
¡Spoilers más adelante! En el episodio final de la serie Good American Family, el relato sostenido por Kristine Barnett —interpretada por Ellen Pompeo— sobre Natalia Grace se desmorona ante una serie de pruebas que exponen las inconsistencias de su versión.
Mensajes incriminatorios en Facebook entre Kristine y su esposo Michael Barnett (interpretado por Mark Duplass) y testimonios de peritos que acreditan que Natalia era menor de edad al ser abandonada, provocan un vuelco total de percepción.
Incluso los hijos biológicos de Kristine se apartan de ella, después de años en que logró convencer a su entorno y a los tribunales de que Natalia era una adulta haciéndose pasar por niña para aprovecharse de la familia.
A pesar del volumen de evidencia, el sistema judicial impide que se presenten la mayoría de las pruebas en juicio, obligando a referirse a Natalia únicamente como “una persona nacida en 1989”.
El veredicto legal no favorece a la joven, pero en la esfera pública el efecto es otro: las dudas sobre la versión de Kristine se multiplican, incluso entre sus allegados.

Para Pompeo, este desenlace marca el momento más crítico de su personaje.
“Para mí, ella está en negación. Es simplemente: ¿cómo salió todo tan mal? Nunca la veo derrumbándose con un ‘todos descubrieron mi mentira’, sino con un ‘¿por qué todos me abandonaron? ¿Por qué esta chica obtuvo la compasión que a mí me negaron? He ayudado a tanta gente, a tantos niños. Solo he querido ayudar’”, explicó la actriz en entrevista con Deadline.
A su juicio, este episodio representa “el punto más bajo del victimismo”, donde el personaje cae en la autocompasión tras verse desplazada y desacreditada.
Pompeo destacó la complejidad emocional del papel. En su análisis, Kristine comienza la serie con ventaja: nadie más tiene acceso a la información, lo que facilita su rol de víctima.
“Al final del programa, vemos que todo lo que dijo sobre Natalia eran mentiras, exageraciones o interpretaciones distorsionadas. Aunque continúa adoptando el rol de víctima, ya no tiene herramientas”, afirmó.

Y añadió: “Todos vieron a Natalia en la corte, vieron sus documentos, escucharon a médicos y profesionales negar la versión de Kristine”.
Uno de los giros claves del personaje, según Pompeo, ocurre cuando Val, una figura admirada por Kristine, también le da la espalda.
“La aceptación de Val le hacía sentir que había alcanzado cierto estatus. Su rechazo es un momento crucial. En ese instante, ya no le queda nada. Está sola en una fiesta, aún convencida, pero sin creérselo del todo. Es más difícil sostener esa máscara”, admitió.
Aunque la serie se basa en una historia real, Ellen Pompeo aclaró que no buscó conocer personalmente a Kristine Barnett, ni se sintió obligada a representar fielmente a la persona detrás del personaje.
“No sentí la presión de entender a la Kristine real. El guion de Katie Robbins y Sarah Sutherland ya ofrecía una estructura sólida. ¿Cómo una mujer llega a ese punto? Esa es la pregunta que debía responder como actriz”, explicó.

No obstante, admitió haber visto entrevistas de Barnett y señaló la “dualidad” entre su imagen pública y la representación posterior en los medios.
“Parecía desinteresada, dejaba que su hijo Jacob hablara. Eso no concuerda con lo que se dijo luego. O es una gran actriz o tiene una dualidad importante en su personalidad”.
Por su parte, la interpretación de Imogen Faith Reid como Natalia también fue objeto de gran cuidado. Pompeo y el equipo evitaron caer en estereotipos.
“No queríamos retratarla como malvada. Este tipo de relatos sobre niñas ucranianas adoptadas ya se ha hecho antes. No podíamos repetir ese enfoque”, sostuvo Pompeo.
Para justificar la adopción dentro de la narrativa, los primeros episodios debían mostrar una situación lo suficientemente “turbia” como para motivar el rescate de Natalia, pero no tanto como para que los personajes huyeran de inmediato.

“Teníamos que transmitir la idea de que los niños no nacen malos. Es el mundo adulto el que impone oscuridad. Queríamos insinuar los abusos del sistema de adopción, sin caricaturizar”, explicó.
Con Good American Family concluida, Ellen Pompeo contempla su futuro profesional más allá de Meredith Grey, personaje que interpretó durante casi dos décadas en Grey’s Anatomy.
“Espero tener la oportunidad de interpretar otro personaje interesante. No tengo nada definido, pero estoy leyendo guiones. Esta serie me permitió explorar otra identidad: voz, movimientos, vestuario… Tengo que ayudar a la audiencia a salir de este glorioso agujero de Meredith Grey. Es mi responsabilidad”, señaló.