El secretario de Salud del Reino Unido, Wes Streeting, salió al cruce de las afirmaciones de Donald Trump que vinculan el consumo de paracetamol durante el embarazo con el desarrollo de autismo en los hijos.
“Francamente, confío más en los médicos que en el presidente Trump en este aspecto”, dijo el funcionario en una entrevista con el programa Lorraine de ITV, en un intento por llevar calma a las mujeres embarazadas.
Streeting fue tajante, “Quiero ser muy claro al respecto: no hay evidencia que vincule el uso de paracetamol en mujeres embarazadas con el autismo en sus hijos. Ninguna”. El ministro recordó que en 2024 se realizó en Suecia “un importante estudio con 2,4 millones de niños” que no encontró ninguna relación entre el medicamento y el trastorno del espectro autista.
El funcionario insistió en la necesidad de que la población se guíe por la ciencia y no por las declaraciones del ex presidente estadounidense. “Solo les diría a quienes nos observan: no presten atención a lo que dice Donald Trump sobre medicina. De hecho, ni siquiera crean en mi palabra, como político; escuchen a los médicos y científicos británicos, al NHS”, remarcó.
Streeting también se refirió al clima de desconfianza que crece alrededor de las recomendaciones médicas: “Sabemos que hay escepticismo, y no creo que hacer preguntas sea algo malo, por supuesto que hay que hacerlas, pero tenemos que seguir la ciencia médica”, subrayó.
Las declaraciones de Trump, que circularon en redes sociales y medios internacionales, habían generado preocupación entre futuras madres y profesionales de la salud. El llamado del ministro británico busca despejar dudas y reafirmar que, según la evidencia científica disponible, el paracetamol sigue siendo seguro cuando se utiliza bajo supervisión médica durante el embarazo.

Muchos expertos, incluidos los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, atribuyen en gran medida el aumento de la tasa de autismo a la detección generalizada y la inclusión de una gama más amplia de comportamientos para definir la condición, lo que lleva al diagnóstico de individuos con signos más leves o más sutiles de la condición.
Los investigadores afirman que no hay pruebas concluyentes de que exista una relación entre el uso de Tylenol y el autismo. Afirman que la leucovorina, utilizada para tratar a algunos pacientes con cáncer que reciben quimioterapia, ha mostrado resultados prometedores en ensayos muy pequeños, pero que aún se necesitan ensayos aleatorios a gran escala.
“Tomar Tylenol no es bueno. Lo digo claramente. No es bueno”, afirmó Donald Trump. “No se le debe dar Tylenol a los niños cada vez que les pongan una vacuna”, añadió.