
Las distancias interminables, las condiciones climáticas adversas y la falta de servicios cercanos definen el día a día en Antofagasta de la Sierra, Catamarca, y condicionan las posibilidades de acceso a oportunidades para quienes residen en la región y también para quienes impulsan iniciativas de transformación social.
Frente a este escenario, la asociación civil sin fines de lucro Grupo PIER sostiene desde hace casi 30 años una estrategia de intervención centrada en la salud y la educación en zonas apartadas de Catamarca.
Guillermo Ignacio Colobraro, médico pediatra, cardiólogo infantil y presidente de PIER, dijo a Infobae que el acceso a la región puede exigir hasta diez horas de viaje por caminos que superan los 4000 metros sobre el nivel del mar, con temperaturas bajo cero. “Hemos llegado a tener sensación térmica de catorce grados bajo cero en agosto. Es un lugar hermoso, seguramente uno de los más lindos de la Argentina, pero con condiciones que hacen que algunos trabajos sean difíciles”, precisó.

La historia de la organización se remonta a 1995 gracias a la iniciativa del Colegio Esquiú de la Ciudad de Buenos Aires, que ofrece a sus estudiantes la posibilidad de realizar misiones solidarias en Catamarca. Esa experiencia fue el germen del futuro equipo, que optó por institucionalizar el compromiso con la región.
“Nos fuimos transformando: de alumnos a exalumnos, y luego a profesionales”, afirmó Colobraro. Según relató a Infobae, la consolidación de la asociación en 2007 se apoyó sobre dos hitos: la primera misión encabezada por Gustavo Escobar y la fundación formal de PIER por Federico Carrera. “Si uno mira para atrás, es una historia de treinta años que ha pasado por todas sus formas”, señaló el presidente de la organización.
Actualmente, el activo núcleo operativo de PIER está conformado por diez integrantes, que reparte tareas también con una asistente social residente en Catamarca y una secretaria recientemente incorporada. “Es una asociación chica, con poco músculo, todo a pulmón”, definió Colobraro, quien enfatizó el rol fundamental del voluntariado en la construcción sostenida del proyecto.

En el área de salud, contó Colobraro, la organización diseñó y presentó al Ministerio de Salud de Catamarca un plan estratégico a cuatro años, que involucra a la Municipalidad de Antofagasta de la Sierra y al Hospital Alemán de Buenos Aires. El acuerdo contempla tres programas asistenciales y uno formativo. El programa “Rotaciones” permite que residentes del Hospital Alemán realicen parte de su formación en la zona rural. “Firmar este convenio facilita mayor presencia en terreno. Es una forma concreta de aportar recursos humanos y fortalecer la atención en lugares críticos”, explicó.
El plan incluye, además, el fortalecimiento de las competencias de los profesionales locales. “En última instancia, son ellos quienes están en la primera línea, son la puerta de entrada al sistema de salud”, apuntó el presidente de PIER en conversación con Infobae.
La entidad coordina tres viajes anuales, conformando equipos multidisciplinarios de especialistas. Una característica destacada es la participación activa de odontólogos y nutricionistas de Catamarca, quienes se sumaron tras conocer la labor de la organización: “Ellos, al ser de allá, no tienen que viajar, pero también han conocido un rincón de la provincia que hasta hoy no conocían. Para nosotros, PIER funciona, sin buscarlo, como un despertador social para muchos que, teniendo posibilidades, entendemos que algo podemos ofrecer”.

Además, el presidente de la entidad subrayó el esfuerzo de los profesionales locales: “Allí en Antofagasta hay un médico que es un médico único, que honestamente nos despierta gran admiración. Él y su equipo de enfermería, agentes sanitarios, el técnico radiólogo, son verdaderos patriotas”.
Por otra parte, el abordaje educativo de PIER incluye un programa de becas dirigido a estudiantes catamarqueños en situación socioeconómica vulnerable. Actualmente, 16 jóvenes reciben un estímulo económico mensual y un acompañamiento académico individualizado para sostener carreras como profesorado en historia, ingeniería civil e instrumentación quirúrgica, entre otras.
El acompañamiento se planifica con objetivos cuatrimestrales y anuales, realizando entrevistas por videollamada al inicio de cada etapa y seguimiento semanal. Al final de cada ciclo se evalúan los avances y las dificultades. El programa sumó recientemente cinco voluntarias encargadas de fortalecer el acompañamiento y la cercanía en la trayectoria educativa de los becados.

La selección de beneficiarios atiende, según figura en la web de la entidad, a condiciones socioeconómicas, dificultades en traslados y compromiso con el proyecto educativo personal. El proceso abarca entrevistas presenciales y un monitoreo regular de objetivos, tanto en salud como en educación.
“El proyecto de PIER no busca protagonismo personal, sino fortalecer procesos que lleven adelante los propios habitantes de la zona”, enfatizó Colobraro a Infobae. “Los protagonistas son ellos, porque si nosotros pretendemos cambiar la realidad con los pocos días que vamos al año, estamos haciendo una mala lectura de lo que sucede”, remarcó. El objetivo institucional apunta a que los programas puedan reproducirse y consolidar vínculos perdurables en el mediano y largo plazo, institucionalizando la ayuda conjunta con las entidades locales de Catamarca.