Estudio de Harvard T.H. Chan School of Public Health reveló qué algunas personas no pierden peso a pesar de seguir dietas saludables

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Un tercio de los adultosUn tercio de los adultos con obesidad abdominal no pierde peso con dietas saludables, pero mejora su salud metabólica. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Una investigación liderada por el Harvard T.H. Chan School of Public Health, en colaboración con la Universidad Ben-Gurion del Néguev en Israel, halló que un tercio de los adultos con obesidad abdominal que siguieron dietas saludables durante un periodo prolongado no perdió peso. A pesar de ello, estos individuos lograron mejoras sustanciales en diversos parámetros de salud metabólica.

El estudio analizó datos de 761 participantes israelíes que tomaron parte en tres ensayos clínicos controlados y aleatorizados, y que fueron sometidos a intervenciones dietéticas por un periodo de entre 18 y 24 meses. Las dietas aplicadas incluyeron variantes como baja en grasa, baja en carbohidratos, mediterránea tradicional y mediterránea verde, esta última caracterizada por un mayor contenido de polifenoles provenientes de fuentes vegetales.

La publicación científica, divulgada por la European Journal of Preventive Cardiology, sugiere que incluso en ausencia de pérdida de peso, los cambios alimentarios generan beneficios fisiológicos importantes, como la reducción de grasa visceral, mejora en los niveles de colesterol HDL y disminución de la hormona leptina, asociada al apetito.

Los investigadores clasificaron a los participantes en tres grupos según su nivel de respuesta a las intervenciones: quienes lograron una pérdida de peso significativa (al menos un 5%), quienes tuvieron una pérdida moderada (entre 1% y 4,9%) y quienes no registraron ninguna pérdida (menos del 1%) o incluso aumentaron de peso. Este último grupo representó el 28% del total.

Entre las características más frecuentes entre los individuos con resistencia a la pérdida de peso se encontró una mayor proporción de mujeres y personas de edad avanzada. No obstante, los autores subrayaron que estos factores no impidieron que dichos participantes experimentaran mejoras metabólicas similares a las del resto de los grupos.

Los ensayos clínicos considerados en el análisis —CENTRAL, DIRECT PLUS y DIRECT BETTER— incluyeron cambios dietéticos monitoreados a largo plazo, así como seguimiento de múltiples biomarcadores clínicos. El diseño aleatorizado permitió comparar el efecto de distintos patrones alimentarios sobre el peso corporal y la salud metabólica sin depender exclusivamente del criterio de reducción de masa corporal como medida de éxito.

Las mejoras metabólicas incluyeron reducciónLas mejoras metabólicas incluyeron reducción de grasa visceral, mejor colesterol HDL y menor leptina. (Imagen Ilustrativa Infobae).

El estudio detectó mejoras en varios indicadores de salud entre los participantes que no lograron reducir su peso. Estos incluyen una disminución significativa en los niveles de insulina en ayunas, mejor sensibilidad a la insulina (medida mediante el índice HOMA-IR), reducción en la circunferencia abdominal y menor acumulación de grasa visceral, considerada un factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares.

Además, se reportaron avances en la presión arterial diastólica y en el perfil lipídico. Estos cambios ocurrieron de manera paralela en los distintos grupos, independientemente de la magnitud de la pérdida de peso. Los autores destacaron que el solo hecho de seguir una dieta estructurada y saludable durante un periodo sostenido fue suficiente para inducir mejoras en el metabolismo, incluso cuando el peso no se modificó.

La investigación también señaló que los beneficios fueron consistentes entre los distintos tipos de dieta evaluados. Tanto las dietas bajas en carbohidratos como las mediterráneas demostraron eficacia en la mejora de estos marcadores, lo que sugiere que no hay un único patrón dietético ideal, sino que diversas estrategias pueden ser efectivas si se aplican con rigor y por un tiempo adecuado.

Si bien el estudio no se enfocó específicamente en el análisis genético, los resultados respaldan la hipótesis de que existen mecanismos biológicos que dificultan la pérdida de peso en ciertos individuos, aun cuando estos mantengan hábitos saludables. Los autores plantean que la resistencia a la pérdida de peso no debe considerarse un fracaso clínico, ya que los efectos positivos sobre la salud se mantienen.

La posibilidad de que factores genéticos, hormonales o relacionados con la edad y el sexo influyan en la respuesta a las dietas ha sido documentada en estudios anteriores. Esta investigación refuerza esa perspectiva al demostrar que la variabilidad en los resultados no siempre implica falta de eficacia de la intervención, sino que puede reflejar una diferencia fisiológica en la respuesta al tratamiento.

El 28% de los participantesEl 28% de los participantes no bajó de peso, con mayor proporción de mujeres y adultos mayores. (Imagen ilustrativa Infobae)

El estudio sugiere la necesidad de replantear los objetivos tradicionales de los programas de control del peso. Evaluar el éxito exclusivamente en términos de reducción de masa corporal podría dejar de lado otras mejoras clínicas relevantes. Según los investigadores, una intervención puede ser beneficiosa incluso si el paciente no pierde peso, siempre que existan indicadores de salud metabólica en mejora.

Los autores proponen que las políticas públicas orientadas a la alimentación saludable podrían incorporar criterios más amplios de evaluación, incluyendo factores metabólicos como colesterol, presión arterial e insulina, y no únicamente el peso corporal. Este enfoque permitiría un diseño más inclusivo de intervenciones, especialmente para poblaciones con menor capacidad de respuesta en términos de adelgazamiento.

La investigación fue financiada por la Fundación Alemana de Investigación (German Research Foundation) y no reportó conflictos de interés. Los responsables del estudio recomendaron realizar ensayos adicionales con una mayor participación femenina para ampliar la validez de los resultados en distintas poblaciones.

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