Angelina Jolie, una de las actrices más emblemáticas de Hollywood, tiene una historia que trasciende las pantallas. Hija del reconocido actor Jon Voight, su ascenso a la fama estuvo marcado por una serie de altibajos personales y profesionales que la llevaron a convertirse en una figura internacional tanto en el cine como en la filantropía.
Sin embargo, fue un papel en particular el que definió su carrera, permitiéndole enfrentar y superar una parte oscura de su vida. Ese papel fue el de Gia Carangi, una supermodelo cuya vida y muerte a una edad temprana resonaron profundamente en Jolie, publicó Far Out.
Aunque nacida en el corazón de Hollywood, la infancia de Angelina Jolie estuvo lejos de ser la típica de una estrella de cine. A los siete años, hizo su primer debut actoral en la película Intento de fuga, donde apareció junto a su padre, Jon Voight. Sin embargo, a pesar de esta oportunidad temprana en el mundo del cine, Jolie estuvo distanciada de su padre durante gran parte de su infancia.
Criada en un ambiente turbulento, se vio envuelta en una serie de problemas personales que marcaron su adolescencia. La joven actriz luchó contra la adicción a las drogas, el aislamiento emocional y, en un episodio estremecedor, llegó a contratar a un sicario para que la matara, un acto desesperado que reflejaba el dolor interno que estaba viviendo en ese momento.
A pesar de estos conflictos, Jolie encontró consuelo en la actuación, un refugio que, con el tiempo, se convertiría en su salvación. Fue a través del cine que empezó a entenderse a sí misma y a transformar sus demonios internos en algo más positivo.

Durante la década de 1990, Jolie comenzó a tomar papeles en películas como Cyborg 2, Sin pruebas, Hackers: piratas de la informática y El amor es todo lo que hay, pero fue en 1997 cuando realmente empezó a hacerse un nombre. En ese año, ganó un Globo de Oro por su interpretación en George Wallace, una película para televisión, pero fue el papel que aceptó después el que representó el verdadero punto de inflexión en su carrera.
Aunque el personaje se ajustaba a su experiencia personal de lucha contra las drogas, Jolie inicialmente dudó en aceptar el papel. En entrevistas posteriores, la actriz confesó que no quería interpretar a Gia porque temía que este personaje la llevara a un lugar demasiado oscuro y personal en su vida. De hecho, a pesar de sus reticencias, fue su miedo a lo que este rol pudiera desatar lo que, irónicamente, la convenció de que ella era la persona indicada para hacerlo.
"No quería hacerlo. No quería llegar a ese punto“, expresó Jolie en una entrevista con Variety. Sin embargo, una vez que aceptó el desafío, se dio cuenta de que interpretar a Gia la ayudaría a avanzar en su carrera, proporcionándole una catarsis personal. "Me identifiqué mucho con ella. Es el personaje más cercano a mí que interpreté. Pero, curiosamente, interpretar a Gia me permitió no convertirme nunca en ella“, explicó la actriz.
El estreno de Gia fue un éxito tanto crítico como de audiencia. La interpretación de Jolie fue aclamada por su realismo y la profundidad emocional que aportó al personaje. En 1998, la actriz ganó un segundo Globo de Oro por su trabajo en este proyecto, además de recibir otros prestigiosos galardones, incluido el Premio del Sindicato de Actores de Cine. Este papel consolidó a Jolie como una de las actrices más talentosas y audaces de su generación.
La película le permitió a Jolie superar algunos de sus propios demonios personales, catapultándola a una nueva etapa en su carrera. La interpretación de Gia le dio a la actriz una visibilidad que hasta ese momento no había alcanzado, y la posicionó como una de las actrices más destacadas de Hollywood.
Tras el éxito de Gia, Angelina Jolie continuó con una serie de papeles en películas aclamadas, que la catapultaron aún más al estrellato. En 1999, protagonizó Inocencia interrumpida (Girl, Interrupted), una película que le valió el codiciado Premio Oscar a Mejor Actriz de Reparto, un galardón que cimentó su lugar en la industria del cine. A partir de ahí, Jolie comenzó a diversificar sus roles y a asumir papeles en películas de acción y aventuras, destacándose como la heroína Lara Croft en Tomb Raider (2001), lo que la hizo aún más popular a nivel global.

Además de sus logros en la pantalla, Jolie se convirtió en una figura influyente fuera de los sets de filmación, dedicándose a causas humanitarias como Embajadora de Buena Voluntad de la ONU y realizando diversas labores filantrópicas, especialmente en áreas relacionadas con los refugiados y los derechos humanos.
Angelina Jolie tuvo una carrera llena de desafíos personales y profesionales, pero el papel de Gia Carangi en Gia fue el que realmente marcó la diferencia. Este rol la ayudó a recuperar su carrera, permitiéndole confrontar su pasado de una manera saludable. De ser una joven atormentada por las adicciones, Jolie pasó a ser una actriz de renombre mundial, cuyas interpretaciones siguen siendo una fuente de inspiración para futuras generaciones.
Su capacidad para transformarse en el personaje, su valentía para abordar temas tan personales y su éxito posterior en Hollywood demuestran que, incluso a partir del dolor, es posible encontrar una salida hacia la redención y el triunfo.