
A sus 53 años, Liam Gallagher, el emblemático exlíder de Oasis, ha dejado atrás la imagen de estrella del Brit-Pop asociada a excesos y noches interminables para convertirse en un referente inesperado de vida saludable.
Con la exigente gira Oasis Live ’25 Tour 2025, el músico transformó radicalmente sus hábitos, al apostar por una rutina de entrenamiento físico y una alimentación saludable que marcan un giro notable en su trayectoria personal y profesional.
Durante años, Gallagher fue sinónimo de rebeldía, fiestas y un estilo de vida poco compatible con la longevidad sobre los escenarios. Sin embargo, la inminente vuelta de Oasis y la necesidad de afrontar conciertos de alto voltaje han impulsado un cambio profundo.
El propio artista dejó atrás el alcohol y el tabaco, para optar por un enfoque disciplinado y constante en su día a día. La motivación principal, radica en la voluntad de mantenerse en forma y rendir al máximo durante la gira, demostrando que la edad no es un obstáculo para reinventarse.

El nuevo régimen de entrenamiento de Gallagher combina actividades cardiovasculares, fuerza y flexibilidad, con una clara preferencia por el ejercicio al aire libre. El cantante realiza caminatas diarias de al menos 8 kilómetros, alterna con carreras ligeras y dedica tiempo al descanso.
Además, disfruta de correr tanto en cinta como en rutas naturales, y suele compartir en redes sociales imágenes de sus paseos por la montaña o en bicicleta. La constancia es su principal secreto.
Por su parte, SuperStrong UK amplíó que la rutina de Gallagher incluye sesiones regulares de running, con distancias de entre 5 y 10 kilómetros, y ejercicios de fuerza enfocados en movimientos funcionales como sentadillas, peso muerto y press de banca.
El músico utiliza pesas libres, bandas de resistencia y kettlebells, priorizando la funcionalidad sobre la estética. Además, incorpora estiramientos y prácticas de bajo impacto como yoga o pilates, que favorecen la recuperación y previenen lesiones, aspectos clave para afrontar el ritmo de una gira internacional.
El cambio de hábitos no se limita al entrenamiento físico. La alimentación pasó a ocupar un lugar central en la vida de Gallagher.
El artista redujo notablemente el consumo de alcohol y ha dejado atrás la dieta basada en “papas fritas y cigarrillos” que él mismo bromeaba sobre su pasado. Ahora, su menú prioriza las proteínas, los vegetales frescos y los cereales integrales.
Aunque no eliminó por completo el alcohol, todavía disfruta de una Guinness ocasional, la moderación se convirtió en la norma. La clave del éxito de Gallagher reside en la constancia y la capacidad de mantener el equilibrio sin caer en extremos.
Los resultados de esta transformación son evidentes tanto en el plano físico como mental. Gallagher ha perdido peso, ha recuperado energía y afronta cada concierto con una claridad renovada.

“Siempre he tenido energía para actuar, pero ahora tengo que asegurarme de que mi cuerpo pueda seguir el ritmo. No se trata de parecer un chico de gimnasio, sino de sentirse ágil y fuerte”, declaró el músico en una entrevista a GQ. Esta actitud pragmática y realista ha influido positivamente en su desempeño sobre el escenario y en su bienestar general, consolidando una imagen de resiliencia y adaptación ante el paso del tiempo.
El contraste con su hermano Noel Gallagher resulta inevitable. Noel optó por un régimen aún más estricto, con la ayuda de un entrenador personal y una dieta personalizada que excluye azúcares refinados.
Mientras ambos comparten el objetivo de mantenerse en forma para la gira, sus métodos reflejan personalidades distintas: la disciplina perfeccionista de Noel frente al enfoque más flexible y natural de Liam.