
El exagente de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, Shane Millan, de 53 años, admitió haber utilizado su autoridad para exigir a varias mujeres migrantes que expusieran sus pechos ante la cámara durante el proceso de admisión virtual al país. Según la Oficina del Fiscal de Estados Unidos para el Distrito Norte de Nueva York, Millan se declaró culpable de dos cargos de privación de derechos bajo la apariencia de la ley en un tribunal federal en Syracuse, Nueva York.
El caso ha generado indignación y reavivado el debate sobre los abusos de poder dentro de la Patrulla Fronteriza, especialmente en situaciones donde los migrantes se encuentran en una posición vulnerable ante los agentes de inmigración.
Además, de acuerdo con NBC News, documentos judiciales han confirmado que Millan violó las políticas de la CBP, que exigen la aprobación de un supervisor para realizar registros físicos y prohíben prácticas consideradas voyeurismo en detenciones.
De acuerdo con la Oficina del Fiscal, Millan operaba desde Wellesley Island, Nueva York, y su función consistía en procesar virtualmente a inmigrantes que buscaban ingresar al país. Sin embargo, en al menos cuatro ocasiones durante agosto de 2023, utilizó este puesto para obligar a mujeres migrantes a exponer sus pechos frente a la cámara, asegurándoles falsamente que era un requisito del proceso de admisión, reportó The Washington Post.
En un caso particular, Millan atendió a una mujer identificada en los documentos judiciales como P.L.R., quien estaba acompañada por su hija de un año en una sala de Eagle Pass, Texas, a más de 2.735 kilómetros de distancia. Millan le aseguró que su expediente indicaba que tenía un tatuaje en el pecho y que debía verificarlo. La mujer negó tener tatuajes, pero Millan insistió en que debía mostrarle sus pechos para comprobarlo. Cuando la víctima cumplió con la orden, Millan le exigió que lo hiciera una vez más antes de firmar su documentación de ingreso. Según la Fiscalía Federal, cuando la mujer finalmente accedió, él respondió con un “Bienvenida a los Estados Unidos”.

Dos semanas después, en otro caso, Millan procesó a A.P.G., otra migrante en Eagle Pass. Primero ordenó que su esposo e hijos salieran de la habitación y luego le preguntó si tenía tatuajes. La mujer le mostró un tatuaje cerca de su clavícula, pero él le pidió que levantara su camisa y su sostén para verificar más. La víctima obedeció, y al final del proceso, Millan le ordenó hacerlo de nuevo, a lo que también accedió, informó The Washington Post.
Para lograr estos abusos, Millan aprendió frases en español a través de su computadora gubernamental, entre ellas:
- “Tu archivo dice que tienes tatuajes en el pecho.”
- “También necesito que levantes el sostén, por favor.”
- “Para la seguridad de tu embarazo, necesito que levantes la camisa, por favor.”
Estos comandos, utilizados para manipular a las víctimas, forman parte de la evidencia presentada en el caso.
Millan fue arrestado en agosto de 2023, cuando las autoridades federales detectaron su conducta y presentaron cuatro cargos en su contra por privación de derechos bajo la apariencia de la ley. Sin embargo, de acuerdo con The Washington Post, al aceptar un acuerdo con la fiscalía, se declaró culpable de dos de esos cargos a cambio de que se retiraran los otros dos.

Según la Oficina del Fiscal, Millan enfrenta una sentencia máxima de dos años de prisión y una multa de hasta 200.000 dólares. Su sentencia será determinada por la jueza Thérèse Wiley Dancks el 7 de julio de 2025, con base en la legislación aplicable y las directrices de sentencias federales.
Además, la Oficina de Responsabilidad Profesional de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) confirmó que Millan ya no trabaja en la Patrulla Fronteriza. Sin embargo, su abogado, Robert Wells, no ha emitido declaraciones sobre el caso, según The Washington Post.
El caso de Millan ha generado reacciones en organizaciones de derechos humanos, que denuncian que este no es un incidente aislado. Vicki Gaubeca, experta en política de inmigración y fronteras en Human Rights Watch, declaró para The Washington Post que este tipo de abusos han ocurrido durante décadas en la Patrulla Fronteriza, aunque pocos casos llegan a juicio.
Gaubeca argumenta que la cultura dentro de la agencia ha fomentado la impunidad, permitiendo que agentes como Millan cometan abusos sin consecuencias. “El hecho de que él sabía que estaba mal pero aún así creyó que podía hacerlo sin consecuencias demuestra el problema de fondo”, expresó. También sugirió que algunos agentes ven estos actos como parte de una “estrategia de disuasión”, en la que se intenta hacer que la experiencia de cruzar la frontera sea tan traumática que los migrantes eviten intentarlo nuevamente.