La razón por la que debes echar sal en el fregadero todos los días: se mantiene impecable

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Por  Alberto Daniel Barboza

12 Mayo 2025, 18:30 PM EDT

En la cocina hay trucos caseros que valen oro, y uno de los más eficaces requiere apenas dos ingredientes que casi todos tienen en casa: sal gruesa y bicarbonato de sodio. Juntos forman una solución práctica, económica y ecológica para mantener el fregadero libre de malos olores y prevenir atascos en las tuberías.

Este sencillo remedio no solo mantiene tu cocina más limpia, sino que también alarga la vida útil de las instalaciones, sin recurrir a productos químicos agresivos. Además, aprovecha el bicarbonato para hacer un té dulce perfecto: te indicamos cómo añadirlo.

¿Por qué se recomienda usar sal y bicarbonato en el fregadero?

Los desagües pueden acumular restos de comida, grasa y otros residuos que, con el tiempo, bloquean el paso del agua y generan olores desagradables. Además de incomodar, estos problemas pueden derivar en daños mayores si no se resuelven a tiempo.

El truco de usar sal y bicarbonato funciona por una combinación de propiedades:

  • La sal, por su textura, actúa como un exfoliante natural que remueve residuos adheridos
  • El bicarbonato de sodio ayuda a disolver la grasa y neutraliza malos olores
  • El agua hirviendo potencia la reacción, desincrustando residuos
  • El vinagre blanco, si se añade al final, refuerza el efecto limpiador y desinfecta

Paso a paso para aplicar el truco en casa

No necesitas ser un experto en limpieza para aplicar esta solución. Aquí tienes la guía para hacerlo correctamente:

  • Mezcla básica: Combina un cuarto de taza de sal gruesa con un cuarto de taza de bicarbonato de sodio.
  • Aplicación en el fregadero: Vierte la mezcla directamente en el desagüe.
  • Agua caliente al instante: Echa agua hirviendo de inmediato para activar la limpieza interna de la tubería.
  • Tiempo de reposo: Deja que la mezcla actúe durante unos minutos. Cuanto más tiempo, mejor.
  • Toque final con vinagre blanco: Pasado ese tiempo, añade medio vaso de vinagre blanco y deja reposar al menos una hora (idealmente, durante la noche).

No se trata de una solución mágica, sino de una rutina sencilla que puede ahorrarte reparaciones costosas y mejorar la higiene general del lugar donde preparas tus alimentos.

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