
Gerard Butler revela que creció sin padre hasta los dieciséis años, cuando este apareció por sorpresa en su vida. El actor escocés, conocido por interpretar a Estoico en la versión live-action de Cómo entrenar a tu dragón, compartió esta confesión personal durante una entrevista con Fotogramas.
El regreso de Butler al universo de Cómo entrenar a tu dragón supuso un reto actoral y físico. Uno de los principales desafíos fue el peso del traje de Estoico, que alcanzaba los 40 kilogramos. El actor explicó que no se lo quitaba ni durante las comidas, lo que le generó fuertes dolores de espalda y rodillas. “El traje de Estoico pesaba 40 kilos y no me lo quitaba ni para comer... era como una especie de metáfora física de la responsabilidad que carga el personaje”, declaró Butler.
Las exigencias físicas no son ajenas a su trayectoria. Durante el rodaje en Belfast, debió recibir atención médica. También recordó un incidente en 2012 durante Pasión por las olas, donde casi se ahoga mientras filmaba una escena de surf. Fue rescatado por la guardia costera y reanimado con un desfibrilador. “Es imposible no tener accidentes cuando haces acción, pero también sé que nunca debí surfear aquella ola porque no era ni un uno por ciento lo bastante bueno para estar allí”, reconoció.

La tendencia de Gerard Butler a asumir riesgos va más allá del ámbito profesional. El actor admitió que suele sobrevalorar sus habilidades, aunque con humor y autocrítica: “Definitivamente, ¡no soy tan bueno como creo en nada!”. Esta actitud se resume en su lema: “Fake it till you make it” (“Finge hasta que lo logres”).
Butler explicó que esta máxima aplica a la actuación, y a personajes como Estoico. “Siempre entrené muy duro para preparar mis papeles, pero sé que jamás llegaré al nivel de cualquiera de los tipos duros a los que interpretó. Aun así, creo que si le pones disciplina, motivación y finges hasta que lo logras, acabarás siendo mejor de lo que realmente eres”, afirmó.
Desde sus inicios aceptó papeles para los que, en principio, no se sentía preparado, como en El fantasma de la ópera, pese a no tener experiencia previa en canto.
Antes de alcanzar la fama, Gerard Butler estudió Derecho y llegó a ejercer como abogado. Su paso por la abogacía fue breve y frustrante: “No fui un buen abogado porque no me importaba lo suficiente. En aquella época nada encajaba entre lo que había estudiado y lo que quería hacer”.

El despido y las dificultades personales que atravesó le permitieron reconectarse con su verdadera vocación. “Cuando empecé a ser actor y a contar historias, todo cambió. Me pasó un poco como a Hipo en Cómo entrenar a tu dragón, que al seguir su corazón logra un cambio profundo tanto en sí mismo como en lo que lo rodea", expresó. Desde entonces, busca proyectos con mensajes poderosos.
Uno de los temas centrales en Cómo entrenar a tu dragón es la relación entre padre e hijo, algo que Gerard Butler vivió de forma intensa. En la entrevista, reveló: “Crecí sin padre y ni siquiera sabía de su existencia hasta que apareció por sorpresa un día, cuando yo tenía dieciséis años”. Tras ese reencuentro, lograron construir un vínculo especial hasta el fallecimiento del padre por cáncer. “Estuvimos juntos los meses previos a su fallecimiento. Fue una relación muy extraña”, recordó.
Butler también destacó la figura de su madre como el verdadero sostén de su vida. “Estoico más que parecerse a mi padre es como mi madre, una mujer increíble que hizo todo lo posible por cuidar de sus tres hijos, su pequeña tribu, sin dinero, sin padre y haciéndolo todo sola”, afirmó.

Sobre la película, el actor señaló: “Padre e hijo aprenden a comprenderse mutuamente y a conectar aunque sean dos almas diferentes”, resaltando la universalidad de ese mensaje.
En su infancia, Gerard Butler admiraba a figuras como Muhammad Ali, Neil Armstrong y futbolistas como Franz Beckenbauer y Kenny Dalglish. Soñaba con ser astronauta y quedó marcado por la visita del papa Juan Pablo II a Glasgow, a quien describió como una aparición.
Sin embargo, su mayor referente fue Sean Connery, tanto por su papel como James Bond como por su origen escocés. “En Escocia, en aquella época, solo teníamos a Sean Connery y a David Bannon. Los demás actores conseguían, con suerte, pequeños papeles en alguna terrible serie de televisión inglesa, pero siempre haciendo de alcohólicos o delincuentes”, relató.

La relación de Butler con el universo de Bond se remonta a uno de sus primeros papeles en El mañana nunca muere, durante la etapa de Pierce Brosnan. Sin embargo, el actor nunca se consideró candidato para interpretar al icónico espía. “Creo que ya se me pasó el arroz para hacer un nuevo James Bond a lo bestia, y para ser honesto, tampoco quiero hacerlo”, declaró.
Aunque siente aprecio por el personaje y por Barbara Broccoli, histórica productora de la saga y amiga personal, descartó asumir ese rol.
Respecto a la industria, Butler valoró la diversidad del talento británico. “Los actores británicos, da igual de dónde provengan y de qué clase social sean, son muy distintos entre sí, pero todos llegan a Hollywood con algo que decir”. Según sus palabras, su carrera es ejemplo del cambio de mentalidad en el cine estadounidense: “Hollywood abrió la mente hacia otros códigos de interpretación y creo que yo soy un claro ejemplo de ese cambio”.
Finalmente, expresó su gratitud por las oportunidades recibidas: “Gocé de innumerables oportunidades y me permitieron cometer muchísimos errores, pero aun así acerté en tantas cosas...”, concluyó.