Familias en EE.UU. sacrifican comida y servicios básicos para costear internet: la brecha digital persiste

hace 4 horas 1

En Estados Unidos, el acceso a internet sigue siendo un lujo que muchas familias no pueden costear sin grandes sacrificios. Una encuesta reciente de T-Mobile reveló que el 24% de los padres se ha visto obligado a recortar gastos esenciales, como alimentos o servicios básicos, solo para poder pagar la factura de internet. Además, 3 de cada 10 padres describen su conexión en casa como “solo algo confiable”, lo que representa una barrera educativa para millones de estudiantes.

Los datos reflejan un panorama preocupante: aunque la pandemia visibilizó la importancia de la conectividad para la educación y el trabajo, la brecha digital no ha desaparecido. Por el contrario, para muchos hogares se ha profundizado. El 85% de los encuestados dijo que no debería ser necesario sacrificar necesidades básicas para costear la conexión, pero aun así miles de familias enfrentan esa disyuntiva mes a mes.

Una carga que afecta a la educación

El impacto de esta realidad va más allá del bolsillo. Según la encuesta, el 60% de los padres está preocupado porque el acceso limitado a internet pueda afectar el futuro de sus hijos. La preocupación no es menor: cada vez más distritos escolares en EE.UU. han adoptado herramientas digitales como modelo permanente de aprendizaje, lo que significa que una conexión inestable puede traducirse en rezago académico, dificultades de asistencia e incluso, mayores tasas de abandono escolar.

El Dr. Joe Phillips, director de tecnologías de la información del condado de Fulton en Atlanta, lo resume de forma contundente: “La brecha digital para mí ha sido siempre una problemática enorme. De hecho, creo que es la brecha socioeconómica más grande que tenemos en la actualidad”.

La responsabilidad de las empresas

La encuesta también refleja que el 77% de los padres cree que las empresas tienen la responsabilidad de ayudar a los estudiantes a obtener internet y tecnología para la escuela. En línea con esta percepción, programas como Project 10Million de T-Mobile han buscado aliviar parte de esta carga.

Lanzado en 2020, el proyecto tiene como meta entregar 10 millones de hotspots gratuitos, planes de datos sin costo y acceso a laptops y tablets a bajo precio para hogares con estudiantes. Hasta finales de 2024, la iniciativa había logrado conectar a más de 6,3 millones de estudiantes y brindar cerca de $7,300 millones de dólares en herramientas y servicios tecnológicos.

Uno de los cambios recientes más significativos fue la duplicación de la asignación anual de datos a 200 GB, además de la incorporación de pases de datos con descuento. Estos ajustes han permitido que familias en situación de vulnerabilidad puedan mantener la conexión sin tener que elegir entre pagar internet o cubrir sus necesidades básicas.

La historia de Coral Almazan: del hotspot al futuro académico

El caso de Coral Almazan ilustra el impacto de esta iniciativa. Durante la pandemia, recibió un hotspot de T-Mobile a través de su distrito escolar en Texas. Gracias a ese acceso, no solo pudo mantener al día sus clases virtuales, sino que también logró abrirse camino hacia la universidad.

Hoy, Coral está por graduarse en derecho penal en la Universidad Cristiana de Houston y ya cursa estudios de maestría. Ella misma asegura que el dispositivo cambió el rumbo de su vida: “El Proyecto 10Millones definitivamente influyó en mi decisión de dedicarme a trabajar en normativa legal. La ayuda mutua debería ser la motivación de toda persona”.

Para su familia, el beneficio también fue colectivo. Sus hermanos pudieron realizar tareas escolares sin interrupciones y la calidad de las clases virtuales mejoró significativamente. “No se limitó únicamente a mis tareas. Marcó una gran diferencia para todos en casa”, afirma.

Programas que desaparecen y dejan vacíos

Sin embargo, el contexto general sigue siendo complejo. En junio de 2024, más de 23 millones de hogares perdieron el beneficio de banda ancha subsidiada de $30 mensuales tras la finalización del Programa de Descuentos para Internet (ACP, por sus siglas en inglés). El 40% de quienes se beneficiaban del programa confesó que, al terminar, tuvieron que recortar gastos en comida para continuar pagando internet.

Este vacío ha aumentado la presión sobre las familias, justo cuando la educación y los servicios públicos se digitalizan cada vez más. En este escenario, el Proyecto 10Millones aparece como una alternativa crucial, aunque aún persiste un problema: no todos los padres saben que existe. De hecho, solo 2 tercios de los encuestados afirmaron estar enterados de estos programas.

Una necesidad que trasciende la pandemia

Aunque la emergencia sanitaria ya no ocupa los titulares, la necesidad de conexión no ha disminuido. Para muchos estudiantes, la escuela no termina al sonar la campana, y las oportunidades educativas continúan en plataformas digitales, recursos en línea o actividades extracurriculares que requieren acceso a internet.

“El gran nivelador que tenemos, ya sea la inteligencia artificial o plataformas educativas como YouTube, solo funciona si los chicos pueden conectarse”, explica el Dr. Phillips.

La falta de conexión no solo afecta el rendimiento escolar, también genera una sensación de exclusión social. Los correos electrónicos escolares, las notificaciones de actividades y la participación en comunidades educativas se han vuelto parte integral de la vida académica. Sin acceso confiable, muchos estudiantes y padres se sienten fuera del sistema.

Programas que abren puertas

Más allá de brindar conectividad, proyectos como el de T-Mobile se han convertido en un puente hacia nuevas oportunidades. En palabras de Coral, estos recursos inspiran a los estudiantes a soñar con un futuro distinto: #Creo que muchas personas tienen miedo de pedir ayuda porque no ven a nadie que las represente. Mi esperanza es que, al verme avanzar, otros digan: ‘Yo también puedo pedir esa ayuda. Yo también puedo triunfar'”.

La conectividad en el siglo XXI ya no es un lujo: es una necesidad tan esencial como el agua o la electricidad. Sin embargo, para miles de familias estadounidenses sigue siendo un costo imposible de sostener sin sacrificios dolorosos. Por eso, los esfuerzos por cerrar la brecha digital no solo alivian cargas inmediatas, sino que también abren caminos hacia un futuro más equitativo.

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