La peculiar historia de Gus y Fred, un perro con ansiedad por separación y un muñeco de apoyo emocional

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La dueña de Gus recurrióLa dueña de Gus recurrió a un maniquí tras el fracaso de tratamientos convencionales para la ansiedad canina. (TikTok: @kickrocks.licksocks)

Gus, un perro que padecía severa ansiedad por separación, experimentó una notable mejoría tras la incorporación de un muñeco humano de tamaño real, nombrado Fred, como figura de apoyo emocional. La creativa solución fue implementada por su dueña, Keandra McNeil, luego de múltiples intentos fallidos para aliviar el malestar de su mascota.

“En cuanto salgo de casa, pasa horas y horas ladrando sin parar. No come ni bebe. Orina y defeca, y lo deja por todas partes”, relató McNeil en una publicación de TikTok bajo el nombre de usuario @kickrocks.licksocks. “He estado desesperada por ayudarlo. Tengo varias mascotas y no encuentra consuelo en ellas. Ningún medicamento ha funcionado y la radio y la televisión no han ayudado”.

Ante la falta de resultados con métodos tradicionales, McNeil decidió probar una solución poco convencional. Encargó un muñeco humano de tamaño natural en la tienda de disfraces Spirit Halloween, con la intención de que su perro sintiera una presencia humana durante su ausencia, aunque sin muchas expectativas de éxito.

Según explicó en declaraciones recogidas por The Dodo For Animal People, una plataforma con enfoque emocional hacia el cuidado y la defensa de los animales, cuando abrió la caja del muñeco, le pareció incluso inquietante, pero decidió actuar con normalidad frente a Gus.

La dueña de Gus recurrióLa dueña de Gus recurrió a un maniquí tras el fracaso de tratamientos convencionales para la ansiedad canina. (TikTok: @kickrocks.licksocks)

“¡Hola, amigo! Qué amable tu visita”, le dijo McNeil al maniquí de plástico en un video publicado en TikTok para documentar la reacción. “Hombre, hace años que no te veo”, continuó ella. Para su sorpresa, el lomito se subió de inmediato al regazo del muñeco como si lo conociera de toda la vida.

Pese a que el primer encuentro fue un éxito, la verdadera prueba llegó cuando McNeil debió salir de casa. En ese momento, colocó a Fred en el baño, el lugar preferido de Gus. Durante toda la jornada laboral de su cuidadora, el animal permaneció tranquilo, sin activar la alarma de ladridos ni mostrar signos de angustia. Cada vez que McNeil revisaba las cámaras instaladas en su vivienda, encontraba al perro recostado junto al muñeco, en evidente estado de calma.

“Una parte de mí está muy contenta de que esto funcione”, dijo McNeil. “La otra parte piensa: ‘Es un desconocido. Gus nunca ha conocido a esta persona falsa en su vida’”.

Pese a lo inusual de la situación, McNeil continuó utilizando a Fred como apoyo emocional para su perro, incluso comenzando a llevarlo en el auto y en distintas actividades cotidianas. “Son inseparables en este momento”, comentó para The Dodo.

Con el paso del tiempo, otros animales de la casa también comenzaron a interactuar con Fred. Doug, por ejemplo, el gato de McNeil, suele frotarse contra las piernas del hombre de plástico mientras el nervioso canino permanece sentado en su regazo.

“A mí también me está empezando a gustar, sinceramente”, afirmó McNeil. Así, pese a las miradas extrañas que pueden recibir en público, la familia ha incorporado a Fred como un miembro más del hogar.

La adaptación y la observaciónLa adaptación y la observación pueden ser clave en el tratamiento de trastornos conductuales en mascotas. (Imagen Ilustrativa Infobae)

El caso de Gus ilustra una realidad que enfrentan muchos dueños de mascotas. También conocida como síndrome de separación, dicha ansiedad es un trastorno de comportamiento que se presenta cuando el animal experimenta un alto nivel de estrés al estar separado de su cuidador.

Según información publicada por la red de hospitales veterinarios AniCura, los síntomas pueden variar, pero suelen incluir ladridos y aullidos excesivos, destrucción de objetos, intentos de escape, micción y defecación en interiores, incluso si el perro ha salido poco antes.

Además de estas conductas, pueden aparecer signos físicos como pérdida del apetito, hiperventilación, sudoración, problemas gastrointestinales o comportamientos autolesivos. Este tipo de ansiedad generalmente se manifiesta justo antes o inmediatamente después de la salida del cuidador, aunque en algunos casos los síntomas persisten durante horas.

Muchos perros comienzan a identificar señales asociadas con la partida de su dueño, como sonidos o movimientos específicos, y reaccionan de forma anticipada. Aunque la mayoría de los animales vuelven a un estado de calma tras el regreso de su cuidador, la duración e intensidad de los síntomas pueden variar según el caso, afectando a algunos lomitos más que a otros.

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