
Cuando se trata de la instalación del refrigerador en el hogar, muchas personas cometen un error común que impacta directamente en su factura de energía. Se cree que el electrodoméstico solo debe estar en un lugar accesible y de fácil uso, sin considerar factores técnicos que pueden influir en su eficiencia energética.
Un aspecto esencial que la mayoría de los usuarios pasa por alto es el espacio en el que colocan su refrigerador. Aunque la elección de la ubicación puede parecer trivial, la verdad es que un lugar mal elegido puede hacer que el aparato trabaje más de lo necesario, aumentando el consumo de electricidad.
De acuerdo a la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), la correcta instalación del refrigerador depende de su acceso, de su posición frente a fuentes de calor y su ventilación.

Una de las pautas clave de la OCU es evitar colocar el refrigerador cerca de fuentes de calor. Esto incluye la cercanía al horno, a la estufa o incluso a las ventanas donde pueda incidir la luz solar directa.
Las altas temperaturas exteriores obligan al refrigerador a trabajar más para mantener una temperatura interna adecuada, lo que incrementa su consumo energético, porque el compresor tiene que hacer un esfuerzo adicional para enfriar el interior del electrodoméstico, lo que se traduce en un gasto innecesario de energía.
Asimismo, el impacto de la cercanía a fuentes de calor es tan alto que puede aumentar el consumo de energía de un refrigerador en hasta un 20%. Para evitarlo, es crucial ubicar el electrodoméstico en una zona de la casa donde no reciba calor directo, preferentemente en un área con temperatura ambiente constante.

El correcto funcionamiento de un refrigerador no solo depende de la temperatura ambiente, sino de la ventilación adecuada que debe tener para evitar el sobrecalentamiento del motor.
Instalar el refrigerador muy cerca de una pared o de otros electrodomésticos impide que el aire circule libremente, lo que obliga al aparato a trabajar más de lo necesario. Según la OCU, se debe dejar al menos 10 centímetros de espacio detrás y a los lados del refrigerador para permitir una adecuada circulación del aire.
Los fabricantes suelen incluir en los manuales de instrucciones las especificaciones exactas sobre el espacio necesario para la ventilación, y la OCU sugiere seguir estas indicaciones al pie de la letra para asegurar un funcionamiento eficiente.

No todos los refrigeradores son iguales, y la eficiencia energética puede variar dependiendo del modelo y tipo. Los modelos más modernos suelen ser más eficientes en cuanto al consumo de energía, pero incluso estos pueden experimentar un aumento en su gasto energético si no se instalan correctamente.
La OCU señala que, independientemente de la tecnología del refrigerador, la ubicación sigue siendo un factor determinante. Los electrodomésticos de doble puerta o los modelos con dispensadores de agua pueden tener un mayor consumo de energía si están mal ubicados.
Además, algunos modelos más antiguos, que no cuentan con tecnologías de ahorro energético, son aún más susceptibles a la ineficiencia si no se les proporciona el entorno adecuado.

La ubicación ideal para un refrigerador es en un área fresca y bien ventilada de la cocina o el hogar, alejada de las fuentes de calor. Los rincones cercanos a las ventanas o a las estufas no son adecuados, porque pueden incrementar el esfuerzo del refrigerador para mantener una temperatura interna adecuada.
De acuerdo con la OCU, las cocinas interiores, que no reciben calor directo de las ventanas, suelen ser una opción más eficiente para colocar un refrigerador. Además, es importante considerar la disposición de otros electrodomésticos, dejando suficiente espacio entre ellos.
Es crucial que el refrigerador esté lo más cerca posible de la zona de preparación de alimentos, pero siempre considerando la ventilación y el alejamiento de fuentes de calor. Esto no solo optimiza el consumo energético, sino la funcionalidad en el uso cotidiano.