La tragicomedia electoral en Bolivia para mantener el narcoestado

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Evo Morales sigue aumentando laEvo Morales sigue aumentando la tensión en Bolivia por su candidatura, pese a estar inhabilitado (AP Foto/Juan Karita)

A menos de un mes de las elecciones para elegir presidente, vicepresidente, 130 diputados y 36 senadores en Bolivia, convocadas para el 17 de Agosto, el régimen del socialismo del siglo 21 que controla el país prueba que solo se trata de una nueva farsa para llevar al pueblo a votar sin elegir. Es la dolorosa manipulación de la esperanza que repite a Cuba, Venezuela y Nicaragua. Sin ningún elemento de democracia, presenciamos la tragicomedia electoral en Bolivia para mantener el narcoestado y la impunidad.

Tragicomedia es la “situación o acontecimiento en que se mezclan lo trágico y lo cómico”. En literatura es la “obra dramática con rasgos de comedia y de tragedia”. Ahora en Bolivia la tragedia consiste en un país con democracia que el año 2003 avanzaba en el camino del desarrollo sostenible ha sido llevado a la miseria bajo la narrativa del socialismo del siglo 21, convertido en una dictadura satélite de Cuba y Venezuela, en un territorio ocupado por China, Rusia e Irán y un narcoestado. La comedia es que en esas condiciones el régimen sigue presentándose como si fuera democracia.

La pobreza en Bolivia ha crecido y este año superará el 61% “con mayor impacto en las zonas rurales”. Noticias Fides en mayo 2025, reportando el informe de la Fundación Jubileo con “la ilusión de la clase media se desvanece”, demuestra que “los avances sociales fueron frágiles y ocultaron caídas silenciosas…los datos del Instituto Nacional de Estadística subestiman la realidad”. Jubileo expresa que “en áreas rurales 6 de cada 10 personas vivirán en pobreza extrema” en 2025.

La deuda externa del país es indeterminada por la manipulación de datos económicos que hace el gobierno que ha liquidado la institucionalidad del sistema financiero con el control total. La deuda interna también manipulada avanza con el desfalco de los fondos de jubilación y aportes de trabajadores activos que hace el régimen por medio de la “Gestora” con la que ha reemplazado las administradoras de fondos de pensiones para apoderarse de recursos que son su única fuente de liquidez. La deuda supera ampliamente el Producto Interno Bruto, pero mantienen falsificaciones cada vez menos sostenibles ante organismos financieros internacionales.

La realidad es más clara y dura que la estadística, la dictadura ha liquidado la riqueza del gas boliviano, el Banco Central no tiene reservas, han vendido el oro, no hay gasolina ni diésel, el dólar cuesta el triple del dólar oficial que no existe, el precio de los alimentos ha subido más del 25% y el valor adquisitivo del salario ha caído en cerca del 50%. Narcotráfico, corrupción, protección al crimen, contrabando e inseguridad ciudadana como acciones directas del régimen configuran la crisis de la dictadura/narcoestado que lleva a los bolivianos a la exitosa miseria de Cuba y Venezuela que proclaman como paradigma.

En Bolivia no existe ninguno de los elementos esenciales de la democracia. Es la reproducción del sistema de dictadura electoralista, una de las metodologías de las dictaduras del socialismo del siglo 21, aplicadas en Cuba, Venezuela, Nicaragua. En Bolivia como en el resto de los países controlados por el castrochavismo el padrón electoral está adulterado y es base de un fraude del 30% o más. Pese a repetidos pedidos de revisión del padrón, nunca se ha transparentado; produjo fraude el 2019 y anteriores y repitió en 2020. La última movilización cívica realizada en Santa Cruz, ha terminado con el encarcelamiento del su gobernador que sigue en la cárcel.

Las autoridades electorales no son independientes porque mantienen el padrón electoral falsificado, cuya ilegalidad está certificada por vocal del mismo Tribunal Supremo Electoral Rosario Baptista -ahora en el exilio- que demostró que es imposible ganarle una elección al régimen por el fraude institucionalizado. No existe posibilidad de control de constitucionalidad porque el poder judicial es de dependencia de la dictadura. No hay ningún elemento que permita una elección transparente y libre como lo confirma el Tribunal Supremo Electoral que ha inhabilitado a todos los candidatos que podrían representar una oposición no funcional, como el caso de Jaime Dunn.

En Bolivia hay más de 300 presos políticos y más de 10.000 exiliados certificados por Acnur. Aproximadamente el 80% de los bolivianos repudia al régimen y quiere un cambio, pero la oposición funcional repite su acción de dividir para sostener la dictadura. Los mismos actores, Doria Medina candidato a la vicepresidencia el 2020 con Añez y se bajó, Quiroga candidato el 2020 y bajó (ambos entregaron la República y la Constitución en 2008 por prebendas); Reyes Villa, Johnny Fernández alcaldes funcionales y más, todos participan para dividir al pueblo y darle a la dictadura su espacio de fraude.

La única diferencia es la disputa interna del régimen donde Evo Morales es marginado en una pelea por corrupción con Luis Arce. El régimen no tardará en apuntalar a Andrónico Rodríguez y darle triunfo en primera vuelta. Andrónico como nuevo jefe del Estado plurinacional no tendrá gobernabilidad ni opciones y la crisis lo liquidará. Si por azar, un candidato funcional llegara a la segunda vuelta y repudio popular le diera la jefatura del estado plurinacional tendríamos un gobierno para dictatorial de muy corto plazo.

*Abogado y Politólogo, Director del Interamerican Institute for Democracy

www.carlossanchezberzain.com

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