Los gobiernos de Francia y Estados Unidos llamaron este miércoles a las autoridades militares que tomaron el poder en Madagascar a respetar la democracia, el Estado de derecho y los derechos fundamentales, tras el golpe de Estado encabezado por una unidad de élite del Ejército que forzó la huida del presidente Andry Rajoelina después de semanas de protestas populares.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia instó a “preservar escrupulosamente la democracia, las libertades fundamentales y el Estado de derecho” en la isla africana, y pidió a todos los actores “institucionales, políticos y sociales” que actúen con “responsabilidad, moderación y diálogo”.
“Hoy en día es esencial preservar escrupulosamente la democracia, las libertades fundamentales y el Estado de derecho”, señaló el comunicado oficial difundido en París, en el que la diplomacia francesa enfatizó que estos principios “constituyen la base sobre la que se asienta cualquier sociedad justa y pacífica”.
París pidió además garantizar “un clima de calma y respeto” para que “todos puedan expresarse libremente, sin miedo, presiones ni injerencias extranjeras”, y expresó su disposición a trabajar junto a los actores regionales, incluida la Unión Africana, en la búsqueda de una solución a la crisis.
La cartera diplomática subrayó que “las profundas aspiraciones del pueblo malgache —y en particular las de su juventud— por una vida mejor, más justa y digna, deben ser escuchadas y tomadas en cuenta”. También expresó su “compasión” hacia las víctimas y reiteró que la seguridad de los ciudadanos franceses en Madagascar constituye una “prioridad”, al tiempo que confirmó que la embajada y el consulado en Antananarivo “siguen plenamente movilizados”.
Por su parte, Estados Unidos expresó que sigue “de cerca” la situación sobre el terreno e instó a todas las partes a buscar una salida no violenta al conflicto.
“La situación de seguridad se mantiene en calma, pero el Departamento (de Estado) permanece vigilante para garantizar la seguridad de nuestra embajada, nuestro personal y los ciudadanos estadounidenses en Madagascar. Instamos a todas las partes a buscar una solución pacífica”, indicó un portavoz del Departamento de Estado en Washington.
El martes, el Cuerpo de Administración de Personal y Servicios del Ejército de Tierra (CAPSAT), una unidad de élite que controla la logística militar, anunció la disolución de la Constitución y la asunción del poder desde el Palacio Ambotsirohitra, sede de la Presidencia. Su jefe, el coronel Michael Randrianirina, proclamó: “Vamos a asumir nuestras responsabilidades, vamos a tomar el poder”, en respuesta a la crisis política derivada de las manifestaciones de las últimas semanas.
Randrianirina anunció la creación de un consejo compuesto por representantes del Ejército, la Gendarmería y la Policía Nacional, con posible participación civil, que ejercerá las funciones del jefe de Estado durante un periodo de transición de hasta dos años.
El golpe de Estado supuso el derrocamiento de Rajoelina, quien huyó del país sin presentar su dimisión formal, como exigían los manifestantes. Madagascar vive una crisis política desde el 25 de septiembre, cuando estallaron protestas encabezadas por jóvenes indignados por los cortes de electricidad y agua, que pronto derivaron en reclamos por la salida del mandatario, acusado de corrupción, nepotismo y malversación.
Rajoelina, quien llegó al poder por primera vez en 2009 tras otro golpe de Estado y fue reelegido en 2023 en unos comicios cuestionados, enfrentaba crecientes demandas sociales y políticas. Los disturbios reflejan el malestar generalizado por el deterioro de los servicios básicos y la persistente corrupción en uno de los países más pobres del continente africano.
(Con información de EFE y EP)