Esta apuesta de Google responde a la creciente presión sobre el sistema energético global provocada por el auge de la inteligencia artificial. (Imagen ilustrativa Infobae)“¡Nuestros procesadores se van al espacio!” Con esta frase publicada en al red social X, Sundar Pichai, consejero delegado de Alphabet, anunció oficialmente el proyecto Suncatcher, la iniciativa de Google para construir una red de satélites equipados con procesadores de inteligencia artificial alimentados por energía solar: todo un sistema que funcionará como un centro de datos en el espacio.
El objetivo es encontrar una solución radical a la crisis energética asociada al crecimiento acelerado de esta tecnología.
El proyecto Suncatcher, en desarrollo desde hace más de un año, busca crear sistemas de computación de aprendizaje automático escalables fuera de la atmósfera terrestre.
Pichai explicó que la compañía explora “cómo podríamos algún día construir sistemas de computación de aprendizaje automático escalables en el espacio, aprovechando una mayor parte de la energía del sol (que emite más de 100.000 millones de veces la producción total de electricidad de la humanidad)”.
La visión es situar los procesadores cerca del Sol para que los satélites capten una fuente de energía prácticamente inagotable, permitiendo alimentar la próxima generación de inteligencia artificial sin las limitaciones actuales de infraestructura y emisiones.
Los procesadores en los satélites captarán una fuente de energía inagotable. (Imagen Ilustrativa Infobae)Esta apuesta responde a la creciente presión sobre el sistema energético global provocada por el auge de la inteligencia artificial. Desde el lanzamiento de ChatGPT por OpenAI en 2022, la demanda de procesamiento y energía ha aumentado en los centros de datos de todo el mundo.
Sam Altman, consejero delegado de OpenAI, advirtió en el Foro de Davos de 2024 que la inteligencia artificial está a punto de desencadenar una crisis energética mundial y señaló: “No hay manera de llegar sin cambios drásticos”. Mientras las grandes tecnológicas analizan vías como la fusión nuclear o la recuperación de centrales nucleares, Google elige la energía solar espacial para sostener el crecimiento de la inteligencia artificial.
Desde el punto de vista técnico, Google planea lanzar sus Tensor Processing Units (TPU) en satélites equipados con paneles solares capaces de generar electricidad casi de forma continua.
Los datos de la compañía indican que estos paneles podrían resultar hasta ocho veces más productivos que los instalados en la superficie terrestre, ofreciendo así computación de alto rendimiento sin el impacto ambiental vinculado a los centros de datos tradicionales. Además, la escalabilidad del sistema permitiría ampliar la capacidad de procesamiento conforme crezcan las necesidades de la inteligencia artificial.
El desarrollo de centros de datos espaciales presenta desafíos considerables. Uno de los principales es la gestión térmica de los procesadores, ya que las condiciones extremas en el espacio pueden afectar el rendimiento de los chips.
Google ya sometió sus TPU a pruebas en aceleradores de partículas para simular los niveles de radiación de las órbitas bajas, con resultados positivos: los procesadores han soportado dosis equivalentes a cinco años de misión sin fallos permanentes. Otro reto clave es la comunicación entre satélites, ya que competir con los centros de datos terrestres exige enlaces capaces de manejar decenas de terabits por segundo.
Esto requerirá constelaciones de satélites situados a pocos kilómetros entre sí, mucho más cerca de lo habitual, aumentando el riesgo de colisiones y generación de basura espacial. Además, el coste de lanzar y operar estos sistemas sigue siendo elevado, aunque la compañía calcula que para la década de 2030 los gastos podrían igualar a los de un centro de datos terrestre en términos de coste energético por kilovatio y año.
Para avanzar en la viabilidad del proyecto, Google ha firmado un acuerdo con Planet, empresa especializada en microsatélites, con el objetivo de lanzar los primeros prototipos a principios de 2027.
Estas pruebas serán determinantes para evaluar el rendimiento de la tecnología en órbita y decidir si se procede a una infraestructura de computación espacial a gran escala. Si los resultados son satisfactorios, Google prevé alcanzar la viabilidad económica del sistema hacia mediados de la próxima década.
Mientras la industria tecnológica explora alternativas para sostener el avance de la inteligencia artificial, la apuesta de Google por los centros de datos en el espacio anticipa un escenario donde la computación podría expandirse más allá de la atmósfera terrestre, impulsada por la energía solar y nuevas fronteras tecnológicas.
hace 22 horas
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