
Eric Clapton, uno de los guitarristas más relevantes del rock británico, reveló recientemente que Jeff Beck fue la única excepción en su relación de competencia con otros colegas de su generación. En sus palabras, Beck representaba una “revolución sonora” capaz de desafiarlo permanentemente, lo que lo empujaba a superarse y reinventarse. Esta revelación, reportada por Indie Hoy, deja ver cuán compleja fue la dinámica que unió y enfrentó a ambos músicos, marcando la evolución de la música rock.
A lo largo de su trayectoria, Clapton cosechó reconocimiento mundial, integrando bandas históricas como Cream y The Yardbirds, además de construir una prolífica carrera en solitario. Habitualmente, se mostraba seguro frente a la competencia y no consideraba a figuras como Jimmy Page, Mick Taylor o George Harrison como rivales. Pero su percepción hacia Beck fue distinta: admitió que la creatividad y destreza de este guitarrista significaban un desafío continuo.
La relación entre ambos, sin embargo, estuvo marcada desde el principio por el contraste de admiración y competencia. Todo comenzó cuando Jeff Beck reemplazó a Clapton al frente de The Yardbirds en los años sesenta. Este cambio fue fundamental tanto para la carrera de Beck como para la del propio Clapton, alterando la química interna del grupo e inaugurando una rivalidad silenciosa.

En palabras de Beck, quien recordó el episodio en una entrevista con Classic Rock, el éxito inmediato del grupo tras su incorporación fue difícil de asimilar para Clapton. “Sé que no le gustó que yo tomara su lugar y que lo lográramos sin él. En mi debut en el Marquee obtuve una ovación de pie, así que eso fue el final de esa era. Dos meses después las cosas despegaron en Estados Unidos, y eso realmente molestó a Eric”, afirmó Beck.
El ascenso de la banda en Estados Unidos profundizó el recelo entre ambos, una sensación que Clapton reconocería tiempo después. Es que para el legendario guitarrista, la labor de Beck significó una constante innovación y un reto que lo llevó a explorar nuevos horizontes musicales. Esta rivalidad silenciosa, nacida con el cambio en la banda, persistió durante décadas, acompañando el desarrollo artístico de ambos.
Décadas después, la historia sumó un capítulo revelador durante un concierto en 1980 en Guilford, cerca del domicilio de Clapton. Beck expresó su sorpresa al recibir la invitación, pues no comprendía del todo el motivo.

Durante el trayecto, Clapton le preguntó si quería tocar “Blackie”, nombre de su emblemática guitarra. Beck, desconcertado por no haber llevado su instrumento y por creer que se referían a una canción, recordó: “¡Uy! Primera calamidad de la noche”.
La tensión se manifestó antes de subir al escenario, cuando Clapton le preguntó si el momento sería distendido. Beck respondió con franqueza: “Oye, o toco o no toco”. Este breve intercambio puso en evidencia que la incomodidad y la competencia seguían latentes, incluso en espacios de colaboración amistosa. Ambos artistas cargaban con una historia de admiración y recelo que se reflejaba en lo cotidiano.
La competencia entre Clapton y Beck trascendió incluso el escenario musical y se manifestó en otras áreas, como la colaboración con grandes artistas. Pattie Boyd, conocida por su cercanía a ambos y entonces esposa de Clapton, brindó una visión interna sobre el vínculo de los dos guitarristas.

Según relató Beck en una charla con Rolling Stone, Boyd confirmó que la rivalidad era real y se intensificó particularmente en torno al trabajo de Beck junto a Stevie Wonder.
Beck confesó: “Definitivamente, había rivalidad, sobre todo con el tema de Stevie Wonder. No le hizo mucha gracia que yo hiciera algo exitoso con Stevie. Creo que eso lo irritó un poco”.
Boyd observaba cómo el éxito de Beck fuera del círculo habitual de Clapton provocaba incomodidad y reforzaba el impulso competitivo.
La influencia de Boyd agrega una dimensión personal adicional a una relación ya marcada por la competencia y la admiración. Su reconocimiento sobre la persistencia de esos sentimientos confirma que el vínculo entre ambos guitarristas se caracterizó por una mezcla de respeto, celos y deseo de superación.

La conexión entre Clapton y Beck resume una de las rivalidades más icónicas de la historia del rock británico. En cada encuentro, sus personalidades y estilos chocaban y se inspiraban mutuamente.
La presencia de Beck llevó a Clapton a rechazar la complacencia y a renovar su creatividad, mientras que para Beck, el reto era estar a la altura del respeto y el legado de Clapton.
Hoy, la confesión de Clapton revaloriza el peso histórico de esa relación, revelando que la competencia también puede ser fuente de crecimiento y evolución artística. Con el paso del tiempo, ambos músicos lograron forjar trayectorias únicas y dejaron una huella imborrable en la historia de la música.