
Al cumplirse un año de su boda, la cantante estadounidense Lana Del Rey publicó una serie de imágenes inéditas que muestran diferentes instantes de un día cargado de simbolismo, complicidad y un ambiente íntimo.
Las fotografías capturan detalles significativos y momentos compartidos junto a sus seres cercanos durante la celebración en Des Allemands, Luisiana, donde contrajo matrimonio con Jeremy Dufrene.
El protagonismo recae en el vestido que eligió para esa ocasión especial.

La cantante adquirió inicialmente una prenda de encaje blanco en una tienda de Nueva Orleans. La pieza costó menos de 400 dólares. Según relató la propia artista, quedó cautivada al ver el vestido expuesto en la vidriera y, tras probar varias opciones, optó por ese diseño.
El proceso no quedó allí. El vestido, posteriormente, fue adaptado y personalizado en colaboración con Macye Wysner. Según contó Wysner a Vogue, la transformación se apoyó en un modelo de inspiración victoriana denominado “River”, al que se le sumaron detalles personales: encaje, lazos de tela pequeños y una configuración en capas de algodón y tul de seda.

Durante varias noches, la cantante y el equipo de diseño trabajaron en el showroom para decidir cada elemento de la pieza final.
La parte superior del vestido presentó un escote pronunciado, con los hombros descubiertos y mangas cortas abullonadas formadas por volantes. El tejido del corpiño mostró una textura sutil y apariencia semitranslúcida, decorado con bordes rizados. Además, tuvo una falda voluminosa, elaborada en una tela ligera que se extendió sobre el suelo a su alrededor.
Así, Del Rey sumó un nuevo paso hacia la sofisticación y reafirmó su lugar como ícono de la moda. Desde hace más de diez años, se ha destacado por construir un estilo personal dentro del ámbito. En el inicio de su trayectoria expresó una preferencia por una estética nostálgica y singular, caracterizada por el maquillaje retro y elementos propios de la cultura estadounidense.
Por caso, en el video de su primer sencillo oficial, “Video Games”, dirigido por ella misma, utiliza recursos visuales como imágenes de webcam y animaciones vintage, acompañada de un peinado bouffant parcial y un delineado negro marcado.

La portada del álbum Born to Die refuerza su atracción por el glamour de los años 50. Allí luce ondas suaves, una marcada raya al costado y su distintivo labial rojo. Aparece con una camisa blanca transparente que deja ver un sujetador rojo, posando ante un cielo azul claro, reforzando la referencia a la paleta de la bandera estadounidense, un motivo presente en su música.
La boda de Lana del Rey transcurrió lejos del foco mediático, rodeada de agua, vegetación exuberante y la atmósfera propia del sur estadounidense. Las fotos, en su mayoría en blanco y negro, alternan escenas sobre una tradicional embarcación fanguera y en la orilla del bayou, con la pareja acompañada por un pequeño círculo de familiares y amigos.
La celebración, documentada a través de las fotografías compartidas en Instagram, se realizó bajo una carpa blanca, en una orilla del bayou.
Esta elección no fue azarosa: en ese mismo paisaje ambos se conocieron años antes, cuando Dufrene —dedicado a liderar excursiones entre caimanes para turistas— recibió a la artista y su grupo de amigos. Una fuente cercana a la pareja enfatizó que el sitio tenía un significado especial para ambos y que actuó como eje de la celebración.

El menú, la decoración y la disposición de los invitados reflejaron ese deseo de sencillez. Como recuerdo del evento, los asistentes recibieron una pequeña botella de perfume, grabada con la frase “Love on the Bayou” y la fecha del casamiento: 26 de septiembre de 2024.
En cuanto a la torta, la pareja optó por un pastel decorado con una ilustración de una cabaña de madera sobre el agua enmarcada con glaseado dorado y flores de fondant, inspirada en un libro infantil clásico de la región.

Del Rey relató previamente que, desde ese primer día, supo que sentía algo especial, aunque existía una inquietud: la dificultad que podía implicar la convivencia con su exposición pública. “Trabajo con caimanes –tengo la piel dura”, fue la respuesta con la que Dufrene tranquilizó a la artista.
Las imágenes difundidas por Lana Del Rey aportan además una sensación de atemporalidad. La estética en blanco y negro, los encuadres y los objetos elegidos (desde los lazos de colores en el peinado hasta las joyas de plata y los broches florales) refuerzan el carácter nostálgico, pero en conexión con el presente. La ceremonia reunió tradición local, sencillez afectiva y una cuidada elaboración artesanal que va más allá de la moda.

Las fotos del casamiento, publicadas en el primer aniversario de la unión, plasman el deseo de la cantante de conmemorar una celebración marcada por la naturaleza, los gestos personales y la vida fuera del circuito habitual de las celebridades estadounidenses.