La Torre Eiffel puede crecer: el extraño fenómeno natural que nadie conoce

hace 17 horas 2

La Torre Eiffel es uno de los monumentos icónicos del mundo, pero lo que muchos desconocen es que esta estructura de hierro, que adorna el skyline parisino, “aumenta su tamaño” unos centímetros durante el verano.

Este curioso fenómeno aparece en medio de un proceso científico que ocurre por la dilatación térmica, un principio que afecta a muchos materiales cuando se exponen al calor y puede estar relacionado con las estaciones del año.

Es decir, la estructura de la Torre Eiffel reacciona a las condiciones climáticas, especialmente al calor del verano. Con temperaturas elevadas, experimenta cambios físicos que, aunque pueden parecer sorprendentes, son completamente naturales y predecibles desde el punto de vista de la física.

Por qué cambia de tamaño

Uno de los fenómenos más notables que afecta a la Torre Eiffel durante los meses de verano es la dilatación térmica, que aparece cuando los materiales se expanden al calentarse. Cuando las temperaturas aumentan, el hierro se calienta y expande, generando un crecimiento del monumento, relacionado con la altura.

La expansión también hace que la Torre se incline ligeramente hacia el lado opuesto al sol. El sol solo «pega» en uno de los 4 lados de la Torre, creando así un desequilibrio con los otros 3 lados que permanecen estables, generando la inclinación.

De esta manera, con la progresión del sol en el cielo, la parte superior de la Torre puede formar en un día soleado una curva más o menos circular de unos 15 centímetros de diámetro. Sin embargo, todo vuelve a la normalidad cuando las temperaturas bajan.

En los meses de verano, los visitantes de la Torre Eiffel pueden experimentar temperaturas más altas, especialmente en los niveles superiores, debido a la combinación de la radiación solar y el calor del hierro, generando calidez en ciertas áreas de la torre.

Expertos recomiendan durante esta temporada vestirse con ropa liviana, llevar agua, protector solar y un sombrero para protegerse del sol. Además, se invita a visitar la torre en las primeras horas de la mañana, donde las temperaturas son más frescas.

Inversión del fenómeno en verano

Una vez que el calor disminuye y llega el invierno, la Torre Eiffel “vuelve a su tamaño original”, en un ciclo de expansión y contracción es completamente seguro, ya que la estructura fue diseñada para soportar estos cambios sin afectar su estabilidad.

Durante el verano, el metal se contrae y la estructura pierde esos milímetros ganados durante el verano. No representa ningún riesgo estructural, incluso estos cambios son casi imperceptibles para los visitantes.

Además, es un recordatorio impresionante de cómo la ciencia está presente incluso en los monumentos más históricos. Este tipo de curiosidades demuestra que hasta los monumentos más emblemáticos esconden secretos sorprendentes que el tiempo y la ciencia ayudan a desvelar.

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