
Un descenso significativo en el número de beneficiarios del programa de Ingreso Suplementario de Seguridad (SSI) ha encendido las alarmas sobre la estabilidad de esta red de apoyo crucial para millones de estadounidenses. Según informó Newsweek, entre diciembre de 2024 y enero de 2025, cerca de 30.000 personas dejaron de recibir estos pagos mensuales, lo que redujo el total de beneficiarios de 7,29 millones a 7,26 millones en todo el país. Este cambio, aunque aparentemente pequeño, refleja una tendencia preocupante que podría intensificarse debido a los recortes de personal en la Administración del Seguro Social (SSA, por sus siglas en inglés).
El programa SSI, administrado por la SSA, está diseñado para proporcionar asistencia económica a personas con ingresos limitados, discapacidades o mayores de 65 años. Para muchos, estos pagos representan un salvavidas que les permite cubrir necesidades básicas como vivienda y alimentación. Sin embargo, la disminución en el número de beneficiarios plantea interrogantes sobre las causas detrás de esta caída y las posibles consecuencias para los más vulnerables.
El descenso en la cantidad de beneficiarios ocurre en un contexto de creciente incertidumbre sobre la capacidad del sistema para responder a las necesidades de quienes dependen de estos pagos. En los últimos años, cambios en la normativa, retrasos en la tramitación de solicitudes y dificultades para acceder a atención personalizada han complicado el proceso de inscripción. Esto ha generado preocupación entre organizaciones que abogan por los derechos de personas con bajos ingresos y discapacidades, quienes advierten que estas barreras podrían seguir limitando el acceso a los beneficios en el futuro.

De acuerdo con Newsweek, la reducción en el número de personas inscritas en el programa SSI puede atribuirse a varias razones. Entre las más comunes se encuentran el fallecimiento de beneficiarios y la pérdida de elegibilidad debido a ingresos que superan los límites establecidos. Actualmente, el ingreso mensual máximo permitido para calificar al SSI es de 2.019 dólares para individuos, con montos más altos aplicables a parejas o familias con hijos que solicitan el beneficio.
Sin embargo, expertos señalan que otros factores estructurales también están afectando la inscripción. Alex Beene, instructor de alfabetización financiera en la Universidad de Tennessee en Martin, explicó a Newsweek que los cambios en los procesos administrativos implementados durante la pandemia han tenido un impacto significativo. Durante ese período, se introdujeron sistemas más automatizados y rápidos para facilitar la inscripción y reinscripción en el programa. No obstante, muchos de estos procedimientos han sido eliminados, lo que ha complicado el acceso al SSI para nuevos solicitantes y beneficiarios existentes.
Además, Beene destacó que la reducción en el personal de atención al cliente de la SSA ha dificultado la resolución de problemas relacionados con la inscripción. “Hemos visto reducciones sustanciales en los últimos años en el equipo de servicio al cliente de la administración, lo que significa que, si tienes problemas con la inscripción, puede ser más difícil resolverlos”, afirmó.
La situación podría empeorar debido a los planes de la SSA de reducir su fuerza laboral. Según reportó Associated Press y fue citado por Newsweek, la agencia se prepara para despedir al menos 7.000 empleados de su plantilla actual de 60.000 trabajadores. Sin embargo, algunos informes sugieren que los recortes podrían alcanzar hasta el 50% del personal, lo que tendría un impacto devastador en la capacidad de la SSA para atender a los beneficiarios.
Michael Ryan, experto en finanzas y fundador de MichaelRyanMoney.com, señaló que esta tendencia no es nueva, sino parte de un esfuerzo continuo por restringir el acceso a los beneficios por discapacidad. “Estamos haciendo más difícil que las personas vulnerables obtengan un salvavidas. No parece ser un accidente”, comentó Ryan a Newsweek. Según el experto, los criterios de elegibilidad más estrictos y las tasas de aprobación más bajas han contribuido a esta situación, dejando a muchas personas sin el apoyo que necesitan.
El impacto de los despidos en la SSA podría traducirse en tiempos de espera más largos, reducción en la calidad del servicio y mayor dificultad para tramitar solicitudes y apelaciones. Esto afectaría de manera directa a quienes dependen del SSI, especialmente a personas mayores y con discapacidades, que en muchos casos no tienen otras fuentes de ingreso.

La pérdida de acceso al SSI no solo afecta a los beneficiarios directamente, sino que también tiene repercusiones en otros programas sociales. Michael Ryan advirtió que quienes no logran inscribirse en el SSI podrían enfrentar dificultades adicionales para acceder a Medicaid, el programa de seguro médico para personas de bajos ingresos. “Es como tirar de un hilo que deshace toda una red de seguridad”, explicó.
Además, cada persona que pierde el acceso al SSI representa una historia de mayor vulnerabilidad. “Estamos hablando de personas mayores, individuos con discapacidades, personas que dependen de estos beneficios para mantener un techo sobre sus cabezas y comida en la mesa”, agregó Ryan. La reducción en el número de beneficiarios podría traducirse en un aumento de la pobreza y la inseguridad alimentaria entre los grupos más vulnerables de la población.
El acceso limitado a los beneficios del SSI también puede sobrecargar otros programas estatales y locales de asistencia social, que tendrían que absorber a aquellos que han sido excluidos del sistema federal. Esto podría generar una mayor presión sobre los presupuestos estatales y municipales, dificultando la capacidad de respuesta ante las crecientes necesidades sociales.
El descenso en la inscripción al SSI y los recortes de personal en la SSA plantean serias dudas sobre el futuro de este programa esencial. Mientras la agencia enfrenta desafíos internos, millones de estadounidenses dependen de su capacidad para administrar y distribuir estos beneficios de manera eficiente. Según Newsweek, la combinación de procesos administrativos más complejos, menos personal y criterios de elegibilidad más estrictos podría dejar a más personas sin el apoyo que necesitan para sobrevivir.
En un contexto donde la inflación y los costos de vida continúan aumentando, la importancia de programas como el SSI no puede subestimarse. Sin embargo, los problemas estructurales dentro de la SSA amenazan con socavar su capacidad para cumplir con su misión. A medida que se implementan los recortes de personal, el impacto en los beneficiarios actuales y potenciales será un tema crítico a seguir en los próximos meses.