
Kim Kardashian se presentó el martes 13 de mayo ante el tribunal del Palais de Justice de París para declarar en el juicio por el violento robo que sufrió en octubre de 2016, durante la Semana de la Moda.
La celebridad estadounidense, de 44 años, relató entre lágrimas los dramáticos momentos en los que fue amenazada con un arma, amordazada y atada con precintos de plástico mientras un grupo de ladrones le sustraía joyas valoradas en más de 10 millones de dólares.
El juicio, que comenzó el 28 de abril y se extenderá hasta el 23 de mayo, tiene a diez personas en el banquillo de los acusados por cargos de robo a mano armada, secuestro y posesión ilegal de armas.
Durante un momento de la sesión, la jueza leyó una carta escrita por Aomar Ait Khedache (69), uno de los principales acusados y quien admite haber participado en el robo.

Khedache, también conocido como “Omar el Viejo”, es sordo y mudo, y redactó una misiva dirigida directamente a Kardashian, en la que expresó su arrepentimiento por lo sucedido.
Kardashian no sabía que recibiría esa carta en plena audiencia. Según Today.com, al oír las palabras del acusado, no pudo contener las lágrimas.
“Me dirijo a ti como un ser humano para decirte cuánto lamento mi acción”, escribió Khedache, según la lectura de la jueza. “Quiero que sepas que simpatizo plenamente con el sufrimiento que tú, tus hijos, tu esposo y tus seres queridos han pasado”.
En la carta, el acusado agregó: “Por supuesto, el pasado no se puede deshacer, pero espero que esta carta te permita olvidar gradualmente el trauma que has experimentado por mi culpa”.

Al ser consultada por su respuesta, la estrella de televisión dijo: “Obviamente estoy conmovida por esto”.
“Aprecio la carta. Te perdono por lo que ocurrió, pero eso no cambia las emociones, los sentimientos y el trauma. El hecho de que mi vida haya cambiado para siempre”, explicó.
Kardashian señaló que “siempre ha creído en las segundas oportunidades”, e hizo referencia a su experiencia visitando cárceles. “Pero también sé luchar por justicia”, añadió.
Kardashian ofreció un testimonio detallado sobre lo sucedido la noche del 2 al 3 de octubre de 2016. Relató que se encontraba sola en la suite del hotel privado donde se hospedaba en París.
Su hermana Kourtney Kardashian había salido a un club y su mejor amiga estaba en otra habitación. Alrededor de las tres de la madrugada, oyó pasos pesados en la escalera y luego vio ingresar a hombres vestidos como policías.

Uno de los hombres gritaba insistentemente “¡el anillo, el anillo!”, mientras apuntaba con el dedo, exigiendo el aro de compromiso de la celebridad, una joya valorada en 3,5 millones de euros y que le había sido obsequiada por su entonces esposo, el rapero Kanye West.
Kardashian relató que fue arrastrada, atada con bridas plásticas y cinta adhesiva, y amenazada con un arma.
“Estaba segura de que iban a dispararme, así que recé por mi familia”, confesó, llorando. También expresó que temió ser violada pues solo la cubría una bata delgada.
“No me golpearon, pero me sujetaron y me arrastraron a otra habitación, y me tiraron al suelo”, dijo también ante el tribunal. “Miré al conserje y le pregunté: ‘¿Qué nos va a pasar? Tengo que volver con mis bebés’”.

De acuerdo con los reportes, los ladrones se llevaron varias piezas de valor, incluyendo el anillo de compromiso y otras joyas por un total estimado de 10 millones de dólares. Algunas fueron recuperadas posteriormente, como una cruz con diamantes que cayó durante la huida en bicicleta de uno de los implicados.
Kardashian admitió que, desde el asalto, su vida cambió por completo. “Ahora tengo entre cuatro y seis agentes de seguridad conmigo todo el tiempo, incluso en mi casa”, explicó. “No puedo dormir si no hay varios guardias cerca”.
Además de Khedache, entre los acusados se encuentran Yunice Abbas, de 71 años, quien escribió un libro en 2021 titulado Secuestré a Kim Kardashian, y otros hombres con antecedentes penales conocidos como “Blue Eyes” (Didier Dubreucq, 69) y Gary Madar (35), hermano del chofer parisino de Kardashian.
Madar ha sido involucrado por supuestamente haber entregado información sobre el paradero de la celebridad, aunque su defensa sostiene que su presencia era pública para sus más de 350 millones de seguidores.
Cinco de los diez acusados enfrentan cargos de robo a mano armada y secuestro, y podrían recibir condenas de hasta cadena perpetua. Otros están imputados por complicidad o tenencia ilegal de armas.