
La tormenta tropical Melissa, el sistema número trece en la temporada atlántica de huracanes de 2025, concentra la atención de autoridades y residentes del Caribe por su potencial destructivo. Según informes oficiales, la evolución de Melissa ha provocado la activación de alertas meteorológicas, refugios y planes de contingencia en diversas islas debido al riesgo considerable de inundaciones y deslizamientos. El fenómeno, catalogado como un peligro inminente para vidas y propiedades, se desplazó por el mar Caribe desde el 22 de octubre de 2025 y se encuentra bajo estrecho monitoreo por organismos especializados.
De acuerdo con el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC), Melissa se situaba el miércoles a 345 kilómetros al sureste de Kingston, con vientos sostenidos de 80 kilómetros por hora, mientras avanzaba hacia el noroeste. La institución precisó que se esperan lluvias torrenciales, ráfagas intensas y posibles crecidas en Jamaica, Haití, República Dominicana, Cuba y áreas circundantes. Las autoridades meteorológicas y de protección civil instaron a la población a cumplir las recomendaciones oficiales y atender la activación de refugios, cierre de escuelas, suspensión de actividades operativas y resguardos de emergencia establecidos en la zona caribeña.
Estos eventos meteorológicos se producen en un contexto de vulnerabilidad acumulada. El Caribe ha experimentado episodios de lluvias extremas y huracanes devastadores en temporadas recientes, con antecedentes como el huracán Flora en 1963 y las inundaciones de 2004. Estas islas, muchas de ellas con infraestructura debilitada y recursos limitados, enfrentan desafíos adicionales ante la concurrencia de crisis sanitarias y políticas, particularmente en Haití, donde la asistencia humanitaria de Naciones Unidas se ha desplegado para anticipar los efectos de nuevas emergencias.
Los modelos actuales desarrollados por el NHC en colaboración con NOAA y analizados por AP News sitúan a Jamaica como una de las áreas con mayor exposición a daños estructurales, caídas de árboles y cortes de energía. El impacto más severo podría concentrarse en el oriente de la isla, donde las proyecciones estiman precipitaciones acumuladas de 30 centímetros (12 pulgadas). El sur de Haití también figura entre los territorios de mayor riesgo, con pronósticos de hasta 45 centímetros (18 pulgadas) de lluvia en áreas localizadas y la probabilidad de desbordamiento de ríos y desplazamientos de tierra, lo que genera preocupación en una población expuesta a brotes de enfermedades y limitaciones de acceso a asistencia sanitaria.
En la República Dominicana, las autoridades han emitido advertencias para el litoral sur, preparado refugios y ordenado el cierre de oficinas estatales y educativas en nueve provincias. El NHC situó al país dentro de un rango de máxima vigilancia meteorológica, mientras que en Cuba y Puerto Rico, la vigilancia se ha extendido a zonas del este y sur respectivamente por el riesgo de lluvias sostenidas y vientos moderados a fuertes. La situación se mantiene sujeta a variaciones en la trayectoria del ciclón, aspecto destacado como “incierto” por los pronosticadores en sus últimas actualizaciones.

El NHC reportó el 23 de octubre que Melissa se encontraba a unos 450 kilómetros al sur-sureste de Kingston, con una velocidad de traslación baja. Se prevé que la tormenta evolucione hacia huracán entre viernes y sábado, favorecida por las temperaturas cálidas del mar Caribe, y que mantenga su desplazamiento paralelo a la costa de Jamaica antes de tomar una curva hacia el norte que podría afectar a otros estados cercanos.
Las previsiones del organismo incluyen ráfagas de viento de hasta 160 kilómetros por hora (100 mph) al alcanzar categoría de huracán, afectando tanto a zonas urbanas como rurales. “Existen condiciones para una intensificación rápida y la posibilidad de que la tormenta se detenga, lo cual aumentaría los riesgos de inundaciones históricas”, confirmó el jefe de meteorología de AccuWeather, Jonathan Porter, en declaraciones recogidas por Newsweek. Esta advertencia fue refrendada por los reportes del AP News, que subrayan la vulnerabilidad de las laderas montañosas y los centros poblados en las islas afectadas.
Las administraciones de Jamaica, Haití, República Dominicana y Cuba han dispuesto la activación de más de 800 refugios temporales, el cierre de tribunales, la adopción de clases virtuales y la movilización de personal de emergencia, de acuerdo con información difundida por AP News y comunicados gubernamentales. En la capital jamaicana, Kingston, se reforzaron bordes de ríos y zonas inundables con sacos de arena, mientras Haití preparó distribuciones especiales de alimentos y agua, desafíos agravados por la inseguridad institucional y las limitaciones de sus infraestructuras.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) asignó una ayuda humanitaria de 4 millones de dólares a Haití, enfatizando la importancia de fortalecer la respuesta en centros de salud y provisión de saneamiento ante un reciente aumento de casos de cólera. En República Dominicana, se reportaron interrupciones en el suministro de agua para más de medio millón de personas y se pusieron en marcha dispositivos de alerta para zonas montañosas y de difícil acceso.

El NHC subrayó que la trayectoria de Melissa permanece rodeada de “incertidumbre significativa”, de modo que cualquier variación en dirección o velocidad podría alterar el área y nivel de impacto. “El desplazamiento lento incrementa el peligro de lluvias persistentes y saturación de suelos, lo que eleva el riesgo de inundaciones y deslizamientos de tierra”, informó la institución en su último parte público. Los especialistas mencionaron antecedentes históricos en la región, como el huracán Flora y las crecidas de 2004, para ilustrar el alcance potencial de eventos similares, recogió Newsweek.
Las autoridades meteorológicas recomiendan a la población mantenerse informada a través de los canales del NHC y los centros nacionales de meteorología, preparar suministros básicos y definir rutas de evacuación. Se advirtió que la inestabilidad de la tormenta podría modificar los pronósticos actuales en cuestión de horas, exigiendo respuestas rápidas y adecuación de medidas.
La evolución de Melissa continuará bajo seguimiento de organismos internacionales y locales que actualizarán la información a medida que cambien sus características. Las comunidades en áreas de impacto deben seguir instrucciones de las autoridades y mantenerse atentas a nuevos avisos.