
La llamada desintoxicación de dopamina ganó espacio entre jóvenes y adultos de todo el mundo a través de redes sociales como Instagram y TikTok. Creadores de contenido y usuarios relatan desafíos en los que, durante un periodo marcado —generalmente de 24 horas, aunque a veces más—, evitan completamente ciertas actividades asociadas con gratificación inmediata.
La lógica que sostiene este ritual sugiere que el cerebro, sometido día a día a una sobreestimulación digital, pierde sensibilidad y motivación para encontrar placer en las pequeñas cosas cotidianas. Por eso, quienes difunden la tendencia afirman que, al privarse temporalmente de esas fuentes de gratificación, consiguen “reiniciar” el sistema cerebral de recompensa y recuperar el entusiasmo perdido.
Las rutinas, documentadas paso a paso y viralizadas en videos, incluyen detalles de la experiencia personal de cada participante. Durante el periodo de abstinencia, suelen reportar incomodidad, ansiedad, aburrimiento o fatiga, señales que interpretan como evidencia de que el cerebro atraviesa una suerte de “desintoxicación” necesaria para corregir el exceso de estímulos.
Lo cierto es que en el centro de esta narrativa se encuentra la dopamina, un neurotransmisor indispensable para la vida humana.

Según Anastasia Hronis, Psicóloga clínica, profesora y supervisora de investigación en la Universidad Tecnológica de Sídney, en un artículo publicado en The Conversation, la dopamina se produce de manera natural y cumple varias funciones: interviene en la motivación, regula la sensación de placer, participa en el movimiento y afecta el sueño y la atención. Su presencia es fundamental en el equilibrio fisiológico del organismo.
“La dopamina no se puede eliminar voluntariamente. No es una sustancia externa ni un tóxico”, explicó a The Conversation. De hecho, “si realmente pudiéramos desintoxicarnos completamente de la dopamina, no podríamos funcionar, ni siquiera permanecer vivos”, señaló al medio.
Según Yale Scientific Magazine, la dopamina es un neurotransmisor esencial para regular la motivación, el placer y el aprendizaje, pero no puede eliminarse ni “reiniciarse” voluntariamente con un ayuno temporal de estímulos.
La publicación enfatiza que el llamado detox de dopamina no tiene fundamento en la biología humana y que la producción y función de la dopamina forman parte de sistemas complejos y críticos para la vida cotidiana y el bienestar mental. En ese sentido, la experta destacó que el concepto de “ayuno” resulta incompatible con la neurobiología.

En tanto, las teorías virales sugieren que, al evitar estímulos con alta recompensa inmediata, se restauraría una mayor sensibilidad cerebral hacia las experiencias sencillas. Pero la especialista citada por The Conversation aclaran que la dopamina es solo uno de los muchos mensajeros químicos que regulan el comportamiento y que la mayoría de los placeres cotidianos dependen de procesos mucho más complejos y multifactoriales.
En tanto, la publicación de Yale Scientific Magazine también aclara que la dopamina actúa como un modulador del sistema de recompensa cerebral y es fundamental para la motivación y la toma de decisiones, no solo para generar placer inmediato. Por eso, buscar reducir la dopamina como si fuera una toxina ignora su papel esencial en procesos como el aprendizaje, la memoria y la regulación emocional, y no se corresponde con un enfoque científico sobre la salud mental.
La evidencia científica es contundente: no existe un mecanismo fisiológico que reinicie la dopamina ni regule instantáneamente los circuitos de recompensa con un simple periodo breve de abstinencia. La especialista en The Conversation subraya que la regulación de este neurotransmisor responde a factores como la genética, el entorno, el aprendizaje y las emociones, y no puede modificarse significativamente en 24 o 48 horas.
Quienes prueban la desintoxicación de dopamina suelen volver rápidamente a sus rutinas y hábitos previos una vez finalizada la experiencia.

Los beneficios de la práctica resultan, en la mayoría de los casos, efímeros y limitados. Si la intención es modificar la relación con los estímulos digitales y las gratificaciones rápidas, los expertos recomiendan intervenciones más sostenidas: transformar conductas a largo plazo, adoptar rutinas saludables y buscar nuevas fuentes de motivación más allá de la pantalla.
Aunque la popularidad del método evidencia la inquietud generalizada por el impacto de la saturación digital y la búsqueda incesante de novedades, la ciencia enfatiza la importancia de métodos con respaldo y resultados comprobados.
La especialista citada por The Conversation destaca algunas estrategias eficaces para reencontrar el bienestar y reducir la dependencia de la gratificación inmediata:
- Promover actividades que generen placer sostenido: proyectos creativos, aprendizaje, lectura, arte y juegos sin pantallas.
- Fortalecer los vínculos sociales y las actividades presenciales: compartir tiempo con amistades o familia, conversar en persona o realizar deportes grupales.
- Priorizar el descanso, la alimentación saludable y el ejercicio físico: estos hábitos no solo favorecen la dopamina, sino otros neurotransmisores como la oxitocina y la serotonina.
- Cuestionar el uso compulsivo de la tecnología desde la información, no desde la prohibición.

Estas alternativas contribuyen a restaurar gradualmente la sensibilidad del cerebro al placer y fomentan una relación más saludable con el ambiente digital y las recompensas cotidianas.
El auge de la desintoxicación de dopamina revela una sociedad preocupada por el estado de su salud mental y un entorno saturado de distracciones. Aunque la moda pueda ofrecer un alivio momentáneo, no existen atajos ni reinicios instantáneos para el cerebro.
La recomendación de los especialistas es clara: la clave está en el cambio gradual y sostenible de hábitos, no en ayunos improvisados. Elegir actividades que resulten verdaderamente satisfactorias a largo plazo y diseñar jornadas con pausas conscientes, movimiento, música o vínculos reales constituyen opciones más sanas y efectivas.
La búsqueda de equilibrio y bienestar mental exige compromiso y constancia, no soluciones mágicas. La desintoxicación de dopamina puede funcionar como un punto de partida para la reflexión, pero debe complementarse con estrategias reales que construyan una vida más plena y menos gobernada por la gratificación inmediata.