
“Le dije a mi hermano que era raro”, recordó con humor Louis Prevost en una entrevista reveladora con People, al hablar de su infancia junto a quien hoy es el Papa León XIV, antes conocido como Robert Francis Prevost.
La elección de su hermano como el sumo pontífice número 267 de la Iglesia Católica sacudió a la familia, pero también confirma lo que muchos vieron desde temprano: una vocación inquebrantable. “Nuestro mundo familiar cambió para siempre, fue un torbellino de atención y orgullo”, comentó Louis desde su hogar en Port Charlotte (Florida).

Nacido el 14 de septiembre de 1955 en Chicago, Robert creció en Dolton, un suburbio de la ciudad, junto a sus hermanos Louis y John.
La familia Prevost estuvo marcada por los valores del servicio y la educación. Su padre, Louis Prevost Sr., era educador, y su madre, Mildred, bibliotecaria. “Fuimos criados para respetar a los mayores y no juzgar a nadie”, relató Louis.
Las enseñanzas familiares de empatía y vocación pública fueron el pilar que formó la personalidad de Robert. Sobre esto, detalló: “Nos acompañábamos a los eventos escolares y aprendimos desde pequeños a no tener prejuicios”.
A diferencia de otros niños del vecindario, el nuevo pontífice mostraba una clara inclinación hacia la fe desde sus primeros años. “Nadie más en nuestro barrio jugaba a ser cura, pero Robert sí”, reveló Louis sobre el curioso comportamiento de su hermano.

Las travesuras infantiles se transformaban en pequeñas liturgias domésticas. A propósito de esto, explicó: “Nuestra mamá le ponía una sábana sobre la tabla de planchar para simular un altar y usaba galletas como si fueran hostias. Mi hermano lo disfrutaba muchísimo”. Ese juego infantil anticipaba un destino mayor.
El apoyo familiar fue constante. “Nuestros padres le dijeron que ser sacerdote era un compromiso enorme, y él lo aceptó con seriedad desde el principio”, recordó su hermano menor. Después de terminar la escuela en la parroquia St. Mary of the Assumption, Robert se trasladó a Michigan para comenzar su formación religiosa en el St. Augustine Seminary High School.
La determinación del flamante líder de la Iglesia Católica era evidente para quienes lo rodeaban. Louis Prevost compartió una anécdota memorable: “Cuando estaba en segundo grado, una monja le dijo: ‘algún día serás papa’”.
Incluso las madres de sus amigos veían algo especial en él. “Todas decían que mi hermano iba a terminar siendo el papa”, reveló su hermano. Lo que en algún momento parecía una simple ocurrencia terminó convirtiéndose en una profecía.

La elección de Robert como papa, el pasado 8 de mayo, sigue siendo un hecho difícil de asimilar para la familia. “Todavía no termino de procesar que mi hermanito sea el papa”, admitió Louis, veterano de la Marina estadounidense.
La emoción de los primeros días fue reemplazada por la atención global. Es por ello que reconoció: “Es algo alucinante; la vida familiar cambió para siempre, es una locura mediática”.
Pese a la distancia y los compromisos, Louis pudo intercambiar mensajes con su hermano, mientras John, el otro hermano, viajó a Roma para visitar al nuevo pontífice en el Vaticano. Aunque el encuentro fue breve, Louis lo entiende: “Mi hermano tiene un trabajo muy importante ahora”.

Antes de llegar al trono de San Pedro, León XIV forjó una carrera sólida e internacional. Fue superior general de la orden agustiniana, luego obispo en Chiclayo (Perú), y finalmente miembro del Dicasterio para los Obispos, organismo que supervisa la selección de obispos a nivel mundial.
“Mi hermano es un ser humano maravilloso, sencillo, que ha viajado por todo el mundo y ha conocido a líderes de todos los niveles”, afirmó Louis con orgullo.
La experiencia internacional y su capacidad de diálogo lo prepararon para este nuevo desafío. “Es igual de natural conversando con personas comunes como con presidentes”, aseguró quien lo conoce bien.

Louis Prevost confía en que León XIV puede ser el puente que la Iglesia necesita en estos tiempos de tensiones internas. Sobre esto explicó: “Puede calmar a los sectores conservadores que se sentían incómodos con el papa Francisco y ayudar a unir las divisiones”.
Su carácter conciliador y su habilidad para escuchar a todos son, según Louis, las claves de su liderazgo. “Va a ayudar a que todos los católicos se sientan parte y a construir la Iglesia en vez de dividirla”, sentenció con entusiasmo sobre el futuro del sumo pontífice.