
En tiempos donde cada minuto cuenta y la gestión del juego se volvió tan determinante como la estrategia técnica, la FIFA dio un paso firme hacia la modernización del fútbol: el Sistema de Balones Múltiples (SBM) ya es una realidad. Tras ser aprobado oficialmente, comenzó a implementarse en torneos internacionales como el Mundial de Clubes que se disputa en Estados Unidos, y en certámenes de CONMEBOL como la Copa Libertadores y la Sudamericana. Ahora, Brasil se convierte en el primer país sudamericano en implementarlo, y su llegada a otras federaciones —incluida Argentina— parece inminente.

Conocido también como Instant Recovery, el SBM busca optimizar el tiempo efectivo de juego, reduciendo interrupciones innecesarias y evitando que el balón —como tantas veces ocurre— se convierta en rehén del resultado.
Su aplicación consiste en disponer 15 o 10 pelotas oficiales alrededor del campo, sobre soportes ubicados fuera de la línea de banda y fondo, especialmente delante de los carteles publicitarios. Esto permite que, cada vez que el balón salga, otro esté listo para continuar el juego de forma inmediata, sin esperar a que vuelva desde la tribuna o desde el banco de suplentes.
1 balón central para el inicio del encuentro.
5 balones por lateral, distribuidos cada 12 metros para asegurar una reposición rápida.
2 balones detrás de cada arco, para que el arquero o el asistente agilicen el saque de arco.
Se respetan las zonas técnicas de los bancos de suplentes, ajustando los soportes sin interferencias.

Se busca acercarse a los 53 minutos reales por partido, cuando hoy el promedio mundial ronda los 42. Apunta también a reducir la especulación, ya que limita la demora deliberada en la reposición por parte del equipo que va ganando. Ya no hay excusa para “perder tiempo”, balones que desaparecen o sacar de lugares no permitidos.
La medida apunta a un juego más dinámico y justo, con menos pausas, más ritmo, y un entorno más limpio para los futbolistas y espectadores. En cuanto al rol del alcanza pelotas, está contemplada su profesionalización. En ese sentido, busca eliminarse el sesgo de los alcanza pelotas locales. El SBM regula su accionar para que no influyan en el resultado ni favorezcan a uno u otro equipo.
FIFA ya lo aplica en el Mundial de Clubes en los Estados Unidos como parte de un paquete de medidas que incluyen la lucha contra la pérdida de tiempo.
CONMEBOL comenzó su implementación en partidos de fase final de Libertadores y Sudamericana, con buena recepción técnica.
Brasil, pionero a nivel sudamericano, ya lo comenzará a implementar en competiciones oficiales como el Brasileirao. En cuanto a la Argentina, la Dirigencia y la Dirección Nacional de Arbitraje ya estudian sus beneficios y los costos para su aplicación.
No se trata solo de logística. El SBM representa una transformación en la forma de entender el control del juego. No es un capricho reglamentario: es una herramienta contra la trampa, contra el desgaste innecesario y contra el fútbol estancado. El balón tiene que estar en juego. Lo demás es perder el tiempo.