
“Una vez que me convertí en madre y envejecí, pensé: ´Nadie puede decirme nada´”, aseguró Gabrielle Union en un reportaje para Marie Claire, al compartir su posición firme desde sus años de experiencia y confianza adquirida. Con 52 años, la actriz continúa siendo una figura apreciada en la industria del entretenimiento, conocida por películas emblemáticas como Bad Boys II.
Sin embargo, su papel extendido como madre en una familia diversa es el que le otorgó una posición particularmente resonante en la discusión sobre la maternidad moderna.
Desde su experiencia personal con la subrogación hasta su apoyo inquebrantable a sus hijos, Union se convirtió en un referente de valentía y genuinidad en un mundo donde la percepción pública puede ser dura y errática.

Para Gabrielle Union, la decisión de convertirse en madre más tarde en su vida fue profundamente transformadora. “Ahora tengo mucha más paciencia y mucho menos resentimiento”, afirmó. Esta visión se ve fortalecida por la seguridad emocional y financiera que pudo alcanzar antes de abrazar la maternidad.
La intérprete estadounidense explicó que su madurez le permitió abordar este rol sin los desasosiegos que podrían surgir al ver a otros cumplir con sueños profesionales similares a los suyos. Debido a esto, reflexionó: “Muchos de nosotros fuimos criados por madres que también estaban resentidas, pero nunca lo llamamos así”, demostrando cómo su recorrido le permitió disfrutar de cada momento con sus hijos.

Sobre este apartado, la artista mantiene un enfoque extremadamente adaptativo hacia la crianza de sus hijos, consciente de que cada uno de ellos necesita una interacción y manejo distintos “Cada niño recibe una versión diferente de mí porque necesitan una versión diferente de mí”, argumentó.
A través de este modelo de crianza garantiza que, en su hogar, las relaciones sean fundamentadas en un entendimiento y respeto profundo, particularmente en la relación que describe con su hija Zaya, con quien comparte un vínculo especial.
Esta flexibilidad permite que Union logre el equilibrio entre ser una figura de autoridad para sus hijos y una amiga disponible y comprensiva, lo que asegura una comunicación abierta y genuina como pilar fundamental.

La subrogación fue un desafío personal y un aspecto público con el cual tuvo que lidiar. Frente a posibles juicios y sus propios sentimientos de insuficiencia corporal, ella manifestó: “Para mí, parecía un fracaso. Mi cuerpo falló”.
Adoptó una postura desafiante hacia las críticas externas, asegurando que a pesar del proceso intenso, se siente inmensamente agradecida. “Si tuviera la capacidad de hacerlo yo misma, lo habría hecho. Tu bebé está aquí y es increíble”, sentenció, reflejando tanto su gratitud hacia la gestante como el reconocimiento de las complejidades emocionales involucradas.

La relación con su esposo, Dwyane Wade, se destaca por ser una colaboración constante en la crianza de sus hijos. Ambos forman un equipo sólido y destacan la importancia de tener roles delineados pero flexibles según las necesidades emocionales de cada niño.
“No hay nada que disfrute más que criar con él”, confesó Gabrielle Union, subrayando que este esfuerzo conjunto no solo responde a las necesidades de sus hijos, sino que refuerza los cimientos de una familia unida y resiliente. La habilidad de entrelazar sus métodos y enfoques en esta crianza conjunta fortalece el hogar y ofrece un balance saludable para todos los miembros de la familia.
El diagnóstico de cáncer de riñón para el ex basquetbolista, Wade representó un impacto significativo en la vida familiar. “Inmediatamente, piensas en la muerte”, compartió Union, revelando las tensiones y los miedos que ese momento crucial despertó.
A pesar de los retos y los inevitables temores enfrentados durante el proceso, esta experiencia no solo evidenció su capacidad de enfrentar la adversidad, sino que fortaleció aún más la unidad familiar, resaltando la valía del amor y la comunicación abierta en tiempos de incertidumbre.

Para la actriz, el enfoque hacia la paternidad se centra en la bondad y comprensión genuina como herramientas fundamentales. A propósito de ello, enfatizó: “Nada de lo que hicimos como padres es revolucionario o innovador. Solo sentido común, amabilidad y compasión”.
Mediante su perspectiva subraya un compromiso con ofrecer a sus hijos un ambiente que fomente el crecimiento personal y la autenticidad. A través de la sinceridad y apertura que expresó en su entrevista. De este modo desafía las percepciones limitadas de la maternidad, visibilizando el poder radicado en aceptar desafíos cotidianos.