El régimen de Nicolás Maduro impidió el acceso del cardenal Baltazar Porras al santuario de San José Gregorio Hernández en Isnotú, estado Trujillo, donde debía oficiar una misa este domingo 26 de octubre por la fiesta litúrgica del santo venezolano. La situación, que incluyó la suspensión de vuelos y un fuerte despliegue militar, ha provocado un nuevo foco de tensión entre la dictadura chavista y la Iglesia Católica, en un contexto marcado por la reciente canonización de Hernández y de la Madre Carmen Rendiles.
Según denunció Baltazar Porras en un video publicado en su cuenta de Instagram, los impedimentos comenzaron el 24 de octubre, cuando recibió una llamada del viceministro de Cultos transmitiendo “la inconveniencia” de su presencia en Trujillo debido a informes de “posibles disturbios”. El cardenal indicó que el único propósito de su viaje era presidir la eucaristía y que nunca se le notificó formalmente la existencia de incidentes en el lugar. Horas después, recibió un mensaje de WhatsApp y un correo electrónico informándole que su vuelo de Conviasa estaba suspendido hasta el 28 de octubre, aunque luego comprobó que la aeronave partió y aterrizó con normalidad en Valera.
Tras el aviso de cancelación del vuelo, Porras optó por viajar en un avión privado. Durante el trayecto, fue desviado a Barquisimeto bajo el argumento de condiciones climáticas adversas en el aeropuerto de Trujillo, condición que desmintió al enterarse de la llegada de otros vuelos al mismo destino durante ese periodo. En Barquisimeto, relató el cardenal, “un inusual despliegue militar” rodeó a su comitiva de cinco personas, donde también se negó la posibilidad de continuar por carretera.
“No tuvimos ninguna agresión física. Lo poco que pudimos escuchar es que son órdenes superiores”, afirmó en el video, donde insistió en que su objetivo era estrictamente religioso.
Imagen de archivo: El cardenal venezolano Baltazar Porras sostiene fotos de José Gregorio Hernández, tras el anuncio de su beatificación por parte del Vaticano, después de una misa en Caracas el 19 de junio de 2020 (REUTERS/Manaure Quintero)Porras expresó su preocupación ante la restricción de movimientos y el intento de amedrentamiento por parte de las autoridades. La Conferencia Episcopal fue notificada oficialmente de la “inconveniencia” de su presencia, un hecho que, según el cardenal, refleja la falta de libertad ciudadana y el exceso de militarización en el país. “¿Cuál es el delito que se ha cometido para que no pueda uno ir a cumplir con un deber y con un deber religioso?”, cuestionó.
La líder opositora María Corina Machado, galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2025, repudió la acción en la red X, calificándola como una escalada represiva del régimen de Maduro: “Lejos de intimidar con esta violencia desesperada contra la Iglesia, estas acciones solo logran una mayor unión y determinación del pueblo venezolano”. Remarcó la importancia espiritual y social de la celebración por la canonización de los santos venezolanos y exhortó a la sociedad a mantenerse unida y orante por la paz y la libertad del país.
El dictador Nicolás Maduro arremetió el lunes pasado contra el cardenal Porras durante un acto transmitido desde Caracas, acusándolo sin pruebas de “haber conspirado” durante años para impedir la canonización de José Gregorio Hernández. Según el líder bolivariano, la santificación se logró “a pesar de Porras y de su cofradía”, reiterando que sectores eclesiásticos han obstruido el proceso ante el Vaticano. Maduro aseguró haber presentado personalmente la causa de Hernández al papa Francisco, atribuyéndose el impulso decisivo para la canonización.
Estas declaraciones de Maduro surgieron poco después de que Porras, en una intervención en la Pontificia Universidad Lateranense en Roma, calificara la situación nacional de “moralmente inaceptable” por la merma de libertades ciudadanas, el incremento de la pobreza y la militarización gubernamental. Además, Porras reclamó la liberación de los presos políticos y la restauración de la autonomía de los poderes públicos. Estas observaciones refuerzan la división histórica entre el chavismo y la cúpula eclesiástica, ya señalada durante los gobiernos de Hugo Chávez y agravada en la actual coyuntura social y política.
La Iglesia católica venezolana, en medio de la polémica, anunció el miércoles la cancelación de una misa multitudinaria en Caracas por la canonización de Hernández, prevista para el sábado en el estadio de béisbol de la ciudad, por motivos logísticos y de seguridad. El sacerdote Armelim De Sousa, de la Arquidiócesis de Caracas, explicó que las solicitudes de entrada desbordaron la capacidad del recinto y negó que la suspensión respondiera a presiones políticas.
A pesar de las restricciones, desde las parroquias del país se mantienen vigilias y celebraciones litúrgicas en honor a los nuevos santos venezolanos, símbolo de esperanza para millones de fieles en un contexto de adversidad social.
(Con información de AFP)
hace 12 horas
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