
El verano europeo llega a su fin y con él emerge una nueva oleada de planes para viajar. Para la Generación Z, formada por jóvenes nacidos a partir de mediados de los años noventa, el otoño representa una oportunidad para descubrir destinos sin sufrir el ajetreo ni los altos precios propios de la temporada alta. Según recientes estadísticas de Airbnb, las búsquedas de viajes en este segmento han visto un aumento del 26 por ciento, mostrando una inclinación clara hacia nuevas experiencias y una búsqueda estratégica de oportunidades fuera de los periodos tradicionales de vacaciones.
Según informó el medio Time Out, este incremento revela no solo un entusiasmo renovado por recorrer el mundo, sino también una transformación en la forma de elegir adónde viajar. Las plataformas de reservas y redes sociales influyen en la toma de decisiones, pero el aspecto económico sigue jugando un papel determinante. De acuerdo con una encuesta de Focaldata citada en el estudio, el 80 por ciento de los encuestados de la Generación Z reconoce que la asequibilidad es clave a la hora de seleccionar un destino. Esta generación prioriza destinos y actividades que encajen con presupuestos realistas, por lo que el ahorro es un factor fundamental en su forma de viajar.
La capacidad para combinar acceso a experiencias atractivas con precios accesibles se convierte, entonces, en el santo grial de los jóvenes viajeros. La reducción de precios en vuelos, alojamiento y actividades en septiembre y octubre actúa como un imán que seduce a quienes desean optimizar sus recursos, y es en este contexto cuando algunos destinos despuntan por encima de otros. Entre todos, París se consolida como la ciudad estrella del momento para los viajeros de la Generación Z.

El informe de Airbnb sitúa a la capital francesa en la cúspide de las preferencias juveniles para este otoño boreal. Más allá de su reconocida oferta cultural, arquitectónica y gastronómica, la ciudad suma atractivos adicionales durante la temporada baja: menos aglomeraciones, estancias más económicas y una mayor disponibilidad de experiencias personalizadas. En un entorno donde los costos bajan y la presión turística desciende, París se muestra como un destino ideal para quienes buscan combinar autenticidad, historia y modernidad.
Viajar a París en esta época del año tiene ventajas evidentes. Las opciones de transporte se vuelven más asequibles y surgen oportunidades para encontrar alojamiento a precios competitivos. La variedad de barrios, desde el bohemio Montmartre hasta el vibrante Le Marais, permite elegir según estilos y necesidades, sin que ello implique desembolsos elevados. Además, el clima otoñal aporta un aire romántico a la ciudad, alejándola de las grandes masas y permitiendo a los visitantes disfrutar de monumentos y museos a un ritmo más pausado.
Una característica que distingue la oferta dirigida a los jóvenes en París es la posibilidad de acceder a experiencias locales genuinas sin necesidad de gastar grandes sumas. Actualmente, existen múltiples actividades, talleres y rutas que se pueden contratar por menos de 100 dólares (o aproximadamente 85 euros) por persona, convirtiendo el viaje en un recorrido accesible y memorable sin grandes gastos. El atractivo principal radica en la posibilidad de sumarse a vivencias únicas, guiadas por locales o expertos, que van mucho más allá del turismo tradicional.
Entre las experiencias destacadas que ofrece Airbnb en la capital francesa se encuentra la de participar en un taller culinario exclusivo con Matthieu, chef y propietario de la escuela Maison Fleuret. En esta experiencia, los visitantes asisten a una clase privada en la que aprenden a elaborar un pastel relleno de praliné bajo la tutela personal del chef. Esta actividad no sólo permite explorar la rica tradición repostera francesa, sino que también brinda la posibilidad de conocer en persona a profesionales locales y perfeccionar habilidades culinarias en un entorno distendido y auténtico.

Otra opción popular y representativa de la cultura parisina es la clase de cabaret en Crazy Horse, donde se aprenden los movimientos, coreografía y el carisma propios de una auténtica estrella del cabaret. La actividad está pensada para quienes buscan añadir un toque lúdico y diferente a su estancia, experimentando de primera mano una tradición artística profundamente arraigada en la ciudad.
A esto se suma una oferta amplia que abarca desde rutas de compras en tiendas vintage en el barrio de Saint-Ouen, pasando por la exploración de fábricas de chocolate “secretas”, hasta recorridos gastronómicos por los emblemáticos mercados de alimentos de París. Cada propuesta se orienta a quienes desean conocer el lado más auténtico y cotidiano de la ciudad, interactuar con locales y descubrir rincones menos transitados, todo ello ajustándose a presupuestos mediamente restringidos que caracterizan a este grupo generacional.
París logra reunir en otoño todos los ingredientes clave para posicionarse como el destino tendencia entre los viajeros europeos jóvenes: accesibilidad económica, diversidad de experiencias auténticas y la magia atemporal de una gran capital europea. Las preferencias de la Generación Z, marcadas por el deseo de vivir el presente, optimizar cada euro invertido y acumular recuerdos únicos, encuentran en la ciudad una respuesta perfecta a sus expectativas de viaje.