Fue guardavidas en Mar del Plata durante 28 años y hoy es DT de Aldosivi: “A veces estoy en el agua y pienso por qué me vuelvo loco con el fútbol, pero es mi pasión”

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Charler inició su quinto interinatoCharler inició su quinto interinato en Aldosivi en marzo del 2025 y luego fue ratificado con el objetivo de salvar al club del descenso (Foto: Roi Tamagni / Infobae)

“El fútbol no me cambió nada todavía... ¡Yo tengo una Meriva modelo 2012 que no la puedo vender! Me metí en un plan de ahorro, soy un laburante", dice Mariano Charlier y lanza una carcajada tímida. Habla pausado entre sorbo y sorbo de mate desde unos los sillones plásticos que él señaló porque tenían una posición estratégica respecto al sol en esta cálida mañana invernal. A los 51 años, transita por la orilla de un giro radical de su vida después de casi tres décadas alternando entre su pasión por el deporte y su amor por la playa.

Mariano intentó ser futbolista pero las lesiones minaron ese sueño justo al mismo tiempo que su otro gran amor comenzaba a surfear su vida. Mientras se recibía de profesor de educación física e iniciaba sus primeros trabajos como DT de niños, Charlier se sentaba bajo el sol de Mar del Plata para trabajar como guardavidas en uno de los balnearios más concurridos del país. Ese puesto desde el mirador por primera vez está en stand by en tres décadas porque el objetivo es salvar del descenso a Aldosivi en la Liga Profesional.

Hace 28 temporadas que estoy y siempre en la misma playa, con mis mismos compañeros. A veces en marzo, o lo que es diciembre, que es más tranquilo, estoy metido en el agua y pienso por qué me vuelvo loco con el fútbol. Pero bueno, el fútbol te apasiona, te pasa por arriba, te lleva por delante, me encanta”.

La historia del DT del Tiburón es la más particular de los últimos años de un fútbol exigente, profesionalizado y hasta robotizado. Mariano es el laburante que llegó. Uno de los nuestros. El apasionado que persiguió un sueño que por momentos parecía un letargo. Hasta que se despertó y la ilusión era real: fue seleccionado por quinta vez en los últimos años para ser interino mientras la dirigencia resolvía al reemplazante del por entonces saliente Andrés Yllana. Los resultados lo acompañaron y ya lleva cinco meses al mando de un proyecto que es un hilo rojo poético: su objetivo es salvar, pero esta vez al club del descenso.

Mariano lleva casi tres décadasMariano lleva casi tres décadas como guardavidas en una de las playas más populares de Mar del Plata (Foto: @MarianoCharlier)

“Se dio ahora, pero ya lo tenía pensado”, revela sobre el plan que lo sentó en una de las 30 butacas de DT más preciadas del país. Charlier era capitán de Independiente de Mar del Plata, un ocho voluntarioso, cuando una segunda fractura lo dejó cinco meses alejado de las canchas y “odiado con el fútbol”. Su sueño de ser jugador ya estaba definitivamente cajoneado, pero la pasión por este deporte era su combustible. Un consejo de un profesor durante un campamento de verano de la colonia de vacaciones lo hizo entender que podía unir dos amores: la playa y el fútbol. Estudió para ser profe de educación física al unísono con la formación para ser guardavidas y mientras dirigía inferiores en su club.

Llegó a tener jornadas con tres trabajos. De la escuela al club, del club a la playa. Se cambiaba en los autos de ropa y ahí iba. Un obrero del fútbol que arrancó dirigiendo pibes de 14 años en Aldosivi, fue ayudante del Gancho Zwicker en Unión de Mar del Plata en el Federal A y pasó por cada puesto de formativas en su querido Independiente. Hasta que en el Tiburón le ofrecieron ser coordinador de todas las juveniles junto con el Pipa Villar post pandemia. Venía de dirigir cinco años a Independiente en la liga marplatense: “Llego acá sin haber sido campeón tres años en la liga local. Lo cuento porque muchas veces te dicen ‘estás acá’. A veces te tenés que destacar desde otro lado, no solo con ganar”.

Mucha gente que laburaba conmigo me decía ‘estás para otra cosa’. ¿Pero quién te ve? ¿Dónde? Yo no tengo representante, todavía hoy no tengo. Cuando me llamaron de Aldosivi estaba Gago y vine con la idea de que capaz conocía la forma de trabajar de Fernando", recuerda sobre aquellos empujones finales que lo llevaron a tomar la determinación de jugar un pleno al fútbol. “Me interesaba si esto me llevaba a otro lado”, blanquea.

“Vine pensando también si el fútbol me lleva a otro lado. Yo sabía que lo único que no iba a dejar era la playa, después dejaba cualquier cosa”, dice, frena y matiza: “La playa no la iba a dejar, salvo que venga una oportunidad realmente importante”. Y esa chance llegó: “La diferencia de este interinato es que me fue muy bien con los resultados de entrada a diferencia de los otros”.

— A vos te cambia en este caso que ganan...

— Que ganamos... Me toca este interinato y ahora sí siento que me empieza tal vez a cambiar. No me la creo ni mucho menos, porque esto es muy efímero. Si pierdo tres partidos y me tengo que ir de acá, no sé cuántos se acordarán de mí después. En principio, todos los cartuchos recontra metidos acá. Estoy haciendo lo mejor posible del lado mío para estar mucho tiempo. Si hay algo que puedo decir, y sin ser arrogante, es que en los interinatos se han acercado jugadores conocidos, con trayectoria: “Ojalá ganemos así se quedan ustedes. Vas a ver que nos va a ir bien y se van a quedar”. La diferencia de este interinato es que me fue bien con los resultados de entrada a diferencia de los otros. Con respecto a la playa, todavía tengo hasta noviembre para pensarlo. Mi hijo se recibió de guardavidas, así que aspiro a poder seguir en el fútbol y darle el puesto a mi hijo.

Inició su ciclo el 14Inició su ciclo el 14 de marzo con victoria ante Argentinos Juniors: ganó 4 partidos, empató 3 y perdió 3, además de avanzar hasta octavos de Copa Argentina eliminando a Estudiantes de La Plata (Foto: @clubaldosivi)

Los Charlier desembarcaron en los 80 a la Costa Atlántica en busca de un futuro laboral más próspero con el pequeño Mariano de siete años como el mayor de sus tres hijos. Pusieron un hotel de verano en Santa Clara del Mar y volverían a Buenos Aires durante los inviernos. Pero algo cambió, se quedaron aquel invierno y los siguientes. Sus primeros recuerdos fueron entre la ciudad ícono de la costa argentina y ese refugio playero a unos pocos minutos hasta que sus padres vendieron el alojamiento. El buffet de Independiente de Mar del Plata, liderado en su infancia por la familia del ex Estudiantes y Newell’s Rulo París, se convirtió en su casa hasta hoy en día.

Crecer en Mar del Plata lo acercó a la playa, pero lo alejó tal vez un poco de las habituales pruebas futbolísticas de la capital. La chance de ser jugador profesional se diluyó en el horizonte como un atardecer nublado, pero nada mató el fanatismo por la pelota. Esos dos amores crecieron en su interior con una convivencia tan armónica como exigente, pero sin problemas. Fue guardavidas y DT durante tres décadas sin contradicciones. Mariano ahora planifica en voz alta. Por primera vez desea que uno de sus pilares haya llegado a su fin.

— ¿Esta sería la primera vez que tenes un solo laburo?

— Sí... Este laburo igual vale por un montón. Ya en Aldosivi cuando agarré la coordinación junto con el Pipa (Villar), ya no pude hacer otra cosa. Mientras fue avanzando mi carrera en el fútbol, fui dejando cada vez más horas de escuela. Nunca dejé la playa porque fue medio mi sostén fuerte económico. Al ser un trabajo de cinco meses, como que pasó a ser un trabajo importante. Nunca lo pude descuidar, aparte porque me gusta también, es muy lindo.

— ¿Cambió algo en tu vida cuando te confirmaron como DT principal de Aldosivi?

— No, nada... Porque empieza a cambiar cuando estás en el día a día. Después es muy natural. Yo sé que por más que esté ratificado, cada partido es importantísimo. ¿Yo estoy ratificado? Sí, pero por cuánto tiempo está ratificado un técnico. A lo que aspiro realmente es a terminar el año en Aldosivi: eso quiere decir que Aldosivi está en Primera. Aspiro a regularidad, poder despegarnos un poco de la tabla del descenso para no estar todo el tiempo pensando en eso. A eso aspiro, y a llegar a fin de año. Para mí eso sería un montón. Y ahí sí, yo creo que te doy la derecha de “cambió tu vida”.

— Pero en la dimensión humana, ¿qué cambió para un tipo que tenía tres laburos para vivir y de golpe está como uno de los 30 técnicos de Primera División?

— Creo que me agarra con 50 años y con los pies bastante sobre la tierra. No me la creo. Sí siento que, y más en la ciudad, muchísima gente del fútbol de Mar del Plata está muy feliz. Que le pase esto a uno de nosotros. Desde ese lado es un orgullo, pero hoy todavía siento que no me cambió. ¡Yo tengo una Meriva modelo 2012 que no la puedo vender! Me metí en un plan de ahorro, soy un laburante.

— ¿No te cambió la economía?

— No, todavía no... Ni mucho menos, porque también al ser del club y esas cosas no gano como un técnico de primera....

— Si bien tenés un plantel de laburantes también, ¿cómo convive un trabajador con una Meriva 2012 en un ambiente donde capaz con 17 años ya manejan el último modelo de un auto importado?

— Primero que los respeto mucho a ellos. Uno no puede aparentar cosas que no son. Entonces yo les dije: “A ustedes los respeto porque aparte llegaron a un lugar donde yo no pude llegar, que me hubiese encantado, que es ser futbolista profesional”. Y después para mí vos te ganas el respeto también desde el lado del conocimiento. Me fui preparando para esto. No es que tampoco de la playa salí a esto. Termino dirigiendo porque durante 30 años me fui preparando desde la gestión de grupo, desde mi rol docente, que creo que me ayudó un montón. Creo que tengo una idea bastante clara de qué es lo que quiero para mi equipo, cómo me gustaría que mis equipos jueguen y trato de entrenar todos los días para que ese equipo juegue de esa forma y trate de jugar cada vez más cerca de la forma que a mí me gusta.

"Ir nadando y escuchar ‘me"Ir nadando y escuchar ‘me ahogo, me ahogo’, es bravísimo" (Foto: @MarianoCharlier)

Navega sus declaraciones con la calma de un marinero. Sabe que ésta es su gran oportunidad. Que la pelotita pegue en el palo o entre al arco es algo que no puede dominar, pero sí podría definir un giro trascendental de su vida a los 50 años. Mariano se deja llevar por la marea con la calma del que conoce las correntadas. El trabajo del día a día y la armonía que encontró con los jugadores, aclara, son su tabla. Después está la tómbola del fútbol, un océano al que hay que saber respetar, pero al que no se puede dominar. Ser guardavidas o DT no parece estar tan alejado desde lo metafórico.

Eso de mantener la calma es algo entrenado desde el mirador de la Popular 5, “la de los Lobos, de la Bristol, justo al lado”, que la da “mucho laburo” pero del “lindo”. “Me quedó grabado el rescate de dos nenas, porque es raro que te quedes solo con dos víctimas. Ese día se había armado una canaleta entre lo que sería la orilla y el banco. Una familia entró por la otra playa, fue caminando y cuando quiso salir cayó al pozo que se había armado, que es como un piletón que se arma”, recuerda sobre el operativo que más lo marcó. “Nosotros siempre hacemos prevención para que vuelvan por el lugar por donde entraron, pero a veces no te entienden”, relata con la misma calma que repasa su obligación de salvar del descenso a Aldosivi. “Cuando quieren salir para la costa caen como en una pileta, y cayó toda la familia junta. Creo que eran cinco y nosotros en principio éramos dos. De entrada tuve que agarrar a las dos nenas. Yo agarraba a una y le decía que ella se agarre de la hermanita y que no se cuelgue arriba mío”, repasa.

“Cuando hay una víctima, vos marcás el punto donde tenés que ir y vas. Hay muchos momentos que vas nadando y los perdés. No sabés si está o no está. Ir nadando y escuchar ‘Ayudame’ o ‘me ahogo, me ahogo’, es bravísimo. Una vez que llegas, ya está. Después tarda un poco más en salir o menos. No pasa nada. Salir, salimos. El tema es llegar”, explica sobre la tarea.

— ¿Ustedes están seguros de que salen sí o sí?

— Sí... Salimos, no hay chance que no salgas con el operativo de playa. Si esto me pasa a mí solo, no sé, en agosto, que estoy viendo a una persona, no sé si saco solo a una persona, no somos superhéroes. Ahora con el operativo que hay en la playa, si yo llegué a agarrarte, vino mi compañero y te pusimos la rosca, capaz que estamos adentro del agua diez minutos hablando. A veces la gente dice “no pueden salir”, pero no es que no podemos salir: pateas para adentro para salir de la zona complicada, de la rompiente, de las olas, y esperas que llegue otro compañero tuyo con la soga para salir todos juntos tranquilos. Hemos salido con la moto de agua, o con gomones en rescates que se te van más lejos y se te complican un poco más. Pero ya la víctima está con vos. No se va a ahogar. Ya los tranquilizamos.

— En tantos años, ¿estuviste en riesgo en el mar?

— No en riesgo yo, sí en riesgo tal vez las víctimas. Sacamos dos veces a algunos muy jugados, pero por suerte los sacamos y, nada, vivieron. Eso sí es bravo. ¿Y sabés cuál otra? Cuando te llaman de la arena. Estás así mirando el agua, tranquilo, con tu compañero tomando mate. Un día bastante tranquilo. Y de repente empiezan “bañero, bañero”, mirás así y están en la arena. Vas corriendo ahí y pensás con qué me encuentro. A veces mucho sol, gente grande, la mayoría son lipotimia o bajada de presión, y otros hemos tenido también algún paro cardíaco. Esa es brava también.

Mariano habla con la misma pasión de su rol en el mar como el que ocupa dentro del césped. Bromea sobre las fotos con las tablas de surf que tiene en sus redes y, aunque asegura que no es bueno arriba de la tabla, recuerda que en el último verano aprovechó para barrenar olas con su hijo. Se ríe sobre sus amigos profesionales que, si saben que el mar está lindo, cancelan sus agendas diarias para surfear. Él, en cambio, ya reflexionó bastante en esas largas horas en el agua bajo el sol. ¿Por qué volverse loco con el fútbol? Se preguntó alguna vez, pero él ya eligió.

— ¿Vas a volver a la playa?

— A saludar y a pasar, seguro, porque la paso muy bien... A trabajar, no porque no me guste, es un trabajo hermoso. Pero espero que a trabajar no porque eso significaría que me está yendo bien en el fútbol, que es lo que me apasiona.

— ¿Pero hasta qué edad puede trabajar un guardavidas?

— No sé, pero el técnico puede estar más grande que el guardavidas me parece.... Si me va bien con el fútbol, no vuelvo más...

— Todos los demás trabajos me dijiste que los vas a dejar de lado sin importar nada, pero de guardavidas me dijiste en “noviembre veo”. Vas a tener que hacer el duelo al dejar la playa...

— Sí, claro que sí. Pero quiere decir que si lo suelto definitivamente es porque me está yendo bien con el fútbol. La primera temporada tomaría licencia con la posibilidad de seguir estando. Y ya después, si me sigue yendo bien, quiere decir que puedo largarlo; y más teniendo la posibilidad de dejarle el puesto a mi hijo con mis compañeros. Es un orgullo también eso.

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