
Charles Leclerc llegó al Gran Premio de Hungría con grandes expectativas. El piloto de Ferrari sorprendió en la clasificación al quedarse con la pole position y todo apuntaba a una posible victoria, la primera del año para la escudería italiana. Sin embargo, la carrera tomó un rumbo inesperado: el monegasco perdió ritmo, descendió hasta la cuarta posición y, al finalizar la jornada, sus explicaciones sobre lo sucedido abrieron la puerta a nuevas dudas. El principal protagonista en plantearlas fue George Russell, quien batalló con el poleman por el último lugar del podio.
Durante la prueba, la frustración de Leclerc quedó reflejada en la radio del equipo. “Vamos a perder esta carrera por estas cosas. Estamos perdiendo mucho tiempo”, expresó en un mensaje cargado de disgusto. Más tarde, ante los medios, sus declaraciones apuntaron a un problema técnico. “Desde la vuelta 40 tuvimos un problema en el chasis. A partir de ese momento fui un pasajero, no podía hacer nada más”, explicó en el paddock tras la prueba, disculpándose por sus declaraciones iniciales.
Pero para Russell, piloto de Mercedes y rival directo en pista, el discurso de Ferrari no convenció. Tras arrebatarle la tercera posición a Leclerc, el británico fue contundente ante la prensa. “Vi lo lento que conducía. Lo único que se nos ocurre es que habían puesto el coche demasiado bajo y necesitaban aumentar la presión de los neumáticos para el último stint. También usaron un modo de motor que hacía que el motor fuera más lento al final de la recta, justo donde más se desgastan las tablas del suelo”, sostuvo el británico de las Flechas de Plata.
Según su visión, la clave del bajón de rendimiento no fue una falla en el chasis, sino un intento deliberado de Ferrari por evitar una posible sanción reglamentaria. Los monoplazas de Fórmula 1 llevan una plancha de material especial debajo del suelo, cuyo desgaste está regulado estrictamente por motivos de seguridad. Si un auto resulta tener un desgaste excesivo tras la carrera, puede ser descalificado, algo que Ferrari ya vivió esta temporada y que ahora quiere evitar a toda costa.
Russell fue explícito respecto a sus sospechas. “Obviamente no te va a decir que estaban al borde de ser ilegales. Eso es lo único que se nos ocurre basándonos en los tiempos por vuelta y en el modo de motor que estaban usando, y cosas así”, argumentó. En ese contexto, la estrategia del equipo italiano habría incluido un aumento de presión en los neumáticos y el uso de un modo de motor menos agresivo para reducir la cercanía del coche al asfalto y proteger las tablas.
La carrera evidenció ese cambio. Tras su segunda parada en boxes, Leclerc comenzó a rodar a un ritmo dos segundos más lento por vuelta, un descenso inusual para el piloto, que a la vez insistía por radio en lo extraño del comportamiento de su auto. “Esto es muy frustrante, hemos perdido toda la competitividad”, expresó en ese momento.
La sospecha de Russell no solo señaló la posibilidad de una maniobra al límite del reglamento, sino también la presión extra que enfrenta Ferrari desde la descalificación de otro de sus autos por el desgaste de la plancha en una carrera anterior. Tras aquel episodio, la escudería ajustó la suspensión trasera, pero los resultados en pista todavía no muestran una solución definitiva.
En lo deportivo, Russell se mostró satisfecho con su propio desempeño y el resultado final. “Sin duda, muy contento con la carrera… hemos tenido momentos tensos con Charles. Cuando te comprometes a tirarte desde la nada, si el piloto de delante se mueve, no tienes mucho agarre para hacer una maniobra”, recordó el británico, que valoró especialmente el podio obtenido antes de la pausa de verano de la categoría, que volverá a salir a pista a fines de agosto con el Gran Premio de los Países Bajos (29 al 31).