El 'penny', la moneda de 1 centavo de dólar, muere a los 232 años

hace 2 horas 1

El largo declive del "penny" hacia la irrelevancia terminó el miércoles en Filadelfia, cuando se acuñaron los últimos ejemplares.

El penny, como se le llamaba a la moneda estadounidense de 1 centavo de denominación, murió el miércoles en Filadelfia. Tenía 232 años.

La causa fue su irrelevancia y su costo excesivo, dijo el Departamento del Tesoro.

Ya no se podía comprar nada con una moneda de 1 centavo, ni siquiera las llamadas "golosinas de centavo". Además, el costo de acuñar la moneda de 1 centavo había subido a más de 3 centavos, un absurdo financiero que la condenó.

Los últimos pennies se acuñaron el miércoles por la tarde en Filadelfia. Funcionarios de alto rango del Tesoro estuvieron presentes en su viaje final. No se registraron últimas palabras.

En su apogeo, el centavo tuvo un inmenso impacto cultural. En la expresión "a penny for your thoughts", era el precio de los pensamientos ajenos. Era un símbolo de la frugalidad, ahorrada y/o ganada, con la frase "a penny saved (is a penny earned)", es decir a centavo ahorrado, centavo ganado. A veces podía ser bonito, como en la frase "a pretty penny", usada para hablar de una cantidad grande de dinero; y otras veces caer del cielo, cuando se hablaba de "pennies from heaven", sinónimo de la buena fortuna. ¿Y cuántas ideas nunca habrían salido a la luz sin que cayera la ficha, nos cayera el veinte o, como dice el dicho original, "the penny drops"?

Cuando se le recogía, se decía que traía buena suerte durante un período de 24 horas, una afirmación comúnmente hecha, pero que nunca fue probada por ningún estudio científico doble ciego.

En el lado más oscuro, un penny podía ser indudablemente malo, sobre todo cuando aparecía, por la expresión "turn up like a bad penny".

Se le vio en películas (Penny Serenade o La canción del recuerdo en español) y protagonizó canciones ("Penny Lover").

Su incursión en el calzado, concretamente en los mocasines llamados penny loafers, fue un gran éxito durante muchas décadas, y ese tipo de zapato con una ranura en la que cabe una monedita sigue estando disponible hoy en día.

En comparación, lo mejor que podía hacer la moneda de 5 centavos o nickle, era ser de madera, por la expresión "wooden nickel", que es sinónimo de estafa.

A la moneda de 1 centavo estadounidense le precedieron en la muerte su hermano menor, el medio centavo (1793-1857), y su primo el penny canadiense (1858-2012). La moneda de un penique británica, nacida en el siglo VII, increíblemente, la sobrevive.

El penny estadounidense nació en 1793 en Filadelfia. Su progenitor fue Alexander Hamilton, primer secretario del Tesoro y principal autor de la Ley de la Moneda, que dio origen a la moneda de 1 centavo y a sus hermanas.

La moneda de 1 centavo pasó por varias reinvenciones. Al nacer, llevaba una representación de la Dama de la Libertad. A partir de 1909, Abraham Lincoln ocuparía el anverso durante el resto de su metálica existencia.

El reverso de la moneda fue donde esta mostró más variedad, pues lo adornaron una cadena de 15 eslabones, una corona, tallos de trigo y el Lincoln Memorial. En 2009 aumentaron las variaciones, con una cabaña de madera y otros diseños. Más recientemente se le estampó un escudo de la Unión.

Al principio, la moneda de 1 centavo era estrictamente una moneda de cobre. En 1943, debido a la escasez de cobre relacionada con el esfuerzo bélico, se convirtió por un año en acero recubierto de zinc. A partir de 1982, y hasta su muerte, el penny, tan asociado a su color cobrizo, era en realidad un 97,5 por ciento de zinc y solo un 2,5 por ciento de chapado de cobre.

A medida que la moneda de 1 centavo fue entrando en su largo declive, cada vez era más frecuente encontrarla tirada casualmente en algún tarro en casa de alguien o vertida ignominiosamente en una bandeja con la leyenda "Llévate un penny" en los comercios. Aumentaron las peticiones de que se le practicara la eutanasia, alegando su obsolescencia. Al final, el presidente Donald Trump firmó su sentencia de muerte en febrero.

Incluso después de fallecida, la moneda de 1 centavo no desaparecerá de inmediato. Hay unos 250.000 millones de pennies en circulación y seguirán andando por ahí, acumulando polvo, o quizá, de manera muy muy inusual, se utilicen para ayudar a completar algún pago. A medida que desaparezcan lentamente las últimas monedas de 1 centavo, las empresas no tendrán más remedio que redondear las transacciones a la moneda de 5 centavos más cercana cuando tengan que lidiar con dinero en efectivo.

Con la desaparición del penny, los ojos preocupados de los entusiastas de las monedas se vuelven ahora hacia su viejo amigo, el nickel. Su poder adquisitivo también se ha reducido casi a cero, y su fabricación cuesta más de un dime, es decir, una moneda de 10 centavos.

Victor Mather , quien ha sido reportero y editor en el Times durante 25 años, cubre deportes y noticias de última hora.

Leer artículo completo