El otro Mundial sobre ruedas: el Campeonato de Sidecar FIM, uno de los eventos más extremos y llamativos del motociclismo

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Una carrera de Sidecars en el circuito de LeMans, durante 2024

Mientras la Fórmula 1 y el MotoGP acaparan la atención del planeta motor, en un rincón no tan visible del automovilismo internacional comenzó este fin de semana una nueva temporada de uno de los campeonatos más insólitos, exigentes y longevos del deporte: el Campeonato Mundial de Sidecar FIM. En Le Mans, Francia, veintidós parejas de siete países distintos se alinearon para dar el puntapié inicial a una disciplina que, aunque poco conocida para el gran público, lleva más de 70 años de historia a cuestas.

El británico Harrison Payne y el francés Kevin Rousseau llegaron al Circuito Bugatti como los flamantes campeones de 2024. Después de una temporada pasada marcada por una feroz rivalidad con la dupla suizo-alemana de Markus Schlosser y Luca Schmidt, la victoria en la última carrera del año pasado les otorgó su primer título mundial. Ahora, encaran 2025 con la presión de defender la corona en un campeonato que se correrá a lo largo de siete rondas, de abril a octubre, pasando por circuitos emblemáticos como Estoril (Portugal), Pannónia-Ring (Hungría), Most (República Checa), Assen (Países Bajos) y Oschersleben (Alemania).

Payne y Rousseau son losPayne y Rousseau son los vigentes campeones

Para quienes nunca han oído hablar del sidecar, la primera imagen suele ser la de una vieja motocicleta con un habitáculo lateral, más propio de una película de época que de una pista de alta velocidad. Pero la realidad del Campeonato Mundial de Sidecar dista mucho de esa imagen: lo que corre en pista es un vehículo de tres ruedas, bajo y aerodinámico, con un motor potente y un diseño futurista que combina elementos de moto y auto de competición.

El sidecar moderno puede superar los 250 km/h, y es conducido por dos personas: el piloto, que maneja el manillar, el acelerador y el freno; y el copiloto —conocido en el ambiente como mono o acróbata—, que debe moverse con precisión milimétrica para estabilizar el vehículo en las curvas y evitar que se desbalancee. No hay asiento, ni cinturón, ni margen de error. El copiloto se cuelga literalmente del vehículo, se lanza hacia los costados, se agarra de una única manija y se arrodilla en una plataforma. Cada curva es una coreografía física brutal.

En este deporte motor, el acompañante es clave en la performance de una carrera. En otras palabras, es la mitad del éxito ya que sin él, el vehículo puede no doblar de la forma correcta en una curva o ralentizar la velocidad si no se ubica estratégicamente en una recta.

El Campeonato Mundial de Sidecar nació en 1949, el mismo año que se crearon las categorías de 125 cc, 250 cc, 350 cc y 500 cc en motociclismo. De todas ellas, solo el sidecar sigue vigente hoy con ese formato original. A lo largo de las décadas, mientras MotoGP y sus predecesoras evolucionaban hacia un espectáculo global, el sidecar quedó relegado a una suerte de nicho (ubicado mayoritariamente en Reino Unido) entre los amantes del motociclismo extremo.

Los vigentes campeones no pudieronLos vigentes campeones no pudieron en el debut 2025 (@team45racing)

En sus inicios, los sidecars eran simplemente motos adaptadas con un apéndice lateral. Pero con el paso de los años, se fueron transformando en vehículos diseñados de forma integral, cada vez más ligeros, compactos y aerodinámicos. En los años 80, la FIM (Federación Internacional de Motociclismo) debió interceder para establecer reglas claras ante la proliferación de prototipos radicales y el avance de los constructores sobre el vehículo: una rueda trasera motriz, una delantera directriz, dirección por manillar quitando el volante, y la participación activa del copiloto como condición indispensable. Esas normas, con mínimos ajustes, se mantienen hasta hoy, junto con la autorización de que la rueda delantera incluyera una suspensión tipo automóvil.

En términos de historia, el Campeonato Mundial de Sidecar tiene momentos dignos de película. El británico Steve Webster, por ejemplo, fue campeón mundial en cuatro ocasiones y ganó seis Copas del Mundo entre 1987 y 2004. En 2016, la finlandesa Kirsi Kainulainen rompió la historia al convertirse en la primera mujer campeona del mundo de motociclismo como copiloto de su compatriota Pekka Paivarinta, quien ya había cosechado diversos títulos desde el 2008.

Así como grandes hitos y nombres propios icónicos, la disciplina también cuenta con su costado trágico. Las carreras en la Isla de Man, especialmente el Tourist Trophy, es una de las más riesgosas por sus espectaculares y repetidas curvas. Desde 2010, varios copilotos como Sandor Pohl (2013), Olivier Lavorel (2022), Bill Currie (2011) y Kevin Morgan (2011) han perdido la vida durante las competencias. Incluso Roger y Bradley Stockton (2022), equipo de padre e hijo, fallecieron durante la segunda carrera de sidecar del TT de la Isla de Man.

Los accidentes tienen un alto nivel de impacto visual y, a veces, terminan siendo fatales. Sin embargo, eso no detiene a los equipos, que cada año se presentan dispuestos a arriesgarlo todo.

Roger y Bradley Stockton perdieronRoger y Bradley Stockton perdieron la vida en 2022

Para 2025, el foco está puesto en el duelo que marcó la temporada pasada. Payne y Rousseau, con su Yamaha afinada y una coordinación casi telepática, quieren consolidarse como los nuevos dominadores del campeonato. Pero enfrente tendrán a Markus Schlosser, que ya sabe lo que es ser campeón (2021) y Luca Schmidt, que cuentan con la experiencia y sed de revancha de su lado.

Payne, que debutó recién en 2021, sorprendió al mundo sidecar con una progresión meteórica. A sus 24 años, es ya uno de los referentes de la nueva generación. Rousseau, francés, aporta la experiencia, la calma y una técnica que impresiona incluso a los más veteranos del paddock.

En la primera fecha de Le Mans, ambos dúos fueron protagonistas. Por el lado de los vigentes campeones, pese a hacer una gran carrera de sprint, en la general se vieron obligados a abandonar por una falla en el motor, lo que le permitió a Schlosser y su compañero Schmidt imponerse sin mayores obstáculos en el noroeste de Francia. El campeonato apenas comienza, pero el mensaje fue claro: no hay lugar para los errores. La segunda ronda tendrá lugar este fin de semana (26-27 de abril) en Estoril, Portugal.

El Campeonato Mundial de Sidecar es, en definitiva, una joya escondida dentro del universo motor. Sus reglas, su estética, su lógica interna y su espectacularidad lo convierten en un producto único. Tiene la emoción de las curvas de alta velocidad, el riesgo del motociclismo clásico y una dinámica en equipo que lo aleja de casi cualquier otra categoría.

¿Será este el año en que el sidecar empiece a ganar visibilidad en América Latina y el mundo hispanohablante? ¿Podrán Payne y Rousseau volver a triunfar y marcar una era como lo hicieron Webster o Reeves en su momento?

Por ahora, la historia se escribe curva a curva. Y para quienes se animen a mirar más allá de las luces de la Fórmula 1 o el MotoGP, hay un campeonato que combina historia, riesgo y pasión como pocos: el Mundial de Sidecar FIM.

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