
Durante doce temporadas, Kunal Nayyar dio vida a Raj Koothrappali en The Big Bang Theory, una serie que más allá de su éxito televisivo, se caracterizó por el ambiente especial que se vivía fuera de cámaras. En ese sentido, ha revelado que la química con sus compañeros, particularmente con Simon Helberg —quien interpretó a Howard Wolowitz—, convirtió cada grabación en una experiencia difícil de olvidar.
El rodaje de la serie, que debutó en 2007, estaba impregnado de un espíritu distendido. Nayyar ha contado que al principio le costaba enormemente mantener la seriedad, sobre todo en escenas con Helberg.
En el podcast oficial de la producción, presentado por Jessica Radloff, el actor admitió que fue “el peor de la serie” para mantener la compostura durante las primeras temporadas. Explicó que el simple hecho de estar frente a Helberg bastaba para perder el control y soltar carcajadas, lo que en numerosas ocasiones obligaba a repetir las tomas.

La razón principal era la inusual capacidad de Helberg para provocar risa con su sola presencia y su peculiar manera de hablar. “Simon es un genio. La cadencia con la que decía ‘El viernes me viene bien’ era tan hermosamente musical y simplemente ridícula. Es un genio”, relató Nayyar.
Aquella naturalidad desarmaba a Nayyar y, en más de una ocasión, le impedía contener las risas, afectando el ritmo de grabación.
Pese a los contratiempos que las risas ocasionaban, el ambiente en el set estaba lejos de volverse tenso. Los actores, lejos de molestarse, comprendieron que estos momentos eran parte de una dinámica colectiva que potenció la autenticidad de los personajes.
Nayyar y Helberg coinciden en destacar esa “complicidad especial”, transformada en uno de los pilares del éxito de The Big Bang Theory. Los testimonios recogidos en el libro de Jessica Radloff sobre el rodaje subrayan cómo, incluso cuando se debía repetir una escena, predominaba el buen humor y la colaboración entre todo el elenco.

Esta relación fue fundamental para lograr escenas especialmente memorables. El espíritu relajado propició que los actores se sintieran cómodos, incrementando la espontaneidad de sus interpretaciones. De acuerdo con la recopilación de Sensacine, esas interrupciones por risa no fracturaron la convivencia, sino que terminaron convirtiéndose en anécdotas entrañables para todo el reparto.
El cierre de la serie, en mayo de 2019, dejó una profunda huella en Nayyar. Días después de finalizar la grabación del último episodio, el actor confesó en el programa de Ellen DeGeneres el complejo torbellino de emociones que experimentó: una mezcla de tristeza, euforia y gratitud por los años compartidos en el set.
En ese sentido, aseguró que no existía una palabra lo suficientemente precisa para describir el impacto emocional de despedirse de un proyecto tan importante y de sus compañeros de trabajo.

La conclusión de The Big Bang Theory representó un cambio significativo en la vida de Nayyar, quien durante más de una década se identificó con su personaje y forjó lazos estrechos con el resto del elenco. Esta etapa marcó el final de una era, tanto a nivel profesional como personal para el actor.
Actualmente, seis años después del desenlace, Nayyar permanece activo como actor, participando en proyectos que difieren notablemente de Raj Koothrappali. No obstante, el recuerdo de su paso por la emblemática producción se mantiene vivo. Él mismo ha reiterado en entrevistas que la experiencia en la serie sigue ocupando un lugar privilegiado en su trayectoria.

La marca imborrable que dejó la sitcom no solo se refleja en el reconocimiento del público, sino también en la profunda emoción con la que Nayyar y sus compañeros evocan aquella etapa de sus vidas. La relación construida entre bastidores resultó ser tan significativa como los episodios que vieron los espectadores: una hermandad forjada a fuerza de risas reales y complicidad irrepetible.
The Big Bang Theory sigue resonando entre los fanáticos y deja constancia de cómo la conexión genuina entre sus protagonistas fue clave en su permanencia e impacto. Nayyar, al recordar aquellos días, transmite que el verdadero éxito del programa radicó en lo vivido fuera del libreto: amistad, espontaneidad y un sentido del humor que traspasó la pantalla.

Esa química, nacida en los ensayos y afianzada en cada toma, es la que queda en la memoria de quienes formaron parte del elenco y que, aún hoy, continúa siendo motivo de anécdotas y nostalgia.