
La Compañía de Jesús recordó este jueves al papa Francisco, uno de sus más destacados miembros, y valoró su compromiso con la pobreza y la humildad, que mantuvo a lo largo de sus más de 12 años en el Vaticano.
Durante un homenaje en la Curia General de Borgo Santo Spirito, el Padre Arturo Sosa SJ, secretario general de los jesuitas, se refirió a Francisco como “una persona normal”, que se sentía como uno más dentro del grupo, y que no tenía problemas a la hora de reconocer sus propios límites. Asimismo, señaló que con él era posible discrepar al igual que dialogar, lo que daba cuenta de su capacidad de escucha y discernimiento.
“Era un hombre de Dios que no buscaba agradar a todos ni medir su desempeño con base en un índice de popularidad. Asimilando el Evangelio de Jesús y extrayendo conclusiones de la historia de hombres y mujeres de Dios que se convierten en profetas y santos, sabía que sus acciones y decisiones no agradarían a todos”, dijo a continuación, antes de sumar para el Santo Padre “lo importante era escucharnos, dialogar con la complejidad de la realidad, escrutar los signos de los tiempos y, en la oración, en familiaridad con su Señor, discernir lo que más convenía en cada momento”.

En ese sentido, en su homenaje, Sosa se refirió al intenso trabajo de Francisco durante sus más de 12 años de pontificado, en los que condujo a la Iglesia Católica por un camino de cambios, resistidos por algunos sectores pero muy celebrados por otros.
Según el Padre, Francisco debería ser considerado el “Papa reformador” por al alcance de sus medidas, especialmente aquellas introducidas a sabiendas de que no llegaría a ver los resultados de sus procesos, pero que permitieron que la Iglesia avanzara.

Es por ello que, pese a haber adelantado que no haría comentarios sobre el próximo líder del Vaticano hasta que no sea electo, Sosa señaló que quien ocupe ese lugar debe ser “el sucesor de Pedro, no el sucesor de Francisco”, aunque consideró oportuno mantener la postura adoptada por Bergoglio ante ciertos temas, como los conflictos mundiales y el sufrimiento de la humanidad en países de todos los continentes.
Quien esté llamado a guiar a la Iglesia debe tener “una visión universal, que no quiere decir una visión internacional. No se trata de tener un enfoque corporativo multinacional sino de tener una perspectiva que apunte a reconocer las diferencias porque estas no son barreras sino una riqueza”, explicó.

“El mundo, donde la universalidad está en riesgo, necesita paz, debemos construirla nosotros”, insistió en ese sentido, antes de recordar las palabras del Santo Padre a su regreso de la 110 Jornada Mundial del Migrante del Refugiado de 2024: “Abran sus ojos y corazones para que cada encuentro con los necesitados se convierta en un encuentro con Jesús”.
De todas formas, Sosa aseguró, en nombre de los jesuitas, que el grupo apoyará a quien sea que resulte de la votación de los purpurados, en cumplimiento de su voto de obediencia.

“Todo Papa es elegido para calzar las sandalias del pescador. Buscamos a un hombre de Dios y nos pondremos a su servicio”, dijo con confianza.