La fundación que desde hace más de seis décadas se compromete con la educación de niñas, jóvenes y mujeres en Colombia

hace 2 días 3
La Fundación Otero Lievano queLa Fundación Otero Lievano que fue creada por María Margarita Otero; quien se dedicó a generar un cambio ante la inequidad y la brecha de género en la sociedad colombiana (Imagen Ilustrativa Infobae)

“Somos una organización que, desde hace 64 años, genera oportunidades de formación para que niñas, adolescentes y jóvenes en situación de vulnerabilidad tengan acceso a un futuro lleno de posibilidades y contribuyan a la superación de la pobreza”, así se da a conocer la Fundación Otero Lievano que fue creada por María Margarita Otero; quien se dedicó a generar un cambio ante la inequidad y la brecha de género en la sociedad colombiana.

Con sedes en Bogotá y Piedecuesta, Santander, la Fundación amplía su impacto a partir de proyectos y alianzas estratégicas que les permiten crear nuevas oportunidades educativas y sociales, donde lo tecnológico, el bienestar y el respeto funcionan como pilares clave: “Atendemos mujeres desde los 2 hasta los 25 años de edad. De ellas, el 68% pertenecen a hogares vulnerables o pobres; 40% pertenecen a familias monoparentales, el 71% de sus familias viven con menos de 340 dólares al mes, el 24,1% de las familias de estas niñas solo consumen 1 o dos raciones de comida al día y solo el 9% viven en vivienda propia.”

Uno de sus más recientes desafíos es Athena Lab, un programa que involucra a las niñas y adolescentes para acercarlas a la educación STEAM desarmando prejuicios y que ya alcanzó a más de 1300 estudiantes. Ticmas conversó con Francy González, Directora de Gestión y Desarrollo Social, a cargo de liderar todos los programas y servicios que llevan adelante.

 "Atendemos mujeresDice Francy González: "Atendemos mujeres desde los 2 hasta los 25 años de edad" (Imagen Ilustrativa Infobae)

Descubrir que educar es transformar

“En enero cumplo seis años en la fundación. Empecé a adentrarme en todo el tema social y comunitario con el paso del tiempo de mi carrera. Soy psicóloga y siempre he enfatizado que desde la educación es donde están los cambios esenciales en los seres humanos”, reflexiona González.

Y agrega: “Entonces me fui metiendo en este camino y empecé a tener experiencia trabajando precisamente con niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Y en ese camino me encontré con la Fundación Otero Lievano, que se dedica precisamente a trabajar con un foco de género, con un foco de mujer. Más aún, la Fundación me conectó con lo que a mí me gusta y con lo que yo creo.”

“La Fundación además abre un espacio a nivel social comunitario distinto, porque no en todos los lugares uno puede desarrollarse como profesional o proponer cosas y que te dejen desarrollarlas. Eso definitivamente hace parte de lo que es el corazón de la Fundación y por eso precisamente he permanecido en el tiempo”, celebró.

"Nosotros pensamos en la niña,"Nosotros pensamos en la niña, en la adolescente o en la joven como ese ser humano integral que no solamente tiene un componente socio emocional que claramente es fundamental, pero tampoco solo es un componente cognitivo que también es importante, sino que es integral, es complejo”, explica González (Imagen Ilustrativa Infobae)

Un modelo social para impactar

Responder a un contexto- en especial cuando es vulnerable-, entender las necesidades, educar desde lo cognitivo y lo socio-emocional son las premisas de lo que propone la Fundación Otero Lievano para todas las etapas de desarrollo: primera infancia, infancia, adolescencia y juventud.

“Nuestro modelo es un modelo pensado en el ser, esa es la esencia. Nosotros pensamos en la niña, en la adolescente o en la joven como ese ser humano integral que no solamente tiene un componente socio emocional que claramente es fundamental, pero tampoco solo es un componente cognitivo que también es importante, sino que es integral, es complejo”, explica González y destaca: “Por ejemplo, ese bienestar espiritual, que está basado en valores, en conectar con tu sentido de vida, con una ciudadanía, trasciende también en nuestro modelo, precisamente porque ninguna dimensión es más importante que la otra, es una integralidad.”

“Son niñas que están en unas situaciones complejas, no solo en familia, sino en sus entornos barriales, en los colegios en donde están, con los diferentes entornos sociales a los que se enfrentan, y por eso es importante que tengan las herramientas, para que sepan tomar decisiones adecuadas, para que vean que su mundo no se reduce a eso, sino que el panorama es muchísimo más amplio, es abrirles ese abanico de oportunidades”, plantea González.

A la hora de trabajar con niñas, jóvenes y mujeres vulnerables, Francy González reflexiona: “Cuando les empezamos a mostrar el camino, y todas las rutas, y con las alianzas que tenemos, todas las opciones que hay, mira, yo creo que eso es lo que uno no cambia por nada: es la expresión de la niña, es la confianza que ella ya después muestra, es aquella niña que llegó tímida, que casi no te expresa nada, que casi no te cuenta nada, a una niña que va hablando, que se va expresando, que entiende que hay situaciones difíciles, pero que eso no es una limitante, que por el contrario, le enseñamos a manejar ciertas situaciones a ella y a su familia”.

Las niñas también hacen ciencia: trabajar desde la evidencia

Siglo XXI y todavía hay que remarcar las brechas de género que siguen existiendo en términos educativos, en especial en lo que respecta a las ciencias “duras” y la tecnología.

“Hay algo que nosotros en la Fundación en los últimos años siempre hemos tenido en cuenta, y es precisamente la información que existe sobre la mujer en diferentes áreas. Nosotros vamos también monitoreando a nuestras niñas a medida que van saliendo [de los programas] hacia dónde van, y contrastamos estos datos. Hace unos dos, tres años más o menos, incluso con las adolescentes, empezamos a darnos cuenta de que había intereses que permanecían en el tiempo, pero había también desinterés. Y unido a eso dijimos, vamos a hacer una encuesta grande, porque necesitamos saber qué quieren, cuál es su foco y por qué está escogiendo ciertos puntos”, explica la Directora Social.

Y relata: “Logramos hacer una encuesta de 2.170 adolescentes entre noveno y once, para entender un poquito eso. Y los chicos escogían carreras que tenían que ver con tecnología, con matemáticas, con ingeniería y demás, y de cada cinco, solo una de las chicas estaba interesada en eso. Dijimos, bien, la tendencia es fija, esto no ha cambiado mucho. Y si mirábamos lo social, obviamente la tendencia de las mujeres siempre es el tema de carreras sociales, humanísticas, muy de la salud”.

Athena Lab: un nuevo paradigma

“Así empezó a nacer el proyecto de lo que hoy es Athena Lab, que en su momento era simplemente el proyecto para conocer e intentar entender qué era lo que estaba pasando con esas niñas que no escogen esas áreas que están en tendencia”, señala Francy Gonzalez y subraya: “Y empezamos a darnos cuenta dentro de esos ejercicios, que a las niñas sí les gusta, o sea, ellas sí se acercan a la tecnología, ellas sí se acercan a la ciencia, a la ingeniería, a las matemáticas, claramente por contexto escolar siempre está el foco de las matemáticas. Pero en general hay cosas que sí les gustaban, pero desconocían.”

“Entonces cuando nosotros nos acercábamos a espacios enriquecidos, en donde hay herramientas, en donde hay ciertos elementos, en donde hay computadores, estamos hablando de programación, pero no les hablamos de esos términos, sino que simplemente hicieron la experiencia, empezamos a encontrar que había una gran atracción, y sobre todo una satisfacción de las niñas, de decir, mi papá me decía a mí que yo no podía manejar esas herramientas, que es para mi hermano, o para mi primo”, recuerda González y destaca la importancia no solo de crear un espacio para que las niñas interactúen desde una mirada STEAM sino también la de educar a sus familias en la importancia de esta oportunidad para salir del estigma de “eso no es de niña o mujer”.

“Tuvimos aliados para ciertas cosas en tecnología, las chicas se fueron acercando, y ya una vez probado con todo este primer piloto, dijimos, el foco definitivamente sí es STEAM; si queremos seguir cerrando brechas”, resalta González que lidera este proyecto que hoy ya alcanzó a 1388 niñas y adolescente que no solo se acercan al laboratorio de la Fundación, sino que también empieza a circular entre colegios de Colombia con un nuevo alcance e impacto.

Niñas que hacen la diferencia

Francy Gonzalez se toma un momento antes de responder por un proyecto que la invita a seguir trabajando: “Fueron niñas de entre 5 y 7 años de edad. Muchos decían, ¿pero qué va a proponer una niña de 5 y 7 años de edad para solucionar?”

“Para ellas, su mundo y el tema y el relacionamiento con sus mascotas era fundamental. Entonces, muchas de ellas decían que les daba mucha tristeza que los perritos de la calle no tengan donde dormir; especialmente cuando llueve en Bogotá”, explica.

Y celebra: “Ellas, en su proyecto, desarrollaron y produjeron casitas de material reciclable para los parques. Y con el apoyo de las cuentas de acción mundial, además, instalamos la casita en donde iba el perrito”.

Lo simple y lo complejo, la escucha activa y la decisión de accionar para romper la brecha de género en Colombia son los motores de la Fundación Otero Lievano que a través de una estrategia de campo y aliados educa, transforma y brinda nuevas oportunidades.

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