
Comenzar el día con una rutina matutina bien definida puede influir de manera significativa en la longevidad y el bienestar general. Diversos expertos en salud identificaron siete hábitos saludables que, incorporados desde temprano, pueden potenciar tanto la salud física como mental.
Estas recomendaciones, respaldadas por la ciencia y la experiencia clínica, buscan transformar la manera en que las personas afrontan sus mañanas. La importancia de la rutina matutina radica en su impacto directo sobre los ritmos circadianos, fundamentales para funciones corporales como la producción hormonal, el metabolismo y los ciclos de sueño-vigilia.
El Dr. Jeffrey Egler, médico ejecutivo y director médico de Next Health, explicó en Real Simple que mantener hábitos saludables y constantes al inicio del día puede fortalecer estos procesos, lo que se traduce en una mejor salud integral a largo plazo.
Por su parte, Andrew Hogue, codirector ejecutivo de Neurofit, utiliza la metáfora de un barco para ilustrar este punto: si el sistema nervioso se orienta correctamente desde el principio, resulta mucho más sencillo mantener el rumbo durante el resto del día.

El primer hábito consiste en beber un vaso de agua al despertar. Aunque muchas personas reconocieron la importancia de la hidratación, no todas cumplieron con este objetivo.
El Dr. Egler señaló que esta acción favoreció la digestión, estimuló el metabolismo y ayudó a eliminar toxinas. Hogue agregó que la deshidratación nocturna provocó confusión mental y falta de concentración.
Una hidratación adecuada mejora el equilibrio emocional hasta en un 26%, además de apoyar funciones del sistema nervioso y procesos metabólicos vinculados a la longevidad.

La Dra. Federica Amati, nutricionista jefe de ZOE, recomendó optar por un desayuno rico en nutrientes, fibra y proteínas vegetales. Explicó a Real Simple que esta comida representó aproximadamente el 20% de la ingesta calórica diaria y constituyó una oportunidad para mejorar la calidad de la dieta.
Entre las sugerencias destacaron el yogur natural, la avena con frutos rojos y frutos secos, alimentos que ofrecieron energía y nutrientes esenciales.

El tercer hábito propone realizar entre cinco y diez minutos de estiramientos, yoga o una caminata rápida. No es necesario implementar rutinas extenuantes para estimular la circulación, aumentar la flexibilidad y reforzar el ritmo circadiano, especialmente al aire libre. La Dra. Amati subrayó que este tipo de actividad prepara el cuerpo y la mente para las demandas del día.

Hogue recomendó ejercicios somáticos sencillos, como golpecitos con los puños cerrados durante tres minutos, para despertar el sistema nervioso y promover un tono vagal saludable.
Esta práctica mejora la resiliencia al estrés, beneficia la salud celular y facilita la identificación temprana de tensiones físicas, permitiendo una regulación proactiva del estrés. El desarrollo de la interocepción puede reducir los niveles de estrés de manera significativa.

La Dra. Amati sugirió incorporar actividades como la escritura de un diario, la respiración profunda o la meditación en la rutina matutina. Estas actividades no solo mejoraron la claridad mental y el bienestar emocional, sino que también ofrecieron protección frente al estrés crónico, vinculado a diversas enfermedades. El secreto radicó en elegir la práctica más cómoda y sostenible para cada persona.

El Dr. Egler recomendó dedicar unos minutos a definir objetivos y prioridades, lo que aumentó la concentración, la productividad y otorgó un sentido de propósito. Esta acción, realizada mentalmente o por escrito, tiene el potencial de consolidarse como un hábito que acompaña toda la jornada.

La Dra. Amati, citando un estudio reciente, señaló que el café no solo ayudó al despertar, sino que también benefició la salud intestinal. El estudio identificó la presencia de un microbio específico, Lawsonibacter, en el microbioma de quienes consumieron café, incluso descafeinado. Esto sugiere que los compuestos del café, más allá de la cafeína, desempeñaron un papel relevante en la salud digestiva.
Estos siete hábitos contribuyeron a regular los ritmos circadianos y el metabolismo, y favorecieron la salud mental y emocional. La integración de prácticas como la hidratación, el movimiento físico, la atención plena y el disfrute consciente del café puede transformar la experiencia matutina y allanar el camino hacia una vida más longeva y plena.