fenómeno llamativo: luego de un periodo inicial de adaptación con aumento en problemas disciplinarios, las instituciones observaron una mejora en las calificaciones de los estudiantes y menor ausentismo injustificado.
La investigación analizó el impacto de la medida durante dos años consecutivos. El primer ciclo tras la entrada en vigor de la restricción presentó un aumento súbito en incidentes disciplinarios, con el “doble de suspensiones en el mes posterior al inicio de la aplicación estricta de la norma, en comparación con el mes anterior”, de acuerdo con el informe, citado por ABC News.
En total, las tasas de suspensión se mantuvieron 25% más altas que en el mismo periodo del año previo al veto, fenómeno atribuido por los autores a un lapso de transición durante el cual las escuelas reforzaron la vigilancia sobre el uso de dispositivos.

En el segundo año, la situación cambió. “Observamos una mejora significativa de los resultados en los exámenes de los estudiantes al segundo año de la prohibición, alrededor de 2 a 3 percentiles por encima del año previo a la implementación”, señala el documento.
Simultáneamente, las tasas de suspensión regresaron a los niveles anteriores al veto. Estas dinámicas sugieren que, una vez superada la etapa inicial de adaptación y refuerzo de las normas, el entorno escolar se tornó más propicio para el aprendizaje.
Uno de los hallazgos destacados por los investigadores se relaciona con las diferencias entre los ciclos educativos. El impacto fue menos visible en escuelas primarias, escenario en donde “menos alumnos poseen teléfonos”, mientras que la mejoría fue más clara entre jóvenes de secundaria y preparatoria quienes “antes de la prohibición, eran los más proclives a utilizar dispositivos durante la jornada escolar”.

A la par del avance académico, el mismo estudio documentó una “disminución de las ausencias injustificadas”, variable que podría contribuir al progreso académico, aunque los autores subrayan que el estudio muestra correlación, no causalidad directa. “Estos resultados muestran que la prohibición puede provocar alteraciones a corto plazo, pero finalmente ayuda a generar un ambiente más enfocado y productivo”, afirmaron los investigadores consultados por ABC News.
El análisis fue realizado cuando diversas jurisdicciones de los Estados Unidos revisan o modifican sus políticas en torno a la tecnología en escuelas, preocupados tanto por el impacto en la atención, salud mental y socialización de los estudiantes, como por el posible desequilibrio que las pantallas pueden provocar en el aula.
Actualmente, detalló ABC News, “al menos 20 estados y territorios, incluido Washington D. C. y las Islas Vírgenes estadounidenses, mantienen restricciones totales a teléfonos y tabletas durante la jornada, salvo excepciones para alumnos con necesidades educativas especiales”.

Algunas regiones, entre ellas Maryland y Wyoming, no han adoptado medidas estatales y dejan la regulación en manos de cada distrito. Otros, como Puerto Rico, impulsan disposiciones para que cada escuela tenga una política definida para 2026.
En Nueva York, la alcaldía amplió recientemente la prohibición para alcanzar también a los relojes inteligentes, sumándose a una creciente lista de instituciones que imponen nuevas reglas para limitar la tecnología personal de los alumnos.
La autora principal del estudio señaló a ABC News: “vimos una mejora tangible en las calificaciones sin aumentos significativos en la deserción, una vez que la comunidad educativa interiorizó el cambio y ajustó los mecanismos de control”.
No obstante, advirtió que el informe revisó únicamente un distrito, por lo que “los resultados no pueden generalizarse sin reservas a otras zonas”. Entre sus consideraciones finales, el equipo sugiere que “estos aprendizajes pueden ayudar a otras escuelas a anticipar mejor la fase de aplicación y reducir las interrupciones iniciales al implementar nuevas restricciones”.
La tendencia a limitar el uso de dispositivos en el entorno educativo responde a inquietudes que trascienden el rendimiento académico. El avance de estas medidas se encuentra bajo observación de comunidades educativas y responsables de políticas públicas, que evalúan su impacto en los entornos escolares y en el desempeño estudiantil.