
Aquel día en Florida en 1990 comenzó como cualquier otro para Michael J. Fox, pero terminó marcando el principio de una historia que cambiaría no solo su vida, sino también la de millones de personas en todo el mundo.
Según relata Entertainment Tonight, el actor venía de una noche intensa, de esas que compartía con su amigo Woody Harrelson, cuando se despertó y notó que su dedo meñique se movía solo.

“Era como si no fuera mío”, recuerda Fox en su documental Still (Apple TV+), donde narra ese momento en el que su cuerpo, de repente, empezó a contar otra historia.
El actor, entonces en la cima de su carrera luego de Volver al futuro, se enfrentó a un síntoma que no comprendía del todo, pero que lo llenó de temor.

Ese temblor era el primer aviso de una enfermedad progresiva, degenerativa e incurable: Parkinson.
Según The Michael J. Fox Foundation, fue diagnosticado en 1991, mientras filmaba Doc Hollywood. Tenía apenas 29 años.
El neurólogo fue directo: le explicó que padecía Parkinson de inicio temprano, una forma poco frecuente que afecta a personas jóvenes. “Dijo otras palabras como ‘progresiva’, ‘degenerativa’, ‘incurable’”, recuerda Fox en el documental Still.

El diagnóstico fue un mazazo: Fox estaba en el punto más alto de su fama y apenas empezaba a vislumbrar todo lo que podía conquistar en Hollywood.
Durante los primeros años, Fox se refugió en el silencio. Decidió mantener su enfermedad en secreto, incluso mientras continuaba trabajando y protagonizando películas como For Love or Money y The American President.
Según Variety, durante ese período ocultó sus temblores sujetando objetos o metiendo las manos en los bolsillos mientras actuaba.

En privado, la noticia lo devastó. Comenzó a beber en exceso para desconectarse de su nueva realidad. “Definitivamente era alcohólico. Tomaba pastillas de dopamina como si fueran caramelos de Halloween. No lo hacía por valor terapéutico. Lo hacía para esconderme”, contó en su documental.
Su esposa, la actriz Tracy Pollan, se convirtió en su sostén emocional. Fox recuerda con gratitud que ella “no parpadeó” cuando él le comunicó su diagnóstico. Aun así, el proceso interior fue arduo.
Recién en 1998, siete años después del diagnóstico, hizo pública su enfermedad en una entrevista con People.

Según The Washington Post, la presión de los paparazzi, que lo acosaban preguntándole qué le pasaba, lo llevó finalmente a hablar.
En 2000, dos años después de haber hecho público su diagnóstico, Michael Fox tomó una de las decisiones más importantes de su vida: dejar su carrera actoral a tiempo completo y fundar The Michael J. Fox Foundation for Parkinson’s Research.
Según su sitio oficial, esta organización se convirtió en la mayor entidad sin fines de lucro del mundo dedicada a la investigación del Parkinson, y ha recaudado más de 2.000 millones de dólares desde su creación.

En 2023, la fundación anunció un hallazgo histórico: la identificación de un biomarcador que permite detectar la enfermedad antes de que se manifiesten los síntomas. “Fue una de las pocas veces que lloré por lo que estábamos haciendo”, dijo Fox a PEOPLE.
Aunque dejó los protagónicos, Fox no abandonó del todo la actuación. Regresó con papeles adaptados a sus síntomas en series como Scrubs, Boston Legal y The Good Wife, donde obtuvo múltiples nominaciones a los Emmy.
Pero en 2020, en su libro No Time Like the Future, anunció que se retiraba definitivamente del trabajo actoral. Según escribió entonces, la dificultad para memorizar los guiones que él atribuía tanto a su edad como a los efectos de la enfermedad, fue la señal definitiva.

Las consecuencias físicas del Parkinson han sido duras. Fox ha sufrido caídas que le causaron fracturas múltiples: hombro, codo, mano, rostro. En 2018 fue operado de la columna por un tumor benigno, lo que complicó aún más su movilidad.
Como relató a CBS Sunday Morning, las caídas, junto con la posibilidad de aspirar comida o contraer neumonía, son causas frecuentes de muerte entre personas con Parkinson.
“No te morís de Parkinson, te morís con Parkinson. No voy a llegar a los 80”, mencionó el actor, de 63 años, en una entrevista con CBS Sunday Morning en 2023.

La dimensión emocional tampoco fue sencilla. En entrevistas recientes con Variety, Fox contó que en años recientes perdió a su madre, a su suegro y a su perro Gus.
“Perdí libertad, perdí salud. Dudo en llamarlo depresión, porque no estoy capacitado para diagnosticarme, pero todos los signos estaban ahí. Lo salvó, una vez más, su familia. Mi familia me sacó adelante”, confesó.
Cuando presentó un premio en los BAFTA 2024 y recibió una ovación de pie, dijo: “Hay una razón por la que dicen que el cine es magia. Porque puede cambiar tu día, tu forma de ver las cosas, y a veces incluso tu vida”.

Fox resume su filosofía con una frase que repite con frecuencia: “Con gratitud, el optimismo es sostenible”. En una entrevista con TODAY, explicó: “No es algo que recibís. No podés esperar que todo sea genial para recién entonces sentir gratitud. Tenés que actuar de forma que promueva eso”.
Después de más de 30 años conviviendo con una enfermedad que lo desafía a diario, Michael J. Fox se convirtió en una voz irreemplazable en la búsqueda de una cura.
Como él mismo expresó en su discurso al recibir el Oscar humanitario en 2022: “No me pusieron en esta posición para desperdiciarla. Todo lo que me fue dado, el éxito, mi vida con Tracy, mi familia, me preparó para esta oportunidad y esta responsabilidad. Fue un regalo”.