*La reacción de los jugadores del Auckland City en el final
Cada atajada de Nathan Garrow fue festejada como si fuese un gol por sus compañeros del Auckland City, que logró un 1-1 histórico ante Boca Juniors, un gigante del fútbol, en la tercera y última fecha del Grupo C del Mundial de Clubes.
La celebración de la última salvada de Garrow fue una explosión para los jugadores del conjunto neozelandés, que no son profesionales y que venían de recibir 16 goles: 10 sufridos ante el Bayern Múnich y 6 contra el Benfica. Sin embargo, esta tarde en Nashville consiguieron dos hitos en su historia: marcar su primer gol en el certamen y sumar un punto.
Fue nada menos que frente a un equipo de gran trayectoria a nivel internacional como Boca Juniors, seis veces ganador de la Copa Libertadores y emblema de uno de los países más futboleros del planeta.
No se intimidaron por el aliento que recibió su rival, con los miles de hinchas que viajaron desde Argentina y desde otros puntos de Norteamérica. Los futbolistas del elenco oceánico salieron a la cancha sabiendo que la presión la tenía su oponente y, si bien arrancaron perdiendo, tuvieron la templanza para reaccionar ante el golpe.
Llegó el empate de Christian Gray, el maestro de escuela, cuyo cabezazo le permitió cortar la sequía a su equipo. Lo gritaron como si fuese la final del mundo. Es que para ellos lo fue.
Con el correr de los minutos, su guardameta se hizo cada vez más grande. La seguridad de Garrow para cortar centros, quedarse con la pelota, brindarse con tapadas providenciales, contagió a sus compañeros que luego de la reanudación por la suspensión ante amenazas de tormentas eléctricas, se dieron cuenta que era posible irse sin otra derrota.
En los últimos minutos, Boca Juniors, pese a saber que estaba eliminado por el triunfo del Benfica 1-0 sobre el Bayern Múnich (los clasificados de la zona a los octavos de final), fue por el triunfo de honor para despedirse al menos con una victoria.
Pero los conducidos por Miguel Ángel Russo se encontraron con un grupo de leones que dejó todo para defender el empate y Garrow siguió sacando todo; muchas veces con intervenciones poco ortodoxas. La última le valió el abrazo de sus compañeros, como si hubiese ganado una definición por penales. No era para menos, se extinguieron los seis minutos adicionales y el anhelado empate fue un hecho consumado.

El pitazo final del árbitro Glenn Nyberg (Suecia) generó el desahogo de los futbolistas. Festejaron lo que fue una hazaña para ellos ante un oponente que tuvo en el campo de juego a una estrella internacional como Edinson Cavani, quien retornó luego de su lesión.
El plantel del elenco oceánico incluye conductores de carretillas elevadoras, un vendedor de bebidas gaseosas, agentes inmobiliarios, profesores, estudiantes universitarios y hasta un gerente de almacén. El propio capitán, Mario Ilich, trabaja en el departamento de ventas de Coca-Cola y le confesó a The Guardian: “He tomado todas mis vacaciones anuales para este viaje, así que no iré de vacaciones con mi pareja este año, eso es seguro”.
Pasando en limpio, los titulares del Auckland City que lograron el histórico empate ante Boca Juniors en el Mundial de Clubes tienen estas profesiones: Nathan Garrow (estudiante); Regont Murati (empresa de Logística), Adam Mitchell (agente inmobiliario), Christian Gray (docente), Nikko Boxall (agente de seguros), Jerson Lagos (peluquero); David Yoo (profesor), Gerard Garriga (profesor), Mario Ilich (vendedor), David Yoo (profesor), Dylan Manickum (jugador de Futsal) y Myer Bevan (entrenador profesional).
La eliminación del Mundial de Clubes será una anécdota para los futbolistas del Auckland City, que en su retorno a Nueva Zelanda tendrán muchas historias que contar a los compañeros de sus diversos empleos y también quedará grabada para siempre su tarde en la que lograron sacarle un punto a un equipo como Boca Juniors. Además, se llevaron un millón de dólares por el premio que otorga el torneo por cada empate.