Ya para las cinco de la tarde del pasado jueves 16 de octubre en el poblado de Baire, municipio Contramaestre, provincia Santiago de Cuba, a más de 900 kilómetros al este de La Habana, bullía el descontento. Cuenta a DLA un vecino del barrio La Salada que “hace casi dos años los apagones en la zona son como promedio entre 16 y 20 horas diarias. Cuando hay la crisis energética, cosa que pasa con frecuencia, arrecia aun más. Entonces estamos 30 y 40 cuarenta horas sin luz”.
“A eso suma otra ristra larga de problemas. Falta el agua, estamos como en la época feudal aliviando o curando las enfermedades con hierbas, mi familia y yo estuvimos dos semanas con ese virus extraño, que algunos dicen es dengue, otros oropuche, donde sientes dolores terribles en las articulaciones y fiebre de 40 grados y no hay siquiera duralgina para aliviar el dolor. Estamos cinco o seis días sin recibir el pan de la libreta y hace meses no llega el arroz a la bodega”, detalla el residente de Baire.
“Esto es insoportable. Una tortura planificada con la anuencia del gobierno. Es un crimen de lesa humanidad. La gente pasa mucha hambre. No hay persona que aguante. Baire está cada vez más aislada. Trasladarse a Santiago u a otra provincia es una hazaña. La válvula de escape de muchos es tomar ron o fumar marihuana criolla. Por las noches los muchachos se sientan en el parque a ver si pueden conectarse a internet y planear escapar de esta locura. Los que vamos quedando aquí son los viejos”, dice.
Una mujer que reside en el caserío marginal conocido como El Transformador, describe la zona como un auténtico Macondo caribeño. “La mayoría de las calles hace tiempo que perdieron el asfalto. La violencia intrafamiliar es habitual. Cualquier marido, borracho o que tuvo un mal día, le arrea un galletazo a su esposa. Todo el que puede escapa de este infierno. El gobierno nos está matando lentamente”
Y relata la génesis de la protesta. “Ya el poblado estaba muy caliente. Son demasiadas las miserias y carencias. Ese jueves, luego de 25 horas sin electricidad, la pusieron a las ocho de la mañana. Las familias se ponen a lavar y a cocinar. Una hora después, a las nueve, vuelven a quitar la luz. Y en algunas de Baire hay gente que lleva más de treinta días sin agua. Conectarse a internet es un milagro".
"Desde hace semanas un grupo de personas decíamos que la única salida era tirarse pa’la calle. Uno lee en las redes sociales que en La Habana y otras provincias cuando se protesta en la calle enseguida te ponen la luz, y estos mal paridos que gobiernan, te mandan camiones con comida y viandas. Es el miedo lo que contiene a mucha gente. Nadie quiere ir a la cárcel. Si en la calle estamos pasando muchísimo trabajo, imagínate en una prisión. Pero todo en la vida tiene un límite. Después de la cinco de la tarde, en El Transformador y en el barrio El Salao comenzaron a sonar los calderos y reclamar libertad. Cuando cayó la noche nos fuimos para el centro del pueblo”, señala.
“Se cuadró no gritarles ofensas al singao (Díaz-Canel), para que el gobierno no tuviera el pretexto de encarcelar a alguien por agraviar a un dirigente, que nos contaron era un delito en el código penal. La protesta fue con respeto, pero enérgica. Se gritó libertad, porque es lo que quiere la mayoría de los cubanos, y no tenemos miedo para que sepan que estamos puestos”, expresa.
Otras personas consultadas por WhatsApp cuentan que “la semana pasada Díaz-Canel, había amenazado al pueblo, después de varias protestas en La Habana, que no se podían trancar las calles ni reclamar con improperios. Queríamos demostrar que todo es una mentira de esos HP. Que el partido comunista no acepta que el pueblo levante la voz. Quieren evadir su responsabilidad en la actual crisis económica. Ellos son los culpables, crearon la crisis y no tienen soluciones. Cuando la gente supere el miedo, va a salir a protestar a la calle con el machete en la mano. Como los mambises en Baire”.
Un vecino relata que “cientos de personas marcharon por varias calles del pueblo gritando 'libertad' y 'no tenemos miedo'. Incluso en la actual Constitución se permiten las protestas pacíficas. Pero todo es un cuento. Nos tienen aplastados con la bota encima y son tan desalmados que prohíben que la gente proteste. Esa noche, a pesar de la carencia de combustible, movilizaron camiones con boinas negras y un montón de policías, agentes de la Seguridad del Estado y chivatos del pueblo. No hay transporte para un velorio o para trasladar a un enfermo. Pero para reprimir sí tienen recursos”.
La policía política utiliza desde las masivas protestas del 11 de julio de 2021 la estrategia de identificar a presuntos líderes, detenerlos y luego aplicarle de modo ejemplarizante extensas sanciones penales. Jóvenes que protestaron el 11J fueron sancionados entre 4 y 12 años de prisión. En Nuevitas, Camagüey, en 2022, Mayelín Rodríguez Prado, La Chiqui, fue sancionada a 15 años de cárcel solo por filmar la protesta.
Ramsés, abogado, explica “que los juicios ejemplarizantes y las largas condenas son un modus operandi tradicional del gobierno. Suelen usar los términos mercenarismo, atentar contra la paz mundial, la Seguridad del Estado o subversión que no se ajusta a lo sucedido. Es una completa aberración jurídica esas sanciones. Violan incluso la Carta Magna que permite las protestas pacíficas”.
Durante la dictadura de Fulgencio Batista, Fidel y Raúl Castro, después de asaltar un cuartel militar en Santiago de Cuba fueron sancionados con 15 y 13 y años de privación de libertad y amnistiados dos años después. Las condiciones carcelarias las describió el propio Castro en sus memorias: cenaba espaguetis con camarones, rociado con aceite de oliva, fumaba tabacos H. Upmann No.4 y contaba con un amplio catálogo de libros en su celda. Muy diferente al trato degradante y las torturas que han sufrido, y sufren, los presos políticos en Cuba.
Regresemos al poblado de Baire. Ya desde la noche del jueves 16 de octubre se desplegó “un fuerte operativo policial. Militarizaron la zona. Y a la mañana siguiente comenzaron las detenciones”, dice un poblador. Según algunas fuentes fueron detenidos Osmani Heredia Delfín y Antonio Basto Riverón, conocido como Ñico. A este último, cuando “las autoridades intentaban llevárselo, fue liberado tras la intervención de su familia en la unidad policial”, informó Justicia 11J. La detención de Erlis Sierra, un médico de 24 años, que fue detenido por agentes de la policía en su vivienda en la barriada El Transformador, provocó un amplio descontento en Baire.
“Erlis es un muchacho muy educado. Todo el mundo lo quiere en la zona. Estuvo presente en un supuesto diálogo que el gobierno preparó con varios dirigentes municipales y del consejo popular. Rebatió punto por punto las mentiras de esos funcionarios. Al poco tiempo la Seguridad del Estado lo detuvo y se lo llevó al centro de operaciones de Santiago de Cuba”, comenta una vecina.
La policía política forzó a Erlis a grabar un video de retractación durante su detención tras las protestas pacíficas en Baire. Esa forma de actuar es una táctica gastada de la Seguridad del Estado. Se ha utilizado con activistas, disidentes e intelectuales como Heberto Padilla. Es un método copiado de los sicarios de la antigua KGB soviética. La diferencia es que en la URSS luego de la retractación, un verdugo te pegaba un disparo en la sien.
La dictadura cubana, por ahora, sustituyó el tiro en la cabeza por muchos años tras las rejas.