La relación entre Jamie Lee Curtis y Lindsay Lohan, forjada hace más de dos décadas durante el rodaje de Un viernes de locos (2003), encuentra nueva vida en la esperada secuela de Disney, Otro viernes de locos. Bajo la dirección de Nisha Ganatra, la película revive el concepto de intercambio de cuerpos, ahondando en los lazos familiares y las transformaciones personales de sus protagonistas, reflejando los cambios que ambas actrices vivieron en sus propias trayectorias.
Durante una jornada de promoción, Ganatra compartió con Entertainment Weekly una instantánea íntima: una imagen en blanco y negro de Lohan recostada sobre Curtis en el set. La directora enfatizó que esta conexión maternal no fue inducida ni dirigida: “Eso es algo que no puedes transmitir como director. Se tienen cariño y confianza”. Jamie Lee Curtis, consciente de los cinismos habituales en la industria, insistió en que el afecto que comparten es genuino y tiene raíces profundas: “Conozco a Lindsay desde que tenía 15 años. Es algo extraordinario ver a alguien caminar por la vida”.

La secuela, escrita por Jordan Weiss, sitúa a Tess (Curtis) y Anna (Lohan) en un momento crucial: los preparativos para la boda de Anna con Eric (Manny Jacinto). Tess, ahora una autora y podcaster de éxito, mantiene su rol de madre protectora mientras asume también el de abuela para Harper (Julia Butters), la hija de 15 años de Anna. La trama introduce un nuevo intercambio de cuerpos, provocado esta vez por una excéntrica psíquica interpretada por Vanessa Bayer, que entrelaza las mentes de Tess, Anna y Lily (Sophia Hammons), la futura hijastra de Anna.
“La película, más que repetir fórmulas del pasado, aborda las complejidades de las familias ensambladas modernas”, destacando las dificultades y los afectos que surgen entre adolescentes obligados a convertirse en hermanastros.
Desde aquel éxito adolescente que recaudó 110 millones de dólares, tanto Curtis como Lohan experimentaron evoluciones significativas. Curtis, ganadora del Oscar por Todo en todas partes al mismo tiempo (2022), lideró el impulso para revivir la saga, apoyada por el interés masivo del público. Lohan, por su parte, se reinventó como madre y actriz tras un acuerdo de varias películas con Netflix y su reciente regreso a Disney.
“Fue emocionante para mí volver y hacer una película con una mujer a la que admiro, que forma parte de mi vida fuera de la pantalla”, confesó Lohan. Para Curtis, la iniciativa era un proyecto profesional, y una forma de preservar y celebrar una relación personal invaluable.

Bajo la dirección de Ganatra, el rodaje de Otro viernes de locos se enfocó en cultivar vínculos reales entre el elenco. Se realizaron ensayos no convencionales, como intercambios de miradas prolongadas y ejercicios de “transferencia emocional” entre las actrices. Julia Butters y Sophia Hammons, quienes interpretan a Harper y Lily, respectivamente, describieron a Lohan y Curtis como figuras maternas, en la ficción y en la vida real.
La relación estrecha entre las cuatro actrices derivó en la creación de un grupo de mensajería llamado “Freakies”, donde comparten actualizaciones, consejos y organizan reuniones familiares.
Si bien Otro viernes de locos reintroduce personajes entrañables como Jake (Chad Michael Murray) y Ryan (Mark Harmon), y presenta referencias claras a la cinta de 2003, evita caer en un reciclaje superficial. La narrativa avanza de manera auténtica, explorando nuevas etapas vitales para sus personajes y ofreciendo a la audiencia momentos emocionales genuinos, como la nueva actuación musical de Lohan, en la que se revive el espíritu de su banda ficticia, Pink Slip.

La ausencia de Jodie Foster —protagonista de la versión original de Un viernes de locos (1976)— fue una decisión aceptada como parte del enfoque de construir algo nuevo sin forzar homenajes.
La experiencia reciente de Lohan como madre impregnó de profundidad su interpretación. “La cercanía que tienes con tu hijo, ese vínculo irremplazable, es lo más importante del mundo”, reflexionó. Curtis, quien en su momento también equilibró maternidad y trabajo durante el rodaje de Un viernes de locos, destacó la evolución personal de Lohan con palabras de admiración.
El cierre del reportaje no podría ser más emotivo: Curtis, abrazando a Lohan en el camarín, destacó la valentía y madurez de su colega, reconociendo la profunda transformación que vivió. Así, Otro viernes de locos se erige como una comedia familiar de intercambio de cuerpos, y como un testimonio de amor, crecimiento y de las relaciones que sobreviven el paso del tiempo.