Escándalo en Palo Alto por escuela privada en la mansión de Zuckerberg

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El escándalo por la escuelaEl escándalo por la escuela privada sin permisos en la mansión de Mark Zuckerberg reaviva el debate sobre desigualdad en Silicon Valley

El prolongado conflicto entre los vecinos de Crescent Park y la familia Zuckerberg en Palo Alto se convirtió en un tema de amplia cobertura mediática internacional tras revelarse que el fundador de Facebook operaba una escuela privada sin autorización dentro de su complejo residencial. La escuela, conocida como Bicken Ben School, comenzó sus actividades alrededor de 2021 y permaneció abierta durante casi cuatro años a pesar de carecer del permiso de uso condicional exigido por las normativas de la ciudad, según información de Wired y medios estadounidenses como SFist.

El complejo, que abarca al menos once viviendas fusionadas y un “búnker” subterráneo de grandes dimensiones, trasciende el impacto inmobiliario: desde 2011 los residentes conviven con obras constantes, incremento de tráfico, ruido habitual y la presencia permanente de seguridad privada en el barrio.

La apertura de la escuela agravó la tensión en la comunidad, pues la matrícula, según registros y observaciones, osciló entre catorce y hasta cuarenta alumnos transportados diariamente, lo que produjo más congestión vehicular, ocupación de espacios públicos y fragmentación del tejido social local.

Vecinos de Crescent Park denuncianVecinos de Crescent Park denuncian el aumento del tráfico, el ruido y la seguridad privada por la escuela y las obras en la mansión de Zuckerberg (Loren Elliott for The New York Times)

Pese a recibir numerosas quejas formales desde 2019, las autoridades municipales tardaron en actuar, lo cual generó entre los vecinos la idea de un trato privilegiado hacia la familia Zuckerberg.

La municipalidad finalmente ordenó en marzo de 2025 el cierre de la escuela antes del treinta de junio; sin embargo, portavoces de la familia informaron que la institución simplemente fue reubicada, evitando detallar el nuevo destino ni si mantenía su nombre original.

La controversia no se limita a la escuela: la constante expansión y renovación del complejo ha significado casi una década de trabajos, lo que sumó irritación por la falta de tranquilidad y el cambio radical en la apariencia y vivencia del tradicional vecindario.

Algunos residentes manifestaron sentirse desplazados o ignorados por las autoridades, que, en su visión, no actuaron con suficiente rigor en la aplicación de las normas de zonificación y convivencia.

En medio del malestar, la familia Zuckerberg intentó gestos de conciliación: desde obsequiar productos a los vecinos hasta prometer reforzar políticas para mitigar el ruido y el impacto de sus actividades.

Sin embargo, el descontento persistió debido a la percepción de impunidad y a la alteración de la vida comunitaria. Para muchos, el caso de Crescent Park ilustra la tensión creciente entre los intereses de grandes propietarios de alto perfil y los derechos de la comunidad a preservar su entorno y sus normas colectivas.

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