
Terminada la Liga de las Naciones de la UEFA, que consagró a Portugal en los penales ante España, muchos empezaron a preguntarse cuándo será la próxima competencia internacional de selecciones: la Finalissima.
La posibilidad de que la próxima Finalissima se dispute en Estados Unidos ha cobrado fuerza en las últimas semanas, ya que la Conmebol impulsa esta sede debido a la proximidad del Mundial de Canadá-Estados Unidos-México 2026, mientras que la UEFA prefiere mantener el evento en territorio europeo. La definición sobre el lugar aún no se ha concretado, pero la opción estadounidense suma adeptos por su relevancia en el calendario futbolístico internacional.
El partido entre Argentina y España, campeones vigentes de la Copa América y la Eurocopa 2024 respectivamente, se perfila como uno de los encuentros más esperados por los aficionados al fútbol. La disputa de la Finalissima entre ambos seleccionados se proyecta para marzo de 2026, en lo que sería la antesala del Mundial que comenzará en junio de ese año. Este enfrentamiento reunirá a los dos equipos más destacados del momento, ambos repletos de figuras internacionales y con una rivalidad pendiente en este tipo de certamen.
La organización del evento comenzó a tomar forma tras la primera reunión presencial entre representantes de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) y la Unión Europea de Fútbol Asociación (UEFA). El encuentro se realizó en Asunción, Paraguay, durante el 75° Congreso de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA). En esa instancia, los dirigentes de las entidades involucradas iniciaron la coordinación de los preparativos para la realización de la Finalissima.
Entre los asistentes a la reunión se encontraban el presidente de la AFA, Claudio ‘Chiqui’ Tapia, y el titular de la RFEF, Rafael Louzán, acompañados por equipos administrativos de la Conmebol y la UEFA. Durante el encuentro, se discutieron aspectos institucionales, responsabilidades organizativas, planificación logística, los calendarios de competencia de ambas selecciones y las fechas tentativas para la realización del partido. La opción más firme para la disputa del encuentro es marzo de 2026, aunque se mantiene abierta la posibilidad de que se realice en cualquier momento del primer semestre de ese año.
La Finalissima representa la segunda edición de la renovada final que reemplazó a la Copa Artemio Franchi, un trofeo instaurado en honor al ex presidente de la UEFA entre 1972 y 1983. En la edición anterior, celebrada en 2022, la selección argentina venció por 3 a 0 a Italia en el estadio Wembley de Londres, Inglaterra. Al igual que en esa ocasión, el partido entre Argentina y España se jugaría en un estadio neutral, aunque la sede definitiva aún no se ha determinado.
La lógica de la rotación de sedes sugiere que, tras la edición europea, la próxima Finalissima debería celebrarse en América. La Conmebol impulsa la candidatura de Estados Unidos como sede, argumentando la conveniencia de que el evento se realice en el mismo país que albergará el Mundial pocos meses después. No obstante, la UEFA ha manifestado su preferencia por mantener el partido en Europa, lo que ha generado un debate entre las confederaciones sobre la localización más adecuada para el evento.
El partido entre los campeones de América y Europa se ha convertido en un atractivo especial para los seguidores del fútbol, ya que enfrenta a los equipos que han demostrado mayor solidez y talento en sus respectivos continentes. Tanto Argentina como España continúan cumpliendo con sus compromisos en las eliminatorias sudamericanas y la Nations League, respectivamente, mientras la expectativa por el enfrentamiento entre ambos seleccionados crece entre los fanáticos.
La Finalissima, al reunir a los campeones de los dos torneos de selecciones más importantes del mundo, se presenta como una oportunidad para medir fuerzas antes del inicio del Mundial. El evento también implica desafíos logísticos y organizativos, ya que debe coordinarse con los calendarios de competencia de ambos equipos y las obligaciones institucionales de las federaciones involucradas. La reciente reunión en Asunción marcó el inicio formal de estos preparativos, aunque aún restan definiciones clave sobre la sede y la fecha exacta del partido.
La edición anterior de la Finalissima, que tuvo lugar en 2022, sirvió como antecedente para la organización de este tipo de encuentros entre campeones continentales. En esa oportunidad, la selección argentina se impuso con claridad ante Italia, lo que elevó el perfil del torneo y consolidó su importancia en el calendario internacional. Ahora, con la confirmación de Argentina y España como protagonistas, la expectativa por la próxima edición se ha incrementado.
El proceso de organización de la Finalissima involucra a las principales entidades del fútbol mundial, que buscan garantizar un espectáculo de alto nivel y una logística adecuada para los equipos y los aficionados. La elección de la sede, la definición de la fecha y la coordinación de los calendarios son algunos de los aspectos que las federaciones deberán resolver en los próximos meses, mientras la atención de la comunidad futbolística se centra en el esperado duelo entre los campeones de América y Europa.
La edición anterior de la Finalissima tuvo lugar el 1° de junio de 2022 en el estadio de Wembley, Londres, y enfrentó a las selecciones de Argentina e Italia, campeonas vigentes de la Copa América y la Eurocopa, respectivamente. El encuentro generó gran expectativa por el regreso de este formato luego de casi tres décadas y por la envergadura de los equipos, ambos plagados de figuras internacionales y con una fuerte historia en el fútbol mundial.
Argentina dominó el partido, impuso su estilo de juego y una notable solidez colectiva. Lautaro Martínez abrió el marcador en el primer tiempo tras una asistencia de Lionel Messi, quien resultó una de las grandes figuras de la noche. Ángel Di María amplió la ventaja antes del descanso y, en la segunda mitad, Paulo Dybala selló la goleada por 3 a 0, que consagró al seleccionado sudamericano como el campeón indiscutido del duelo intercontinental.
La contundente victoria le permitió a Argentina alzarse con el trofeo y consolidó el ciclo de Lionel Scaloni al frente del equipo, que venía de la consagración en la Copa América. Además, el equipo celebró junto a miles de hinchas presentes en Wembley, ratificó el liderazgo de sus principales figuras en un partido que reforzó la importancia de la Finalissima en el calendario internacional y le dio un renovado prestigio a la competencia.