
La noche del 29 de julio marca una cita imperdible para los aficionados y curiosos de la astronomía: el cielo brindará un espectáculo doble con las lluvias de meteoritos Delta Acuáridas del Sur y Alfa Capricórnidas en su punto máximo de actividad. Este fenómeno ofrece la posibilidad de ver decenas de estrellas fugaces en pocas horas, con condiciones especialmente favorables para la observación.
La escasa luminosidad lunar, ya que el satélite se encuentra en su fase creciente, y la coincidencia simultánea de ambos eventos, convierten la velada en una oportunidad única. Si el clima acompaña, el hemisferio sur y las regiones más bajas del hemisferio norte podrán disfrutar de una noche repleta de destellos celestes.
Una lluvia de meteoritos sucede cuando numerosos meteoros parecen surgir de un punto específico del cielo, conocido como radiante. “Ocurren anualmente o a intervalos regulares a medida que la Tierra pasa a través del rastro de restos polvorientos dejados por un cometa y, en algunos casos, por asteroides”, explican desde la NASA. Las partículas, al entrar a gran velocidad en la atmósfera, se desintegran y producen los destellos llamados estrellas fugaces.

En particular, las Delta Acuáridas, según se sospecha, tienen su origen en el cometa 96P/Machholz, que cruza cerca del Sol cada cinco años. Este cometa tiene un núcleo aproximado de 6,4 kilómetros de diámetro y su radiante se localiza en la constelación de Acuario. Por otro lado, las Alfa Capricórnidas provienen del cometa 169P/NEAT y parecen surgir desde la constelación de Capricornio. La denominación de cada lluvia corresponde a la constelación desde la que aparentan emanar los meteoros, aunque no sea su origen real.
Ambas lluvias pueden observarse en la noche del 29 al 30 de julio, con especial intensidad en el hemisferio sur y en las latitudes bajas del hemisferio norte. En estos lugares, el radiante se ubica más alto y el número de meteoros visibles aumenta. En el hemisferio norte, resulta preferible mirar hacia el sur y buscar un horizonte despejado para maximizar la experiencia.
Las Delta Acuáridas del Sur alcanzan tasas de entre 15 y 20 meteoros por hora en condiciones ideales en el hemisferio sur, mientras que en el norte el número disminuye. Las Alfa Capricórnidas, aunque menos abundantes, con alrededor de cinco meteoros por hora, destacan por los espectaculares bólidos.
Según explicó Nick Moskovitz, astrónomo planetario del Observatorio Lowell en Arizona, en diálogo con NPR, “no producen meteoros con frecuencia, pero cuando aparecen, son como bólidos lentos que cruzan el cielo. Así que, si buscas un evento espectacular durante una sesión de observación, una Alfa Capricórnida podría ser la que más te entusiasme”.

La mejor franja horaria se sitúa entre la medianoche y justo antes del amanecer, cuando los radiantes se alzan y la Luna, apenas un 27% iluminada, ya no está tan alta en el cielo.
Disfrutar estas lluvias requiere buscar un cielo oscuro y alejarse de luces urbanas. Una ubicación despejada, libre de árboles altos o edificios, facilita la visión de la mayor cantidad de meteoros posible.
Desde la NASA, recomiendan esperar que la vista se adapte a la oscuridad: “En menos de 30 minutos en la oscuridad, sus ojos se adaptarán y empezará a ver meteoros. Tenga paciencia: el espectáculo durará hasta el amanecer, así que tendrá tiempo de sobra para echar un vistazo”. Evitar dispositivos electrónicos con pantallas luminosas ayuda a captar meteoros más tenues.
Para quienes observan desde el hemisferio norte, mirar de preferencia hacia el sur incrementa las posibilidades de avistar tanto las Delta Acuáridas como las Alfa Capricórnidas. Los expertos aconsejan dedicar al menos una hora a la observación y abrigarse bien.

La temporada de lluvias de meteoritos no termina. Aunque el próximo gran evento será el pico de las Perseidas entre el 12 y el 13 de agosto, son más visibles en el hemisferio norte. No obstante, suelen producir destellos intensos para quienes se encuentran en un rango de latitudes en el que brilla con su máximo esplendor.
Después de estas fechas, el calendario astronómico de la American Meteor Society para noches con pico de actividad incluye:
- Oriónidas (22-23 de octubre): visibles desde ambos hemisferios.
- Táuridas del Sur (3-4 de noviembre): se podrán apreciar desde ambos extremos del mundo, pero mayormente en el hemisferio sur.
- Táuridas del Norte (8-9 de noviembre): al igual que las Táuridas del Sur, se pueden ver en todas partes, pero predominan en el norte.
- Leónidas (16-17 de noviembre): visibles en los dos hemisferios.
- Gemínidas (12-13 de diciembre): se podrá ver desde ambos hemisferio, pero en el norte habrá una mejor vista, según los expertos.
- Úrsidas (21-22 de diciembre): principalmente visibles en el hemisferio norte.
Las lluvias Delta Acuáridas del Sur y Alfa Capricórnidas mantienen su actividad durante varias noches, por lo que incluso quienes no puedan observar el evento principal tendrán oportunidades en los días siguientes. La posibilidad de ver meteoros de distintos orígenes, el doble espectáculo de estrellas fugaces y unas condiciones lunares casi óptimas hacen de esta temporada un auténtico regalo para quienes disfrutan de observar el firmamento.