En 2019, Volkswagen cerró un capítulo trascendental de su historia, anunciando el fin de la producción de su icónico “escarabajo”. Con más de ocho décadas de presencia en las carreteras del mundo, este vehículo dejó de ser fabricado tras 81 años de existencia.
Con más de 20 millones de unidades vendidas en todo el mundo, el “Beetle”, como se le conoce en muchos países, había trascendido más allá de su condición de vehículo para convertirse en un símbolo cultural. La despedida de este modelo fue cargada de simbolismo y emoción. La campaña publicitaria para su cierre, titulada “The Last Mile” (La Última Milla), fue una de las más recordadas en la industria del automóvil.
Un corto animado de 90 segundos, acompañado de la emblemática canción “Let It Be” de Los Beatles, se convirtió en un homenaje a un auto que representó libertad, rebeldía y sencillez durante generaciones.

La campaña de despedida fue tan emotiva como el modelo que representaba. En el corto animado titulado “The Last Mile”, Volkswagen rindió homenaje al Beetle con una serie de escenas nostálgicas que mostraban al automóvil pasando por distintas etapas de la vida.
Se le veía transitando por diversas situaciones cotidianas que habían caracterizado al escarabajo, desde los viajes familiares hasta las experiencias de juventud en carretera. El video, de 90 segundos de duración, fue acompañado por una versión instrumental de la icónica canción “Let It Be”, de Los Beatles, lo que añadió un toque sentimental a la despedida.
En las escenas, hicieron su aparición personajes famosos que han sido parte de la cultura popular vinculada al escarabajo, como el protagonista de la película Footloose, interpretado por el actorKevin Bacon, y el artista plástico Andy Warhol, conocido por su famosa obra sobre el Beetle.

La decisión de Volkswagen de cesar la producción del Beetle pudo ser una medida estratégica en un mercado automovilístico que ha experimentado cambios drásticos en las últimas décadas.
El crecimiento de los vehículos eléctricos, la creciente preocupación por el medio ambiente y las nuevas regulaciones sobre emisiones podrían haber sido factores cruciales para que la compañía alemana tomara la decisión de desvincularse de este modelo.
Aunque el Beetle mantuvo su popularidad a lo largo de los años, especialmente en mercados como América Latina y Estados Unidos, las ventas del modelo comenzaron a declinar con el paso del tiempo.

Además, la falta de innovación en términos de diseño y la dificultad para adaptarse a las nuevas exigencias del mercado contribuyeron al cierre de una de las producciones más exitosas de la historia de este sector.
El escarabajo fue mucho más que un automóvil para Volkswagen. Durante más de ocho décadas, representó la imagen misma de la marca y consolidó a la empresa como un actor clave en la industria automotriz global.
Su diseño distintivo, compacto y asequible lo convirtió en uno de los vehículos más vendidos de la historia, siendo un símbolo de la posguerra en Europa y una pieza fundamental en el desarrollo de Volkswagen como gigante automovilístico. Este modelo también fue uno de los principales responsables de la expansión global de la marca, especialmente en América Latina, donde se convirtió en un icono cultural.

A través de generaciones, el escarabajo acompañó a familias, jóvenes y artistas, solidificando su lugar en la memoria colectiva. El fin de su producción marcó un cierre simbólico para una era dorada en la historia de la compañía alemana.
El Beetle fue mucho más que un medio de transporte: fue un símbolo cultural. En Estados Unidos y Europa, el auto fue asociado con la contracultura, el movimiento hippie de los años 60 y la libertad de los jóvenes.
Su apariencia distintiva y su accesibilidad lo hicieron popular entre diversas generaciones, quienes lo vieron como un símbolo de individualidad, rebeldía y, en muchos casos, de renacimiento. En América Latina, el escarabajo se convirtió en el coche de millones de familias, por su durabilidad, bajo costo y versatilidad.