
Convertirse en el nuevo Superman implica mucho más que lucir el icónico traje azul y rojo.
David Corenswet, encargado de dar vida a Clark Kent en la nueva película Superman: Legacy, emprendió una transformación física extensa que buscó responder a las exigencias del universo DC y al legado dejado por Henry Cavill. El compromiso con el personaje llevó al actor estadounidense, conocido hasta entonces por trabajos en series como The Politician y Hollywood, a modificar drásticamente su rutina diaria.
Desde su anuncio oficial como protagonista, el objetivo fue claro: lograr un físico imponente y musculoso apto para los estándares de un superhéroe. Corenswet reconoció públicamente que su complexión era naturalmente delgada.
Esa condición elevó el desafío inicial, según expresó a GQ su entrenador Paolo Mascitti—quien destacó: “David había estado entrenando intensamente antes de conocerle, pero es un tipo muy delgado por naturaleza. Mide 1,90 m, pero queríamos darle más volumen. Ha pasado de 90 kg a 108 kg”. El actor sistematizó su proceso físico, priorizando la constancia y un plan alimentario exigente que le permitiera aumentar masa muscular más rápidamente de lo convencional.

La expectativa no solo se basaba en alcanzar un nuevo estándar físico, sino también en superar el antecedente de Henry Cavill, condecorado por los seguidores del cómic como una de las versiones más robustas del superhéroe. La primera aparición oficial de Corenswet con el traje puso en evidencia los resultados: una figura musculosa que responde a los estándares del personaje ficticio más poderoso del panteón DC.
El diseño de la rutina de entrenamiento recayó sobre Paolo Mascitti, quien ya había transformado a otros actores para franquicias de acción. La estrategia adoptó el modelo clásico de tres días: empuje, tracción y piernas, combinado con una lógica de progresión en repeticiones y pesos.
Mascitti detalló: “Nos centramos en momentos como presses, pull ups, pull downs, rows. Cambiamos un poco con el tiempo, pero mantuvimos el enfoque en la sobrecarga progresiva para fomentar el crecimiento muscular, llevando la cuenta de las repeticiones y el peso e intentando avanzar cada semana”.

La frecuencia y la duración de los entrenamientos también resultaron significativas. Las sesiones, según Mascitti, no exigieron presencia diaria en el gimnasio, pero sí una dedicación intensiva: “Solo tenemos tres o cuatro sesiones a la semana, pero sigue entrenando dos horas al día”.
La metodología priorizó también el dominio técnico de los ejercicios, evitando innovaciones innecesarias: “Un montón de entrenadores buscan lo nuevo y espectacular, pero no se trata de los movimientos llamativos, sino de dominar el ejercicio, enfocarse en el rango de movimiento completo, dominar la fase negativa, estirar e intentar progresar en el peso y las repeticiones”.
En cuanto a preferencias personales, Mascitti señaló que, aunque Corenswet se desempeñó bien con las sentadillas, no encontró el mismo entusiasmo en las estocadas, describiéndolas como su “criptonita” dentro del gimnasio: “No es el mayor fan de ellas, pero las hace. Se le dan muy bien las sentadillas, pero no disfruta con las estocadas”.

El aumento de masa muscular necesitó un plan alimentario que estuviera a la altura de la demanda física. Corenswet debió modificar por completo su esquema calórico habitual. Así lo describió a E! News:
“Proteína en cada comida. Cinco veces al día. 250 gramos de proteína al día. Y después, suficientes carbohidratos y grasas junto a eso para subir de peso al ritmo más rápido que sea razonable, que son unas dos libras por semana. Mantuve eso durante cuatro meses. Y llegué a un máximo de 108 kilogramos”. El recuento diario se movía entre 4.500 y 6.000 calorías, de acuerdo a la fase del proceso de transformación.
El entrenador Paolo Mascitti validó la importancia del superávit calórico. Sobre la alimentación del actor, puntualizó: “Tomaba unas 6.000 calorías al día y su dieta era estricta, pero no tanto como me hubiera gustado. Le preguntaba por su dieta y ¡comía cereales! Me preguntaba: ‘¿Qué tienen de malo los cereales?’ Pero por eso es el Superman perfecto, tiene una expectativa realista de sí mismo y del papel”.

La transformación, basada en un ciclo de entrenamiento exigente junto a una dieta ajustada, dio como resultado cambios evidentes sobre el físico de David Corenswet. Él mismo lo sintetizó: “Seguí un régimen muy sencillo de levantar cosas pesadas y comer muchas calorías. Y dormir tanto como podía”. La consecuencia fue un incremento total de 18 kilos, con una progresión semanal de aproximadamente 0,91 kilogramos, sostenida durante cuatro meses.
El salto físico se hizo visible desde las primeras pruebas de vestuario. Las apariciones recientes del actor evidencian la construcción muscular lograda, destacando hombros y trapecios más robustos y una presencia corporal que coincide con la imagen clásica de Superman.