La nutrición en los primeros 1000 días: expertos destacan el rol de la alimentación complementaria

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La OMS avala la incorporaciónLa OMS avala la incorporación de suplementos nutricionales en dietas complementarias en escenarios de inseguridad alimentaria (Gentileza Fundación Cassará)

La malnutrición infantil y la brecha de desigualdad desde el nacimiento son temas que toca de cerca a muchos países del mundo. Argentina no es la excepción. Más si se tiene en cuenta los desafíos en el acceso a la alimentación para los más pequeños: el 50% de los niños y adolescentes en el país enfrenta pobreza a principios de 2025, según datos del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA).

Esta situación coloca a los niños de hogares de bajos ingresos en un escenario de vulnerabilidad alimentaria, donde predominan dietas de bajo costo y escaso valor nutricional. Esto atenta contra los primeros 1000 días de vida, que son clave para el desarrollo.

“El período conocido como “1000 días” es de una real trascendencia (en el sentido literal de la palabra) para la salud presente y futura de los niños: nunca se vuelve a crecer, desarrollarse, conformar el sistema inmunitario y educar el gusto por buenos alimentos como en esa etapa del ciclo de vida", explica a Infobae Sergio Britos, nutricionista, profesor e investigador de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) y miembro de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN).

Un 14% de los menoresUn 14% de los menores de cinco años presenta exceso de peso, mientras un 8% sufre desnutrición crónica (Imagen Ilustrativa Infobae)

“En Argentina y según datos de la propia Encuesta Nacional de Nutrición y Salud y algunas otras investigaciones realizadas por nuestro equipo, la nutrición en ese momento estratégico en nuestros niños se encuentra comprometida por al menos tres situaciones: la aún baja tasa de lactancia exclusiva en los primeros seis meses de vida (solo 45% de los niños a esa edad la realizan); un patrón lacteo inadecuado desde que la lactancia disminuye o se interrumpe (con un alto porcentaje de niños que empiezan a consumir leche de vaca antes del año) y la alimentación complementaria poco diversa y de baja calidad nutricional”. agrega el experto.

Estos tres factores, que en muchos niños se sinergizan con un clima subóptimo de cuidados en la crianza (en salud, alimentación, estimulación y afecto respetuoso) determinan consecuencias, según detalla Bitos, que suelen observarse en al menos tres planos en lo estrictamente nutricional: “El desarrollo temprano de exceso de peso (14% de los menores de 5 años), la persistencia de al menos un 8% de niños con desnutrición crónica y deficiencias múltiples de micronutrientes, que en algunos casos (hierro, zinc, vitamina D, ácidos grasos esenciales omega 3) superan -en algunos largamente- el 20% de los niños”.

La Dra. Magdalena Goyheneix, especialista en nutrición pediátrica (UBA), enfatizó durante el Congreso Argentino de Terapéutica en Nutrición, sobre la necesidad de adoptar estrategias efectivas para garantizar un desarrollo óptimo en la infancia, con especial foco en los primeros 1000 días.

(Gentileza Fundación Cassará)(Gentileza Fundación Cassará)

Goyheneix describió que el período de los primeros 1000 días —desde la gestación hasta el segundo año de vida— representa “una ventana crucial de oportunidad para favorecer el crecimiento y el desarrollo a su máximo potencial”.

Goyheneix destacó en el mencionado Congreso que “las intervenciones destinadas a mejorar la calidad nutricional de los alimentos complementarios siguen siendo uno de los pilares centrales para apoyar el crecimiento y desarrollo saludables”. Para la especialista, fortalecer la nutrición en esa etapa permite “sobrevivir, crecer, desarrollarse, aprender, jugar y contribuir positivamente a sus comunidades”.

La malnutrición en sus diversas formas continúa desafiando a las políticas nutricionales. Según analiza Britos, “se interpela la búsqueda de las estrategias más costo-efectivas (lactancia materna y patrón lácteo adecuados en cada momento de los 1000 días, educación alimentaria de calidad y asertiva para encarar con éxito la etapa de alimentación complementaria, provisión efectiva de alimentos o suplementos que provean los nutrientes que la dieta sola no alcanza a cubrir), para que los niños puedan sortear exitosamente este momento de la vida en que los requerimientos nutricionales son los más exigentes por unidad de alimento ingerido o por kilo de peso”.

Los suplementos en base lipídicaLos suplementos en base lipídica se recomiendan para prevenir la desnutrición infantil en contextos de riesgo (Gentileza Fundación Cassará)

En la actualidad, dos de cada tres niños pequeños en el mundo no acceden a una dieta mínima adecuada. Muchas familias enfrentan “barreras económicas, políticas, de mercado, sociales o culturales que dificultan ofrecer dietas nutritivas, seguras, asequibles y sostenibles a los niños pequeños”, según la especialista. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la publicación científica The Lancet reconocen la importancia de intervenciones preventivas y eficaces en este panorama.

En este contexto, una de las estrategias altamente recomendadas, es la provisión de suplementos de nutrientes en base lipídica (SQ-LNS), que aportan “una matriz alimentaria que cubre las brechas de nutrientes y apoya el crecimiento y desarrollo óptimos en poblaciones donde la desnutrición es elevada y la calidad de la dieta es deficiente”.

La Dra. Goyheneix remarcó que estos productos, disponibles en sobres individuales de 20 gramos, están especialmente “diseñados para la prevención, no para el tratamiento, de la desnutrición”.

Las deficiencias de micronutrientes, comoLas deficiencias de micronutrientes, como hierro, zinc y vitamina D, superan el 20% en algunos casos (Gentileza Fundación Cassará)

Los mismos incluyen aceites vegetales ricos en omega-3, legumbres, leche en polvo, junto con 22 vitaminas y minerales. El impacto de su implementación ha sido sustentado por metaanálisis internacionales.

Según la Dra. Goyheneix, “la base de evidencia sobre la eficacia de los SQ-LNS —basada en metaanálisis de numerosos ensayos aleatorizados— es sólida. El SQ-LNS reduce el riesgo relativo de varios resultados adversos”.

Entre los efectos mencionados aparecen la disminución del riesgo de mortalidad en un 27%, de emaciación grave en un 31%, de retraso del crecimiento en un 17% y de anemia por deficiencia de hierro en un 64%.

Desde la Fundación Casará explicaron que “el empleo de SQ-LNS puede reducir la prevalencia del retraso del crecimiento entre un 12 y un 14 por ciento y la prevalencia de emaciación grave en un 31 por ciento”.

Los complementos nutricionales pueden mejorarLos complementos nutricionales pueden mejorar el desarrollo cognitivo y motor, según estudios internacionales (Gentileza Fundación Cassará)

Otras investigaciones aseguran que el uso de estos suplementos también favorece el desarrollo de las funciones cognitivas, socioemocionales y motoras, con ganancias de entre uno y cinco puntos de coeficiente intelectual, dependiendo del estado nutricional del niño.

El acceso a estas herramientas, según Goyheneix, “debe integrarse en un paquete básico de acciones dirigidas a poblaciones en riesgo nutricional, que incluya comunicación, consejería y apoyo a la lactancia materna continua, una dieta variada y nutritiva, y otras acciones multisectoriales”.

La OMS ha incorporado los SQ-LNS en sus guías sobre alimentación complementaria y prevención de la desnutrición, recomendando su uso en contextos de alta inseguridad alimentaria.

Solo el 45% de losSolo el 45% de los bebés argentinos recibe lactancia materna exclusiva los primeros seis meses

Desde Fundación Casará, que ya desarrolló una experiencia piloto en Salta y planea una implementación en Concordia, Entre Ríos, sostienen: “El acceso a una nutrición temprana de calidad es la base del capital humano de un país. Prevenir la desnutrición crónica no es solo una meta sanitaria, es un acto de equidad y una inversion para el futuro de nuestro país”.

Así, tanto desde el ámbito académico como desde organizaciones civiles, se insiste en la urgencia de integrar acciones coordinadas que permitan asegurar “un futuro más brillante y saludable tanto para el individuo como para la humanidad”, cierra Goyheneix.

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