El Secretario del Tesoro de EEUU defendió el aumento de aranceles al acero para garantizar la estabilidad laboral

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El secretario del Tesoro deEl secretario del Tesoro de EEUU, Scott Bessent. REUTERS/Nathan Howard/Foto de archivo

El reciente levantamiento del bloqueo judicial a la política arancelaria de Estados Unidos ha abierto la puerta a la entrada en vigor de nuevos gravámenes, una medida que, según el secretario del Tesoro, Scott Bessent, busca proteger la estabilidad laboral en la industria siderúrgica nacional.

El presidente Donald Trump anunció que el aumento de los aranceles al acero, que pasarán del 25% al 50%, se aplicará a partir del 4 de junio y también afectará al aluminio. Esta decisión llega en un contexto de cambios legales y presiones de la industria, y plantea interrogantes sobre su impacto en sectores como la construcción.

La administración de Trump justificó la medida argumentando la necesidad de fortalecer la seguridad nacional a través de una industria siderúrgica robusta. Bessent declaró en el programa ‘Face the Nation’, de CBS, que “existen prioridades de seguridad nacional para contar con una industria siderúrgica fuerte”.

Además, reconoció que el efecto de los aranceles sobre la industria de la construcción aún no se puede determinar con precisión, ya que “se trata de un ecosistema muy complejo”.

El incremento de los aranceles no surgió de manera unilateral. El propio Trump explicó que inicialmente consideró elevar los gravámenes al 40%, pero que “los ejecutivos de la industria le pidieron que los subiera al 50%”.

Donald Trump en un eventoDonald Trump en un evento en Pennsylvania (REUTERS/Leah Millis)

Esta petición de los líderes empresariales del sector refleja la preocupación por la competencia internacional y la búsqueda de una mayor protección frente a las importaciones.

El anuncio de la Casa Blanca se produjo apenas un día después de que una Corte de Apelaciones levantara el bloqueo impuesto por el Tribunal de Comercio Internacional a buena parte de la política arancelaria estadounidense sobre importaciones de numerosos países. Este levantamiento no afectó a los aranceles al acero, sino a los anunciados el 2 de abril, que establecen un arancel global del 10% para casi todos los socios comerciales de Estados Unidos.

Además, la política arancelaria incluye una proporción variable de gravámenes, congelada hasta julio para permitir la firma de acuerdos bilaterales. Esta proporción depende de los déficits y volúmenes comerciales de cada país, y la Casa Blanca la ha denominado “aranceles recíprocos”. Esta estrategia busca ajustar las relaciones comerciales en función de la balanza comercial y el flujo de productos entre Estados Unidos y sus socios.

El secretario del Tesoro subrayó en su intervención que los aranceles probablemente provocarán un aumento de los precios del acero en el mercado estadounidense. “Aún no está claro cómo los aranceles, que probablemente provocarán un aumento de los precios del acero en Estados Unidos, afectarán a la industria de la construcción”.

Esta incertidumbre genera preocupación entre los actores del sector de la construcción, que dependen en gran medida de los precios y la disponibilidad de materiales como el acero y el aluminio.

El presidente de Estados Unidos,El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sostiene un gráfico junto al secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick, durante un discurso sobre los aranceles (REUTERS/Carlos Barria)

La decisión de incrementar los aranceles al 50% representa un cambio significativo respecto a la política anterior, que ya había establecido un gravamen del 25% sobre el acero importado.

La administración de Trump sostiene que estas medidas son esenciales para garantizar la viabilidad de la industria siderúrgica nacional y proteger los empleos de los trabajadores estadounidenses.

El contexto legal en el que se produce este anuncio es relevante para comprender el alcance de la medida. El levantamiento del bloqueo judicial permite a la administración de Trump implementar su política arancelaria de manera más amplia, aunque algunos gravámenes, como los del acero, no estaban sujetos a la restricción inicial.

La reacción de la industria siderúrgica estadounidense ha sido favorable al aumento de los aranceles, según lo expresado por los ejecutivos que solicitaron a Trump elevar el gravamen al 50 %. Esta postura refleja la preocupación por la competencia de productores extranjeros y la necesidad de mantener la rentabilidad y el empleo en el sector.

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