El cohete New Glenn, con una altura de 98 metros, logró concretar su lanzamiento en la tarde del jueves desde Cabo Cañaveral, Florida, con dos sondas científicas de la NASA.
El exitoso despegue, realizado por Blue Origin, propiedad de Jeff Bezos, quedó precedido por una secuencia de cancelaciones generadas por condiciones meteorológicas adversas tanto en la superficie como en el espacio, en uno de los contextos de actividad solar más elevados de los últimos años.
En la cuenta de X de Blue Origin informaron que durante el descenso final, los tres motores BE-4 centrales del propulsor del cohete se encendieron nuevamente para frenar la nave. Funcionaron durante unos 20 segundos y luego los dos motores exteriores se apagaron. El motor central ayudó a guiar la nave para un aterrizaje seguro. Después, se desplegaron las seis patas de aterrizaje del New Glenn, con la intención de lograr un aterrizaje suave.
Cabe recordar que el miércoles 12 de noviembre una fuerte tormenta geomagnética retrasó la operación, marcando un hito al mostrar los límites que sigue imponiendo la naturaleza sobre la era espacial.
Blue Origin llevó adelante el lanzamiento tras dos reprogramaciones. La primera postergación respondió a mal tiempo en la zona de lanzamiento. La segunda fue consecuencia directa de una tormenta solar intensa, fenómeno que cubrió amplias zonas de Norteamérica con auroras boreales inusuales —incluso en el mismo estado de la Florida—, y forzó a los ingenieros a demorar el procedimiento para proteger tanto la nave principal como los instrumentos científicos que viajaban a bordo.
La decisión de aguardar mejores condiciones se sostuvo sobre criterios técnicos estrictos. Durante episodios de gran actividad en el Sol, la radiación y el incremento de partículas cargadas pueden alterar la atmósfera superior, degradar señales de comunicación, distorsionar el GPS y elevar el riesgo de error durante la etapa crítica de ascenso. El Centro de Predicción del Clima Espacial de la NOAA informó que esa tormenta estuvo entre las más severas en dos décadas, lo que impactó en sistemas eléctricos, redes satelitales y navegaciones aéreas en varias regiones.
En diálogo con Infobae, el astrónomo Diego Bagú, de la Universidad Nacional de La Plata, apuntó: “Es la primera vez que se lanza una nave a Marte con este tipo de trayectoria. Generalmente, las naves a Marte se envían de manera ‘directa’, trazando las sondas una órbita con forma de arco a lo largo de unos 7 u 8 meses. En este caso, las naves Escapade (son dos módulos) han sido lanzadas hacia lo que se denomina el ‘Punto de Lagrange L2′, una zona de espacio ubicada a unos 1,5 millones de kilómetros de la Tierra".
“Una vez lanzadas, ambas naves realizarán un recorrido alrededor del punto L2 cuya ruta tiene una forma similar a un riñón, para luego regresarlas muy cerca de la Tierra. En ese preciso momento, las sondas recibirán una ‘asistencia gravitatoria’ por parte de la Tierra. Es decir, la gravedad terrestre hará que las naves se acerquen a nuestro planeta, acelerándolas y ‘empujándolas’ hacia Marte”, dijo Bagú.
Durante el descenso del New Glenn, los tres motores BE-4 centrales del propulsor se activaron nuevamente por 20 segundos, permitiendo frenar la nave y completar un aterrizaje controlado que finalizó con el despliegue de sus seis patas de aterrizaje
(EFE/ Blue Origin)
Y amplió: “¿Cuál es la ventaja de esta nueva técnica o trayectoria? Para enviar una nave a Marte, debemos esperar las posiciones adecuadas de este planeta y la Tierra mientras giran alrededor del Sol. Esa posición óptima se da cada dos años. Es decir, la posibilidad de enviar una nave a Marte la encontramos en períodos bianuales. La ventaja de esta nueva técnica reside en que de ahora en más no será necesario esperar ese tiempo sino que podríamos enviar una nave a realizar un recorrido alrededor del punto L2 para luego ser impulsadas por nuestro propio planeta hacia el planeta rojo".
"Se suspende el lanzamiento de hoy por la actividad solar y los posibles peligros para la nave ESCAPADE“, comunicó Blue Origin en la red X el miércoles, ilustrando cómo el clima espacial puede condicionar incluso proyectos multimillonarios. La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio y la compañía de Bezos optaron por el protocolo de máxima precaución: prioridad absoluta a la seguridad, sin margen para imprecisiones en telemetría, enlace de datos o maniobras de guiado.
La plataforma 36 de la Estación de la Fuerza Espacial en Cabo Cañaveral permaneció en silencio durante horas hasta que la nueva ventana de lanzamiento pudo establecerse para la tarde del jueves, en el rango horario definido entre las 19:57 y las 21:25 GMT, siempre bajo monitoreo de los índices de radiación solar.
La misión, denominada ESCAPADE —Escape and Plasma Acceleration and Dynamics Explorers—, representa uno de los proyectos científicos recientes más relevantes para la exploración marciana. Las sondas, fabricadas por Rocket Lab, tienen por objetivo explorar cómo interactúan el viento solar y el campo magnético de Marte, un proceso que en el pasado modeló la atmósfera del planeta. Los dispositivos gemelos viajarán en conjunto, y se prevé que llegarán a órbita marciana en 2027.
El propio diseño de ESCAPADE parte de la idea de misiones económicas y modulares: dos pequeñas naves de observación centralizadas para evitar los altísimos costos de los grandes lanzamientos tradicionales. Entre los objetivos figuran la detección y modelización de la erosión atmosférica y el estudio de los flujos de plasma alrededor de Marte, para comprender no solo la historia del planeta rojo sino también los riesgos que enfrentan futuras misiones humanas con el incremento de la actividad solar.
El lanzamiento de New Glenn, a su vez, implicó el debut comercial del más grande de los cohetes de Blue Origin y su apuesta directa para competir contra los lanzadores de SpaceX en el segmento de misiones interplanetarias y satelitales. La nave había logrado su primer vuelo de demostración en enero de 2025, aunque con dificultades en el aterrizaje de la etapa primaria. Cada retraso del calendario, como informó Infobae, sumó presión logística y financiera en una industria altamente regulada y de máxima visibilidad internacional.
La paradoja científica y tecnológica de ESCAPADE radica en que las sondas, diseñadas para estudiar las consecuencias del viento solar sobre Marte, fueron detenidas precisamente por el fenómeno que investigarán. La comunidad científica destacó el valor de esta coincidencia como advertencia: la meteorología espacial puede alterar planes de exploración y exponer vulnerabilidades en los sistemas de navegación y seguridad, incluso con los más altos estándares de ingeniería.
La tormenta solar provocó interferencias en radares y sistemas GPS, un riesgo que obligó a suspender temporalmente todos los lanzamientos comerciales (NASA)
El reto de manejar los ciclos solares —cada 11 años el astro alcanza un período de erupciones— moviliza a astrofísicos, ingenieros y responsables de agencia para incorporar pronósticos espaciales en la toma de decisiones. Los riesgos no solo afectan lanzamientos: pueden interrumpir sistemas eléctricos en tierra, como ocurrió en Canadá durante 1989, cuando un fenómeno similar dejó a millones de personas sin energía eléctrica.
La coordinación entre NASA, Blue Origin, el Centro de Predicción del Clima Espacial de la NOAA y la Administración Federal de Aviación permitió elegir la ventana de oportunidad más segura, mientras se monitoreaban las manchas solares y las eyecciones de masa coronal desde observatorios especializados. En ese proceso, los ingenieros efectuaron revisiones de todos los sistemas del New Glenn y las sondas, manteniéndolas protegidas dentro de la cofia hasta la luz verde para el despegue.
El interés por la misión va más allá del propio Marte: ESCAPADE buscará datos sobre la erosión atmosférica producida por el viento solar, pero también servirá como banco de pruebas para comprender la exposición de satélites, redes eléctricas y naves a los incrementos de radiación interestelar. El desenlace, tras días de incertidumbre y cuidadosa evaluación, marcó un avance en la agenda de misiones interplanetarias no tripuladas y muestra cómo la tecnología y la ciencia espacial deben seguir adaptándose a los ritmos y limitaciones que impone el Sol.
hace 3 horas
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